MURCIA. Un camión ha descargado en la galería Two Art Gallery de Murcia diez cajas con un cargamento muy valioso. Porque en el interior de cada una de ellas se encuentra una obra del célebre artista estadounidense John de Andrea (Denver, Colorado, 1941), considerado internacionalmente como el padre del hiperrealismo escultórico. Se trata de nueve mujeres y, como algo excepcional, de un hombre, de los pocos realizados por el escultor, quien ha centrado la mayor parte de su trabajo en la belleza del cuerpo femenino. Son las diez figuras, a las que solo les falta respirar, que compondrán la próxima exposición de la sala de arte murciana, abierta al público a partir del próximo martes.
Todo un acontecimiento artístico para Two Art Gallery, no sólo por la importancia de este artista -que dejó anonadado al mundo a finales de los sesenta por la perfección y detalles de sus primeras obras-, sino también porque la belleza inquietante esculpida por John de Andrea desembarca en la galería justo un año después de que la exposición estuviera prevista y tuviera que ser suspendida por la pandemia.
Por eso, este mes de marzo es para la directora de la galería murciana, Eva Hernández, como un punto de inflexión, de retomar proyectos y de cerrar un ciclo. Casualidad, Two Art Gallery también ha cambiado la pintura de su interior, sustituyendo el granate que la ha distinguido durante los dos últimos años por un gris claro, más luminoso. Con este nuevo tono, la galerista ha recibido las esculturas de John de Andrea, con las que el público murciano podrá apreciar la evolución del artista a lo largo de veinte años de producción, ya que se expondrán desde algunas de sus primera obras -como dos bailarinas, las únicas que se muestran vestidas y que dan la bienvenida a los visitantes-, a otras más recientes.
De esta forma, esta exposición ofrece al espectador una retrospectiva del trabajo del escultor, analizando tanto la evolución técnica como de materiales e iconográfica, según informa la directora de Two Art Gallery. Así, se podrá apreciar cómo en un primer momento de su trayectoria De Andrea representa a sus modelos normalmente de forma individual, de pie y mirando directamente al espectador; y cómo, a lo largo de los años, éstas han evolucionado en actitudes y poses, pasando a aparecer sentadas, en grupo y con mirada pensativa.
Igualmente ocurre con la técnica -señala Eva Hernández-, pues si al principio las esculturas eran realizadas en bronce a éste vino a sumarse el polivinilo, materiales con los que sigue trabajando actualmente. En cualquier caso, todas ellas están realizadas a partir de un modelo, destacando la existencia de determinadas zonas que han sido modeladas directamente por el artista.
Las esculturas de John de Andrea no dejan de sorprender e impactar al espectador por presentar una belleza desnuda que resulta plácida y natural, en la que quedan de manifiesto los más mínimos detalles, pliegues de la piel, defectos o marcas de nacimiento. La sensación de realidad se ve incrementada con el uso de pelo natural y de vídreo para los ojos. El resultado se completa con la pintura al óleo de las figuras, en una interminable suscesión de veladuras que, con finísimas capas, consiguen dotar a las esculturas de una verdadera piel.
A primera vista pareciera que estas esculturas únicamente carecen de la respiración que John de Andrea desearía para ellas. Como consecuencia de ese impacto, el espectador puede sentir ante ellas una mezcla de incredulidad, curiosidad e, incluso, de incomodidad ante el hecho de la contemplación de cuerpos desnudos tan realistas.
Desde que esta nueva concepción artística surgiera en Estados Unidos, en la década de los años sesenta, John de Andrea ha sido calificado como el pionero y maestro del hiperrealismo en la escultura, tanto de contemporáneos como de generaciones posteriores. No obstante, aseguran muchos expertos que no se ha podido superar su calidad técnica ni la transmisión de emociones que generan sus obras.
Explica la directora de la galería, que desde sus primeras obras se aprecia el interés del artista por la figura femenina, y en particular por el desnudo, en lo que, según él mismo explica, es una búsqueda de la belleza perfecta; de lo que él entiende por belleza. Este es el motivo por el que sus esculturas siempre han estado relacionadas con la escultura clásica griega, con la única diferencia de que John de Andrea es más real que ideal, representando normalmente a sus figuras femeninas tal y como las ve, con todos sus defectos, como un realista contemporáneo pero con reflexiones clásicas, apasionado por la belleza del cuerpo humano.
Este famoso escultor, quien ha representado a Estados Unidos en la Bienal de Venecia en dos ocasiones, tiene obra en el Centro Georges Pompidou (París), la Scottish National Gallery of Modern Art (Edimburgo) o en la Neue Galerie Stadt Aachen (Aachen, Alemania), además de en muchos de los más prestigiosos museos de Estados Unidos. Igualmente, se han realizado exposiciones con sus obras en las más importantes galerías y centros de arte del mundo.