una región en marcha / OPINIÓN

Agua en la agenda política nacional

1/10/2022 - 

MURCIA. La sequía que está afectando a la mayoría de países europeos ocasiona un gran deterioro del rendimiento de la producción agropecuaria y crea enormes tensiones en las zonas rurales que difícilmente pueden subsistir ante la falta de agua.

La escasez de agua provoca una disminución de la producción agrícola, un excesivo encarecimiento de los precios de los alimentos, una menor producción de energía eléctrica y una cada vez mayor dependencia de otros países.

"El Trasvase Tajo Segura es extrapolable al resto de España y puede subir la producción de cultivos deficitarios"

Para corregir la desigual distribución del agua España aprobó, en 2001, un Plan Hidrológico Nacional que pretendía aprovechar hasta la ultima gota, reducir los efectos de las periódicas inundaciones y mitigar las consecuencias de las sequias incrementando la capacidad de embalse.

Se trató, con buen criterio, que el agua pasara de ser un problema y motivo de enfrentamiento entre regiones y poblaciones a ser el elemento vertebrador del territorio español. Era convertir el agua en un factor de cohesión territorial al servicio de todos para ayudar al progreso y desarrollo socioeconómico de la nación.

Se pretendía aprovechar el agua de los deshielos y las lluvias para dotar de caudales estables a los ríos, almacenarla para promover el regadío y la producción eléctrica, asegurar el suministro urbano y transferirla desde donde había hacia donde escaseaba. El objetivo era garantizar Agua para Todos.

La política de aguas que impulsó Aznar, recogiendo las iniciativas de los últimos gobiernos de González, pretendía comunicar las zonas excedentes con las deficitarias para corregir las desigualdades y contribuir al crecimiento económico del conjunto de España. Mantuvo un discurso común sin importarle las consecuencias electorales.

La anulación, en 2004, del trasvase del Ebro inició una etapa de desencuentros y excesiva politización muy bien aprovechada por los fundamentalistas medioambientales para imponer su doctrina. Se generó el mantra de que falta agua y por tanto hay que reducir el regadío. Que los embalses no son necesarios mientras pueblos y campos no tienen agua o se inundan por el exceso. Que hay que producir poco en España para comprar mucho fuera de nuestras fronteras.

Frente a ello, el Trasvase Tajo Segura se presenta como modelo de buena gestión de los recursos hídricos, que en pocos años propició la transformación socioeconómica del sureste español. Con una pequeña dotación de agua se consiguió poner en producción más de 70.000 hectáreas, impulsar la modernización de nuestro sistema agrario y generar miles de empleos.

El aprovechamiento del agua del Tajo en las regiones levantinas ha generado más de 106.000 empleos creando uno de los mayores polos de producción de alimentos europeos. El manto verde que suponen las 60.000 hectáreas de regadío se ha convertido en un enorme sumidero de gases efecto invernadero, contribuyendo a disminuir los procesos de  desertificación y erosión de los suelos.

El Trasvase Tajo Segura es extrapolable al resto de España y puede conseguir incrementar la producción de cultivos deficitarios para nuestro país. Si se incrementa la producción de trigo, cebada, girasol, etc., se incrementa el empleo y se combate el éxodo rural, además de no depender de terceros países con la consecuente reducción de precios.

El agua es uno de pocos los elementos capaces de vertebrar España, aunar a personas y territorios. Impulsar el regadío permite retener población rural,  luchar contra la despoblación y conseguir la independencia alimentaria. Almacenar y redistribuir el agua supone mitigar los efectos de sequias e inundaciones. Es esencial recuperar el tiempo perdido.

Una agricultura sostenible e inteligente capaz de abastecer a la población a precios asequibles necesita tener garantizado el suministro de agua. ¿Se conseguirá que el derecho al suministro estable del agua tenga la misma atención nacional que la energía?

Miguel Ángel Cámara Botía

Catedrático de Química Agrícola

Director Cátedra de Ecoeficiencia Hídrica

Universidad de Murcia

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