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Adiós al 2020, el año que puso a Villegas en la primera línea de fuego

31/12/2020 - 

MURCIA. Un desafío tan extraordinario como una pandemia propició que el consejero más discreto se convirtiera en la imagen de toda una Región de Murcia. La covid-19 empujó al titular de Salud, Manuel Villegas, a la primera línea de fuego. Durante el confinamiento, su exposición fue continua, diaria e ininterrumpida, con un mes y medio de comparecencias consecutivas. Sólo redujo su presencia mediática a partir de la 'desescalada' y la puesta en marcha del Comité de Seguimiento de la Covid, con las intervenciones de su portavoz, Jaime Pérez. Pero al final la figura del máximo responsable de la Sanidad murciana participó en todos los avatares: desde los temores y la incertidumbre de los primeros días de expansión del virus hasta los momentos de los cerrojazos cuando la segunda ola golpeaba con crudeza, pasando en verano por los confinamientos de los municipios más afectados. Villegas ha estado al frente de la mayor crisis sanitaria que ha conocido la Región de Murcia en su historia.

Su papel ha sido difícil "pero ha salido bien parado", analiza el profesor de Política de la Universidad de Murcia, Juan José García Escribano. "Por un lado, Villegas se ha enfrentado a la pandemia como principal responsable de la Sanidad regional. Por otro, ha sabido orillar las presiones de su jefe, Fernando López Miras, para confrontar con el Gobierno de España", apunta el politólogo a Murcia Plaza. "Ha desempeñado bien su labor, porque ha puesto los intereses generales de la Región por encima de los políticos, dejando de lado el partidismo".

"El perfil profesional y técnico de Villegas, que es cardiólogo con una profunda experiencia y que no busca un gran protagonismo, le ha servido para manejar bien esta situación", examina Escribano. "Si hubiera sido más político, como el presidente, habríamos tenido más problemas", añade el sociólogo, quien no obstante considera que López Miras -también muy expuesto en la pandemia- se ha mostrado más preocupado "de hacer oposición al Gobierno de Pedro Sánchez que de los problemas de los murcianos". En su opinión, Miras ha abusado de la confrontación, "creando confusión a la ciudadanía", mientras que Villegas "se ha alejado de la tendencia al enfrentamiento" con el Ejecutivo central.

El camino no ha sido fácil. Si bien la incidencia del virus se desenvolvió bajo mínimos durante la primera ola -dicho esta sentencia teniendo presente que hubo 151 muertos entre marzo y julio-, la segunda oleada sacudió con dureza a la Región de Murcia, hasta el punto de que puso contra las cuerdas al sistema sanitario. Las UCI rozaron el borde de su capacidad máxima (hubo 109 pacientes críticos en las 120 camas disponibles) y el Gobierno regional se vio obligado a activar el plan de emergencia para crear 300 salas en Intensivos y 500 camas extras en planta. Noviembre fue terrible y deparó los peores indicadores de la pandemia: un triple récord de positivos (1.002 nuevos casos el día 6), hospitalizados (632 pacientes el día 11) e ingresados en UCI (109 el día 19). 

Fue el peor momento del año. La Comunidad se blindó decretando el confinamiento perimetral de los 45 municipios y ordenó decisiones tan drásticas como el cierre de la hostelería durante, al menos, quince días. El propio presidente reconocía la gravedad de la orden: "¿Alguien, en su sano juicio, cree que un político tomaría una medida tan impopular si no fuera una cuestión de vida o muerte?". En un intento por calmar a los hosteleros, el propio Villegas explicaba que "el sector no hace las cosas mal" pero sí constituye un espacio en el que se produce "una situación de riesgo" porque los clientes se quitan la mascarilla. La explicación del médico frente al político: "El contagio no se produce en la calle, ni tampoco en las tiendas ni en los centros comerciales; se origina cuando entramos a los restaurantes y comemos", ilustraba en una de sus ruedas de prensa. Un mes después, la curva se desplomaba y la Región encaraba diciembre con los mejores datos del país, sólo superada por Canarias.

"Villegas está bien valorado por la ciudadanía", estima Escribano, que otorga otro tanto al hecho de superar una exposición mediática tan constante. "Es muy difícil no cometer ningún fallo saliendo todos los días ante la prensa. Él, por lo general, lo ha resuelto bien". Su faceta para comunicar durante la crisis fue una gran sorpresa para muchos expertos. "Antes de verlo en la pandemia, Villegas me parecía un tipo gris y que transmitía lo mismo que un cactus", reconocía a este diario el politólogo Francisco Javier López Carvajal. "Un año después me tengo que comer mis palabras", admitía. "Villegas se lo cree, conoce los conceptos sanitarios y explica los datos; domina la materia porque es su campo", describía, apostillando: "Su rictus serio denota preocupación y transmite confianza". 

López Miras encontró en el consejero de Salud uno de sus mejores escudos ante un escenario tan insólito e imprevisto. Su confianza en él venía ya de lejos, desde la anterior legislatura. Con la formación del nuevo Gabinete de coalición en 2019, Villegas fue el único consejero que se mantuvo en su departamento. Elegido por el presidente en 2017, había entrado en San Esteban con un perfil bajo e independiente, sin pasado político, aunque con experiencia de gestión hospitalaria, pues ejerció como director médico de dos hospitales (La Arrixaca entre 2004 y 2008, y el Morales Meseguer entre 2015 y 2017) y también ocupó la jefatura del servicio de Cardiología del Santa Lucía (2009-2013).

No obstante, el consejero también ha recibido críticas de la oposición. Desde el PSOE acusaron a la Consejería de falta de transparencia e información. Diego Conesa, el líder de los socialistas, recriminaba que la Región fuera una de la comunidades que "menos pruebas PCR practicaba" y que tuviera "el número de rastreadores por debajo de lo que recomienda la OMS". También Podemos se ha sumado a los reproches. Su portavoz, María Marín, ha cuestionado en varias ocasiones la situación de los hospitales y las residencias. La formación morada reclamó la creación de una comisión de investigación sobre los centros de mayores, pero la petición fue finalmente desestimada en la Asamblea.

El fatídico 2020 se despide viendo cumplido, al fin, el gran deseo: la vacuna, "un triunfo de la ciencia por su rapidez". El nuevo reto es vacunar a la población en los tiempos previstos. En enero y febrero, los residentes y sus trabajadores. Después, el resto. Pero, mientras tanto, sigue vigente el gran problema: la propagación del virus. Salud da por hecho que la tercera ola llegará, también a la Región de Murcia. Nunca hay que bajar la guardia. Esa es una de las consignas que siempre menciona Villegas. Los efectos de la enfermedad son devastadores. Así lo recuerda cada día el balance de fallecidos, que acumula ya casi tres meses -desde el 5 de octubre- dejando nuevas víctimas mortales a diario. La covid y las 741 vidas murcianas que se cobró son el triste corolario del año que ya termina.

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