En el año 2140, la vida es insoportable. Los huracanes matan a miles de personas, no hay vivienda y el aire es irrespirable. La gente quiere huir, pero en lugar de a un futuro mejor, escapan hacia el pasado en máquinas del tiempo, las nuevas pateras, controladas por las mafias. Rory McConville y Declan Shalvey plantean un thriller de ciencia ficción e intriga en el que tanto el tráfico de personas como de mercancías se realiza entre las épocas buenas y las malas de la historia de la humanidad.
MURCIA. Nada hay más de explotación de género y derivativo que los tebeos que saca como churros la editorial Image, pero al mismo tiempo en pocos lugares, ya sea televisión o literatura, se puede encontrar una ficción que haga planteamientos ligados a la actualidad de forma más dinámica que en estas viñetas. No es necesario que los trabajos de ficción sean obras de arte majestuosas con elevados significados metafísicos o gran calado político-social, el entretenimiento a través de hipótesis con guiños a la actualidad puede contener mucho más talento e interés aunque tenga menos pretensiones. Esa era la gracia de tener revistas con diferentes entregas de cómics en su interior cada mes en el kiosco, quem entre otras propuestas, siempre se colaban las que interpretaban la realidad en la que vivimos.
Un ejemplo palmario es la reciente serie Time Before Time, escrita por Rory McConville y Declan Shalvey y dibujada por Chris O'Halloran y Joe Palmer. Un proyecto al que la revista de cómics española Z, de la editorial Laukatu, le dedicó la portada de su número 95 de mayo de este año. Su punto de partida es muy original. Recoge y transforma la experiencia estadounidense, en la que miles de emigrantes recorren América del Sur y Central para llegar hasta su país en auténticas odiseas, o la que conocemos en Europa, donde miles de personas intentan alcanzar la Unión Europea en precarias embarcaciones, lo que ha llevado a la muerte en el mar a un número escandaloso de ellos.
Sin embargo, la hipótesis lleva el fenómeno al futuro. No es un país o una región de la que se trata de salir para obtener un futuro mejor, sino que es el propio futuro del que hay que escapar. Los viajeros en el tiempo irregulares recurren a una mafia, como se hace ahora también, y tras pagar un dineral aparecen en otra época. Los colaboradores de esa organización criminal trabajan porque están endeudados con ella y preparar los viajes es la única forma que tienen de pagar. Por ahora, la obra se puede obtener en inglés por Kindle.
En las primeras páginas, hay algo de humor negro. Una madre y su hijo son llevados hasta 1987. Nada más llegar les dicen que notarán que el aire es diferente, pero el niño a lo único que está atento es a que le den la clave del wifi para conectar su teléfono. Cuando le explican que no hay, que quedan diez años para que se invente, monta en cólera. Su madre le recuerda que ya han hablado del tema, pero él no atiende a razones. "¡Con lo que nos ha costado pagar esto y ya estás gimiendo!"
A continuación, se inicia la trama que seguirá esta serie. Los dos mafiosos que se encargan de este viaje, vuelven agotados. Es malo para la salud dar saltos en el tiempo. Además, se ha roto un aparato de la máquina y eso aumentará la deuda de uno de ellos con la organización, por lo que tendrá que seguir trabajando más tiempo para ellos. Tomando unas cervezas después del curro hablan de romper con la perniciosa rutina en la que están metidos. Para este entorno O´Halloran emplea colores azules, verdes y añiles oscuros propio de los futuros decadentes en el género, y el dibujante, Palmer, un trazo minimalista y ágil, ideal para una historia que va a destacar por la acción y su complejidad al mismo tiempo.
Los personajes se quejan de llevar a la gente a la otra orilla del tiempo y ellos permanecer en "una de las épocas más mierdosas de la historia de la humanidad". De hecho, los que tienen contactos con otras épocas se traen cosas mejores, pero no muy trascendentes. Por ejemplo, valoran el chocolate de los años 90 y se lo llevan. Es el año 2140 y los protagonistas deciden entonces robar una máquina para escapar por su cuenta.
En segundo plano, mientras tienen esa conversación, vemos las noticias de que por un huracán han muerto 4500 personas. Todos llevan mascarilla y en la calle hay gente amontonada durmiendo por las esquinas. Lo que sigue es un circo de tres pistas con acción en diferentes líneas temporales. Es la gracia que tiene el género de viajes en el tiempo, que se puede ir y volver e incluso contar historias simultáneas con los mismos personajes.
Las cuestiones científicas, las paradojas de los viajes en el tiempo, etc... se han simplificado al máximo. La premisa de la que se parte es de que todo pasado fue anterior, por lo que cuanto suceda en el pasado en el futuro, no modificará el presente. No se trata de un acertijo científico, sino de una forma de poder hacer que la historia sea entretenida sin perderse en esos detalles de la Física. "Hemos creado un modelo de viaje en el tiempo muy simple para no encorsetarnos en nudos de paradojas en cada tema", ha explicado McConville en una entrevista.
En la presentación comercial de la saga se han citado varias series. Se ponía como ejemplo Quantum Leap (A través del tiempo), la serie de 1989 sobre unos científicos que daban saltos en el tiempo introduciendo cambios para arreglar el futuro, lo que nunca conseguían y seguían viajando de forma indefinida, y se mezclaba con The Wire; se ponía también como ejemplo el mítico Doctor Who, pero también mezclado con Los Soprano. Al margen de ejemplos socorridos de series tan conocidas, este cómic contiene una gran premisa que se desarrolla como thriller de forma imaginativa y elaborada.