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Björk: una artista caleidoscópica

'Björk: una constante mutación' (Nórdica) reúne entrevistas y artículos de prensa que abarcan el recorrido vital y profesional, y dan cuenta de la capacidad de reinventarse, de esta gran artista islandesa

12/01/2025 - 

MURCIA. "Me aburro muy fácilmente y, para sentirme viva, intento empujarme hacia lugares donde no haya estado antes". Como ser humano y como artista, Björk Guðmundsdóttir (Reikiavik, 1965) se dio cuenta de que repetirse no está en su naturaleza. A través de pequeñas muertes y sus consiguientes resurrecciones, la artista avanza hacia adelante en su investigación artística -y personal-. La Guðmundsdóttir se atreve -y puede- con todo. Sus fans nunca sabremos por dónde saldrá. Nos aproximamos a sus facetas como si la observáramos a través de un caleidoscopio que, según se gire, dejará ver un fragmento u otro. Precisamente esta capacidad de transformación "caleidoscópica" se resalta en el título Bjork: una constante mutación (Nórdica Libros). El libro reúne entrevistas y artículos de prensa sobre la artista islandesa más célebre, presentado en una cuidada edición en tapa dura y un diseño de lujo.

Se lee cronológicamente según sus diez discos publicados, lo que lo convierte en una guía de escucha, lectura y visionado, una forma más que recomendable de acompañar los textos. El libro abre con un prólogo de Sjón, colega de Björk e integrante de The Sugarcubes, el grupo musical al que pertenecía la artista antes de actuar en solitario. Sjón entona palabras cariñosas para la cantante en un "me acuerdo de…" constante. Así, se acuerda de Björk vendiendo hortalizas en la plaza del mercado de Reikiavik; se acuerda de Björk leyéndole el I ching; o se acuerda de la pasión compartida por ambos por Leonora Carrington.

La madre de Björk. una ecologista conocida, y su padre, guitarrista de jazz, encaminaron su meteórica carrera musical. A los cinco años, entró en el conservatorio y comenzó con el piano. Editó su primer álbum con doce, cuando una de sus grabaciones escolares en las que cantaba y tocaba la flauta se popularizó en la Radio Nacional Islandesa. Entonces empezaron las ofertas. A los quince finaliza los estudios de solfeo y piano, y comienza a formar parte de grupos de música. A los veinte entra en The Sugarcubes, y a los veintiséis empieza su trabajo en solitario.

El primer cuarto de siglo de Björk la sitúa como una artista temprana y formada, que empezó pronto a despuntar en la música y con un bagaje cultural detrás que no ha dejado de acompañarla. Los conciertos de Björk son espectáculos escénicos concebidos como auténticas performances en las que el vestuario, la escenografía y la música -generalmente formada por una orquesta- cobran una importancia vital. Arte con mayúsculas. Björk complejiza su arte a medida que va creciendo, lo nutre de nuevo significado y lo impregna de sí misma en cada mutación. Frente a los que la critican por su complejidad y la acusan de ser elitista e indescifrable, Igor Paskual, músico de rock y guitarrista de Loquillo, responde: "Björk es la niña lista de gafas de la clase, pero como no puedes meterte con su cabeza porque está en una esfera completamente distinta a la tuya, te metes con sus gafas". 

Las inquietudes de la artista han variado según su momento vital, pero algunas son universales y comunes y la acompañan en casi todas sus creaciones. El amor, la gran preocupación que inunda todo, subyace en muchas de sus temas como en All is full of love. El folclore, que incluye y reinterpreta en sus composiciones, marcadas por su procedencia islandesa y sus facciones inuit. La tecnología, fascinante símbolo del progreso que ha creado nuevos sonidos e instrumentos musicales. "El ordenador es humano porque es una herramienta. La música hecha con ordenadores es pura imaginación, como una fantasía", cuenta Björk en el libro. Y la naturaleza, que estudia profundamente en su disco Biophilia. Una pasión compartida que a priori puede parecer incompatible, pero como demuestra Björk, defensora del ecologismo, no lo es. La unión entre naturaleza y tecnología es una metáfora de Islandia: "En Islandia todo gira en torno a la naturaleza, 24 horas al día. Terremotos, tormentas de nieve, lluvia, hielo, erupciones volcánicas, géiseres… Todo muy elemental e incontrolable. Pero al mismo tiempo, Islandia es increíblemente moderna; todo es hi-tech".

Además de los temas vertebradores de su obra, Björk vive en una constante mutación, que se gesta a partir del dolor -o la muerte-, la curación y la reinvención. En muchas ocasiones dolida -por un desamor, un desencuentro con la prensa y hasta un intento de asesinato-, Björk acude a la música como salvación, para curar su alma y estar preparada para realizar su siguiente transformación. En septiembre de 1996 la policía interceptó una bomba de ácido sulfúrico que un fan obsesivo envió a la cantante como venganza por su relación con Goldie, una de sus parejas, y Björk se viene abajo. Se muda a España, a Málaga, y desde allí graba uno de sus mejores discos, Homogenic. En su interés por el folclore de los pueblos, Björk se acerca al flamenco y saca el tema So broken, con Raimundo Amador a la guitarra. La canción refleja el quejío flamenco versionado por el grito desgarrado de Björk, en el que proclama su dolor: "So broken, in pieces, my heart is so broken". Como los flamencos, su forma de afrontarlo pasa por echarle valor y cantarlo.

Pero esa curación no debe confundirse con un poder transformador o instrumental de la cultura. Cuando funciona, sucede casi por accidente, afirma Bjork: "Si planeas componer algo que pueda salvarte, quizá no funcione. Parecerá una contradicción, pero no lo es. Si algo va a salvarte, será porque lo has hecho sin intención de que así sea. Y son cosas que suceden una vez". Pero Björk también reconoce que "mis auriculares me salvaron la vida" -como a muchos-, algo que se refleja en su tema Headphones.

Pero la búsqueda continúa y no tiene visos de acabar nunca. "Aún trato de averiguar cómo suena la música (…). No quiero averiguarlo, porque eso lo estropearía todo, ¿no? Solo espero haberlo averiguado antes de morirme" (entrevista concedida a Andy Crysell para New Musical Express en 1997). Sus palabras, dudosas de descubrir la verdad y los secretos de la música, retratan a una artista que no va a perder jamás su curiosidad, que seguirá trabajando y sorprendiéndonos. Esta idea me lleva a Goya y a su grabado Aún aprendo, donde se retrata como un viejo que no dejará nunca de aprender. Fantaseo con una Björk vieja al estilo de Goya.

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