MURCIA. Desde la Edad Media hasta nuestros días todos los cementerios poseen un Espíritu Guardián; un alma destinada a proteger, por una parte, el cementerio y sus difuntos de los espíritus diabólicos y, por otra, evitar que las almas de los fallecidos regresen para atormentar a los vivos. Para ello, este Espíritu Guardián se representa a través de estatuas, cada una con sus propias características, pero cuya principal función es proteger el cementerio y sus difuntos. Pueden ser estatuas de leones, caballos, águilas, perros, figuras encapuchadas…pero la más representada y la más común de todas ellas es la figura de un ángel: el Ángel Guardián.
La figura del Ángel Guardián nunca es representada mirando hacia arriba, hacia el cielo, sino que su mirada está orientada siempre hacia el frente, para ver y custodiar sus dominios, o hacia abajo, para vigilar a quienes tiene que proteger.
En los mitos bíblicos los ángeles son algo más que simple mensajeros: son intermediarios entre el hombre y Dios, entre la tierra y el cielo, reflejando así su labor como transportadores de almas. Tras la protección y compañía que en la vida terrenal el hombre ha tenido de su Ángel de la Guarda, también tras su fallecimiento, el mismo Ángel lo acompañará a la otra vida; es decir, que los ángeles custodios tienen como principal misión la salvación del hombre, que el hombre pase a la vida de unión con Dios, y en esta misión se encuentra la asistencia que dan a las almas en el momento de presentarse ante Dios.
En el cementerio podemos encontrar enterramientos con sencillas y simples cruces de hierro, cruces de piedra más grandes, lisas, con molduras o con tallas más sofisticadas, panteones familiares de excelente factura y los típicos nichos modernos construidos en altura para mayor aprovechamiento del espacio. Sólo un Ángel Guardián de tamaño considerable resalta entre todas las sepulturas existentes. Un ángel tallado en piedra, vestido con túnica, dos grandes alas desplegadas en su espalda, cabellos largos, mirando al frente, con los brazos hacia adelante y portando un ramo de flores entre sus manos.
A las esculturas de ángeles que llevan una rosa o unas flores en la mano se les atribuye el significado de proteger el nicho, sea individual o familiar, o sea, a todos los miembros de la familia enterrados allí.
Del mismo modo, los ángeles son el emblema de lo invisible, de fuerzas que recorren ascendiendo y descendiendo el camino que existe entre Dios y sus criaturas. Su forma de aparición es muy variada: aislados, dentro de conjuntos hagiográficos, participando de manera decisiva en una escena, acompañando de forma secundaria y accesoria a una figura o escena principal, utilizados como soporte de escudos o de cartelas o, simplemente, como mero elemento ornamental, decorando frisos, arquivoltas, tímpanos, etc.
Se distinguen dos tipos de ángeles, derivados de sendos prototipos clásicos: los ángeles adolescentes, que proceden de las victorias griegas, y los ángeles niños, continuación del Eros o Cupido paganos. Los ángeles son también los músicos del cielo, por lo que es común encontrarlos representados tocando algún instrumento musical. La iconografía de los ángeles es muy amplia y es probablemente la que más abunda en la escultura funeraria. En la mayoría de los camposantos aparecen una gran variedad de representaciones de figuras aladas, de diversas formas, edades, acciones y atributos iconográficos, fruto de la creatividad e imaginación de sus creadores.
De esta manera, se va a generar una clasificación de las tipologías establecidas históricamente según las características formales y simbologías que comparten.
Dentro de las figuras aladas, se podría establecer tres grupos. Por un lado, los ángeles como 'guardián', responsable de la seguridad del cementerio. La iconografía de esa tipología de figuras es la de un ángel común, pero con la excepción de que éstos no miran al cielo, sino que, miran hacia las tumbas que guardan o en general al cementerio. Este gran grupo, que se denominará en los sucesivo 'ángeles custodios', incorpora elementos como armas simbolizando la función protectora. En segundo lugar, los ángeles cuya función constituye la penitencia por la persona fallecida. Normalmente se representan mirando al cielo, llorando, orando, en general, en acciones cargadas de misticismo. En esta tipología entre el ángel y el yacente se intuye una relación simbólica de afecto, pudiendo simbolizar la vinculación de los yacentes con la fe. Se podría denominar a esta tipología, 'ángeles penitentes'.
Otro grupo que se da con abundancia en los cementerios españoles son aquellas figuras aladas que se vinculan de forma directa con los difuntos, teniendo estas relaciones características diferentes. La primera, guarda similitudes a los ángeles penitentes, en cuanto a que, estos ángeles portan rosas, ofrecen velas, u otros regalos a modo de conmemoración y muestra de afecto. Y, por otro lado, en esta misma tipología, estarían aquellos ángeles que portan el cuerpo del yacente, para conducir su alma al cielo.
En la creencia cristiana, los ángeles son clasificados en jerarquías que van desde los ángeles inferiores, hasta aquellos que se sientan junto a Dios en el firmamento. En su conjunto, representan a los mensajeros celestiales que portan buenas nuevas y la fe en la salvación.
Por ello, en los panteones y cementerios se suelen representar en lápidas, así como en los accesos a los mismos, e inclusive a zonas destinadas al descanso o meditación de quienes los visitan.
Cada representación ha sido realizada con materiales acordes a las posibilidades económicas de quienes los dedican a sus difuntos. Siendo generalmente tallados en cantera, granito o mármol. Y por lo general, se trata de ángeles blancos, que en la cultura occidental, representan la pureza.
Conviene mencionar que no todas las jerarquías de ángeles se representan fisonomía humana, ni todas se encuentran en los cementerios, las figuras principales que se suelen observar corresponden a los serafines, querubines, ángeles y arcángeles.
Mientras tanto, en la tradición judía, la jerarquización de los ángeles es un poco diferente, ya que ellos consideran que existen 10 arcángeles, quienes dirigen a los coros de ángeles menores, que se corresponden a las diez sefirot; es decir, a los 10 atributos de la cábala representados en el árbol de la vida.
Independientemente de la religión, se considera que cada uno de los tipos de ángeles tiene sus propias virtudes y significados, siendo algunos de ellos los siguientes.
Los querubines son los ángeles que suelen verse representados con la forma de niños pequeños o "angelitos", algunas veces se observan en cuerpo entero, mientras que, en ocasiones, solo se talla medio torso con un par de alas o la cabeza frente a sus alas. Este tipo de ángeles se presentan más frecuentemente en las tumbas de niños.
En el caso de los serafines, se trata de otro tipo de ángel menos frecuente, ya que éstos, corresponden a una jerarquía de mayor rango que los ángeles y arcángeles. Apareciendo en este caso, con la figura de personas adultas.
Muchas veces, pueden encontrarse colocados en pares a la entrada del cementerio, custodiando el ingreso de todos los que visitan a sus difuntos. Los arcángeles por su parte, se suelen ver representados en las grandes criptas familiares, donde se solía adornar con esculturas de bronce o mármol de los tres arcángeles principales de la Iglesia Católica: Miguel, Gabriel y Rafael.
Por último, los ángeles de menor rango, son los más frecuentemente encontrados en lápidas, donde su significado varía de acuerdo a los atributos que porta.
* Santi García es responsable de Rutas Misteriosas y autor del libro 'Murcia, Región Sobrenatural'