MURCIA. Ballesta ya tiene margen para realizar los cambios quirúrgicos que planea en el plan de movilidad de Murcia. Y es que el Ayuntamiento ha obtenido la moratoria que solicitó al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico para ampliar hasta el 31 de diciembre de 2023 el plazo de finalización y justificación de las obras.
Gracias a esta prórroga, el nuevo alcalde obtiene así un tiempo de maniobra para realizar un "proceso de reflexión colectiva que el Equipo de Gobierno ha iniciado con asociaciones vecinales y expertos de prestigio nacional e internacional", según ha explicado el concejal de Movilidad, José Francisco Muñoz.
Esta medida, que ya fue propuesta desde la oposición, implica la paralización de las obras "allí donde sea posible", tal y como anunció el propio Ballesta poco después de tomar el bastón de mando. Para ello, resulta necesario analizar "calle a calle, barrio a barrio" para ver qué "alternativas" existen.
De hecho, esta moratoria fue solicitada por el alcalde el pasado 19 de junio, en el que fue su primer día de mandato. Esta petición fue acompañada de un informe técnico emitido por los directores facultativos de las obras y los ingenieros municipales supervisores de las mismas, que certificaban que no era posible finalizar los trabajos en el plazo previsto inicialmente, que se fijaba en el 31 de julio.
La prórroga afecta a los trabajos que se encuentran actualmente en ejecución, principalmente a la implantación de las líneas BTR (carriles bus y bici segregados) y a los nodos intermodales de transporte ubicados en la Plaza Circular y en el entorno del Jardín de Floridablanca, todos ellos financiados con fondos Feder de la Unión Europea.
"Vamos avanzando en la adopción de medidas, cumpliendo los compromisos adquiridos. Nuestro propósito es, además, avanzar rápido, con orden y con la intención de centrarnos cuanto antes en el servicio que debe dar el nuevo modelo de transporte, que es el verdadero objetivo de este mandato", ha concluido el edil.
Mientras tanto, las obras continúan con sus avances, como es el caso de la Avenida Pío Baroja, que este mismo viernes ha sido abierta al tráfico después de varios meses cerrada. Ahora, esta avenida tricolor (luce el verde y el rojo junto a la negra calzada), se encuentra ya finalizada y permite de nuevo el tránsito de vehículos.
Por otro lado, El Ayuntamiento de Murcia paralizó en junio la ejecución de las obras de movilidad en el barrio de Espinardo con el objetivo de reducir las emisiones contaminantes en el municipio. Según se explicó entonces, se pondrán en marcha modificaciones que persiguen favorecer la fluidez del tráfico y reducir la posibilidad de que se produzcan atascos.
Otra de las medidas destacadas impulsada por el equipo de Ballesta ha sido la reapertura al tráfico del Puente Viejo a comienzos de este mes de julio, una decisión que se apoya en dos razones: por fluidez del tráfico y para luchar contra la contaminación. Al menos, así lo defienden los técnicos consultados por el Consistorio, que "apreciaron que la apertura al tráfico otorgaría mayor fluidez a la circulación en la zona, rebajando los atascos y consiguiendo, así, que se reduzcan las emisiones contaminantes". Por el contrario, varias plataformas ciudadanas afirman que esta reapertura condena a la 'muerte' al Puente Viejo, al que ya han preparado un funeral.