MURCIA. Las elecciones del 28 de mayo plantean varios interrogantes en alto. El más obvio es saber quién ocupará el trono del Palacio de San Esteban. También entrañan otras grandes incógnitas que sólo las urnas podrán despejar. El ciudadano soberano tendrá la última palabra con su voto.
La Región de Murcia es el escenario de un gran duelo por la derecha política: PP y Vox compiten por adueñarse del votante conservador, que en la Región ha sido tradicionalmente mayoritario (los bloques 60%-40% entre conservadores y progresistas que ven todos los politólogos). El fichaje de Alberto Garre ha puesto en evidencia que Vox busca hacer un boquete en el caladero del PP al incorporar un histórico dirigente popular que militó durante décadas y que, además, es el único de los últimos expresidentes que está impoluto de toda mácula de la corrupción (Pedro Antonio Sánchez fue condenado y Ramón Luis Valcárcel se sentará en el banquillo de los acusados).
Vox sale a por todas. Pero, ¿hasta qué punto crecerá? ¿Cuál es su techo? ¿Cuál será realmente su influencia a partir del 28M? Recordemos que en 2019 consiguieron 61.000 votos frente a los 210.000 del PP. Vox tiene que mejorar mucho si quiere ser decisivo. También hay preguntas sobre los populares: ¿Lograran la mayoría absoluta? ¿O se quedarán lejos? El PP, que viene de cosechar su peor resultado (16 escaños en 2019), sabe que si quiere ganar con holgura debe acercarse a la barrera de los 250.000 papeletas. En 2015 consiguieron 236.000 y se quedaron a las puertas de la mayoría absoluta, aunque entonces existían las cinco circunscripciones.
¿Y dónde están jugando esta partida dos formaciones que se definen liberales en el aspecto económico -ambos abogan por bajar impuestos-, de pensamiento conservador y antisanchistas? O dicho de otro modo: ¿qué asunto los diferencia? El agua. La batalla por los agricultores y el Mar Menor ha llegado a abrir un abismo entre López Miras y José Ángel Antelo, con posiciones enfrentadas. Mientras que Vox abraza las tesis de la Fundación Ingenio, el Gobierno regional, por medio de su portavoz, no dudó en combatirlas, al declarar que "nadie ha perjudicado tanto a la agricultura como la Fundación Ingenio", el lobby que representa a más de 45 cooperativas y empresas agrícolas del Campo de Cartagena. El Ejecutivo también señaló que es "tremendamente irresponsable, además de mentira, afirmar que la contaminación del Mar Menor sea por las aguas fecales". Un mensaje opuesto a Vox. Antelo ha impulsado sus denuncias contra la actividad de los municipios ribereños, llegando incluso a pedir sanciones para sus alcaldes. El dominio del relato de la política agraria marca la diferencia. Vox juega la baza de no tener hemerotecas y abraza antiguas reclamaciones como la recuperación del Trasvase del Ebro mientras que los populares han visto que, si no quieren sufrir un agujero de votos en el campo, deben entrar en acción.
Ciudadanos obtuvo 78.000 votos en 2019 y 79.000 en 2015. ¿Dónde irán a parar ahora? Es el jugoso pastel que se disputan PP, Vox y el PSOE, cada uno desde distintas esferas. El PP quiere recuperar a ese votante liberal que le castigó apostando por otro partido de corte similar; Vox quiere sacar tajada de ese votante de centro derecha que todavía recela del PP y que no ve con buenos ojos las últimas noticias sobre sus expresidentes o que siente tibieza con el asunto del agua; el PSOE quiere atrapar al elector de centro izquierda. Muchos analistas creen que la mayoría del votante naranja de la Región se sitúa más hacia la derecha que hacia la izquierda, como así dan a entender algunas encuestas que señalaron que 7 de cada 10 votantes estaban en contra de la moción de censura contra López Miras. Pero esa conjetura sólo la pueden responder los ciudadanos con su voto.
No todo se evaporará. Ciudadanos se dejará la piel por al menos alcanzar el 3% de los votos, el mínimo para entrar en la Asamblea Regional. Retendrá adeptos, a buen seguro. La incógnita es cuántos. Y ahí está la llave de la supervivencia de los naranjas. Como curiosidad, si sumamos los votos de PP, Vox y Cs en 2019 salen 349.000, todavía inferiores al tsunami de apoyos que logró en 2011 Ramón Luis Valcárcel, cuando obtuvo la victoria más abultada de la historia de la Región, con 33 escaños.
La izquierda hace números. Habida cuenta de que una mayoría absoluta es muy complicada -por no decir una quimera-, el PSOE necesita reunir el máximo número de respaldos y que sus aliados también aporten. Es decir: volver a la fórmula de 2019. Entonces el PSOE dio el golpe y consiguió 17 escaños, al acaparar 211.000 votos. ¿Y ahora? ¿Llegará Vélez a los 200.000? Descontando el histórico resultado de 2019, hay que remontarse hasta las elecciones de 2007 -o sea, hace un mundo- para encontrar una cifra similar en el PSOE. Pero es que no les vale otra si quieren tener opciones.
Por otra parte, Podemos e Izquierda Unida concurren aliadas, lo que les garantiza un suelo mínimo. Los morados vienen de un mal resultado (dos escaños), con 36.000 votos, muy lejos de sus días de gloria de 2015, cuando lograron 83.000 apoyos. Izquierda Unida, que desapareció del Parlamento en 2015, espera, al menos, aportar los 13.000 votos de 2019. Todo suma. Todo aporta en un contexto regional muy complicado para los partidos progresistas. Pero, ante todo, la izquierda necesita movilizarse como nunca si no quiere volver a la oposición otros cuatro años más.
Si hay un municipio especialmente difícil de predecir el resultado electoral ese es Cartagena. Ningún pleno está más fragmentado que el cartagenero, con una amalgama de ideas políticas muy distintas: el hoy dueño de la Alcaldía y antaño partido hegemónico, PP; el cada más vez más influyente MC Cartagena, que sabe lo que es gobernar y también ganar unas elecciones; el PSOE y su particular división, fracturado entre los fieles al partido y los afines a Ana Belén Castejón; Vox, que también pesca en la ciudad portuaria; y sin olvidar a Ciudadanos, que quiere seguir vivo, ni a Podemos e Izquierda Unida, que esta vez vuelven a concurrir en coalición.
La mayoría absoluta se antoja muy difícil; y la gobernabilidad, también. Sobrevuelan muchas preguntas: ¿Tiene techo Pepe López? ¿Cuántos votos recuperará el PP de Noelia Arroyo? ¿Qué espacio habrá para el PSOE de Manolo Torres y Sí Cartagena de Ana Belén Castejón? ¿Crecerá Vox en Cartagena? Y sobre todo: ¿quién pactará con quién? Precisamente esta semana Arroyo movía ficha, pidiendo al resto que se pronuncien si están dispuestos a apoyar la lista más votada. Los últimos tres regidores no ganaron sus respectivas elecciones.
La plaza de Cartagena es además muy codiciada. No sólo por la obviedad de su importancia -por población y envergadura histórica-, es que el resultado autonómico puede estar muy condicionado por lo que suceda en la ciudad portuaria. Conjeturemos: un apoyo flojo del PP puede lastrar a López Miras en su anhelo por una victoria contundente, y al contrario: un PP fuerte le puede aupar a la mayoría aplastante. Un Vox menguante puede echar de menos el apoyo de Cartagena. Y así sucesivamente. El voto municipal y el autonómico no tiene por qué estar estrechamente ligado, pero sí está muy vinculado. Cartagena es una pieza clave y estratégica en el tablero del 28M.
¿Quién ganará la partida municipal del 28M? En 2019 el PSOE se impuso al PP en esta particular contienda. Los socialistas acapararon 12 mayorías absolutas frente a las siete populares: por un lado, Águilas, Los Alcázares, Alhama de Murcia, Beniel, Bullas, Calasparra, Campos del Río, Jumilla, Lorquí, Mula, La Unión y Villanueva del Río Segura; por otro, Alcantarilla, San Javier, San Pedro del Pinatar, Yecla, Archena, Ojós y Ulea.
A día de hoy, el PSOE maneja 23 Alcaldías frente a las 18 de PP. El mapa municipal de la Región se completa con los bastones de mando de Ciudadanos en Aledo y Cehegín (si bien sus alcaldes ya no son naranjas), Totana, con Izquierda Unida al frente, y Torre Pacheco, con el Partido Independiente (PITP).
Si miramos el 'top 5' de los municipios más poblados (que suman casi 900.000 habitantes), el PSOE gobierna Murcia, Lorca y Molina de Segura, frente a Cartagena y Alcantarilla. Esa es otra de las grandes batallas.
No todo se reduce a grandes siglas. Otras fuerzas minoritarias buscan entrar en la Asamblea Regional. Hablamos de los cartageneristas de MC (lo llevan persiguiendo varios años), la Coalición Verde de Más Región y Equo, Por mi Región (los regionalistas), Pacma, Valores (una escisión de Vox), además de otras como Tercera Edad en Acción. El mínimo para obtener un escaño es el 3%. En las anteriores comicios ese umbral se situó en torno a los 20.000 votos. ¿Lo conseguirán?