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tribuna política / OPINIÓN

Carcoma literario

9/02/2024 - 

MURCIA. En un santiamén tenemos con nosotros la Cuaresma y con ella siempre se nos ha recordado que estamos en tiempos de conversión y sacrificio. No dudo que España lleva algunos años de profundos sacrificios internos, mucho más: toda una Cuaresma y Semanas Santas enquistadas de ayunos de libertad. Ante la marejada de incoherencias hacia nuestra ciudadanía, los medios de comunicación nacionales adictos a "la voz de su amo" nos anuncian que ahora, tras la mala polvareda del Ministerio de Cultura y entre amnistías y diversos torpedos de alta cualificación, nos desean meter por la región inguinal la muerte de nuestra literatura. Desde Antonio de Nebrija, Dante o Petrarca y desde Aristóteles, Sócrates o Cicerón hasta mucho más allá del Siglo de Oro, donde se torpeará a lo bestia para dejar paso a la única apuesta que los libertarios energúmenos y grandes laicistas de la posverdad desean asumamos: la Escuela de Fráncfort de 1930.

También quedarán atrás José Jiménez Lozano (Premio Cervantes 2002), Stefan Zweig, Enmanuel Carrére (Princesa de Asturias) y no me extrañaría que Tolkien o Antón Chéjov. Todo un despropósito. Nuestro Calderón de la Barca y otros grandes no se lo merecen. Sería bueno dar un breve repaso a todo lo útil que nos viene desde ella, desde la Literatura, pues ella siempre nos ha abierto espacios mentales.

"La conciencia y el mundo literario algo tiene que platicar"

Pongamos un ejemplo: ante una pintura o fotografía nos podrían mostrar una mohosa lápida o simple nevada, pero no podrían transmitir mucho más de lo que observamos. Necesitamos un virtuoso del lenguaje para transmitir tanto en tan solo 50 palabras, y los que no son virtuosos ni siquiera intentarán entrelazar tales datos o ideas en un solo tejido lingüístico. El mismo Kafka hablaba sobre el cine, del que decía "encierra en jaulas de hierro" nuestra imaginación, no solo porque la inmediatez de las imágenes poseen una enorme capacidad de imponer a cualquier reflexión, sino sobre todo porque las historias en cine se desarrollan con un ritmo y una velocidad que no podemos alterar: sus efectos sobre nosotros no son los mismos que los de una narración cuyo tiempo de lectura está en nuestras manos. Pero tan solo el mundo literario se bate en tales terrenos. La conciencia y el mundo literario algo tiene que platicar.

Mas de una vez nos hemos de cuestionar cómo interpretan los individuos el mundo para sus adentros y, a menudo, yerran el tiro; cómo nuestras mentes sensibles e inteligentes no cesan de analizar, interpretar, anticiparse a, sospechar de y cuestionar en el fondo sus propias motivaciones y las de los demás. Y es justamente ese tipo de conciencia de uno mismo la que para el cine resulta más difícil de representar, puesto que no se trata de algo "visible". Sin duda, el cine logra poderosos efectos emocionales, pero no puede ser semánticamente muy fino dado que "no puede hacer descripciones precisas" ni "sutiles discriminaciones de la vida mental de un personaje". Es cierto que la expresión parcial, el lenguaje corporal, la imaginería visual y la música pueden aportar gran expresividad, pero carecen en cambio de precisión y capacidad discriminatoria. Más allá de lo expuesto no hemos de olvidar el valor moral del gesto más pequeño.

La buena literatura no solo representa los movimientos de conciencia en momentos extraordinarios. Todo el auténtico suspense es una representación dramática de la angustia que supone una elección moral, por ello, todo gran relato literario renueva nuestra conciencia, cuando provoca descubrimientos morales e ilumina territorios de la existencia que, para nosotros, eran oscuros. Respecto a Chéjov, "si algo puede calificarse de típico es su insistencia en que permanezcamos muy atentos a los matices de la vida, sus gestos íntimos y sus más mínimas connotaciones morales". Sus relatos morales se resuelven en desenlaces dramáticos o epifánicos, precisamente para que prestemos atención a los detalles interiores, a menudo nada sensacionales y reconsideremos los momentos cuyo carácter decisivo y trascendente hemos pasado por alto.

"Nuestra literatura europea es el andar del hoy y el resurgir entre hermosas fragancias del mañana"

Nuestro vallisoletano José Jiménez Lozano no se queda atrás. La fuerza propia de su literatura es su capacidad para enseñarnos las líneas invisibles de movimiento espiritual que dibujan nuestras vidas. Podemos recordar que si nuestros adolescentes leen lo inmediato de modo espontáneo, y de ahí que los educadores deben proponérselo, será valiente aportarles la perspectiva desde la que mirar lo contemporáneo. Es en la mejor literatura, del pasado y del presente, donde comprobamos la verdad de la frase citada de Paul Klee, la de que "el arte no reproduce lo visible, hace lo visible". Es en ella donde vemos que la fortaleza propia de las narraciones que llamamos literarias es su capacidad para enseñarnos las líneas invisibles de movimiento espiritual que dibujan nuestras vidas.

Ante lo dicho, me extraña que, ante el mundo literario y la insensatez de liquidar a la literatura de nuestros espacios educativos y culturales, los diversos partidos políticos de nuestra región murciana no estén a la altura deseada y no hayan salido a defenderla. Me extraña mucho más que desde los organismos educativos regionales o municipales exista un auténtico silencio ante los datos que se nos han expuesto. Nuestra literatura europea es el andar del hoy y el resurgir entre hermosas fragancias del mañana.

La carcoma llega sin esperarla y cuando nos damos cuenta, los muebles de nuestra región están para el desecho. Vicente Medina, Carmen Conde, Castillo-Puche, Frutos Baeza o Jacinto Polo de Medina entre otros nos lo agradecerán. En ello está Valores.


Mariano Galián Tudela

Presidente de Valores Región de Murcia

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