Cada semana tiene su afán a cual más importante y urgente. Pasamos de la crisis con Marruecos a la que provoca la concesión de indultos a los condenados por el 'procés'. Desgaste para el Gobierno que ha tomado la decisión de ejecutar la medida y nuevo enfrentamiento con el Tribunal Supremo
MURCIA. Justicia y política. El informe del Supremo es contundente, se opone a los indultos, pero no es vinculante. La facultad para la concesión es del Ejecutivo. Se trata de una condena por la que los encausados cumplen prisión en distinto grado. El alto tribunal habla de cuestión "inaceptable" y no ve razones de justicia y equidad y tampoco arrepentimiento de los afectados. Es más, algunos han dicho reiteradamente que volverían a repetir su comportamiento. El caso es que las urgencias políticas de Pedro Sánchez con la cuestión catalana tras las elecciones que han colocado a Pere Aragonés -ERC- como nuevo president de la Generalitat y tras el varapalo de los comicios de Madrid, le han hecho tomar la decisión. Son urgencias que le pueden desgastar no ya a la larga. Los socios de investidura presionan a cada segundo con los indultos y con la mesa de diálogo. Esta decisión le hace rehén de los independentistas y pueden lastrar su futuro. El PSOE está atrapado. Y además abre o agranda el carácter insaciable de los radicales catalanes que seguirán pidiendo más y más. Y lo mismo ocurrirá con otras autonomías muy susceptibles en estos asuntos. Como siempre el PNV está al quite por lo que pueda recoger.
Memoria histórica. Es la eterna lucha de la acción del poder ejecutivo y el judicial. Indultos en nuestra democracia ha habido unos cuantos de perfil político. Y concedidos tanto por gobiernos socialistas como populares. En un repaso rápido nos encontramos con los indultados del 23F, los del Gal, jueces como Javier Gómez de Liaño… La cuestión ideológica ha marcado muchas de estas decisiones con los consiguientes enfrentamientos con el poder judicial y entre las distintas adscripciones de los magistrados. Unos hablan de uso arbitrario y fraudulento de la figura del indulto reconocida en nuestra Constitución y otros de flexibilidad a la hora de interpretar la ley. Sea como fuere la decisión tiene el suficiente calado como para traer consecuencias en la acción política.
El caso es que la cuestión se instala ya en el debate y va a ser utilizado como arma arrojadiza. Sánchez necesita tener contentos a los que le han apoyado y tiene que pagarlo con la mesa de diálogo y estos indultos aunque el riesgo político que asume el presidente del Gobierno es considerable en el momento en el que estamos. Para la oposición popular puede ser un argumento más en su carrera hacia la Moncloa. Y mientras el hombre de Waterloo, Carles Puigdemont, sigue desde su atalaya intentando rentabilizar la situación. En apariencia ha conseguido mantener su cuota de poder en el nuevo Govern con consellerías con peso y presupuesto, mientras que ERC que encabeza el ejecutivo le ha dejado hacer. Parece que gobierna en mayoría, pero está condicionado por la guerra entre todos los representantes del independentismo. Más parece un misterio insondable. Pero su primera batalla importante de cara a la galería es conseguir la concesión de los indultos. Los matices enseguida llegarán, ¿serán parciales, individualizados,…? Y no parece lo más adecuado plantear la cuestión en términos de venganza y como dicen los jueces en su informe del Supremo que acusan al Gobierno de querer conceder un indulto arbitrario en beneficio propio. Veremos a costa de qué para unos y otros.
PSOE: Pedro Sánchez, desbordado. La cuestión catalana ha provocado unos cuantos roces dentro del propio Ejecutivo. No todos sus ministros socialistas, y el propio partido están de acuerdo en la concesión de los indultos. Y no hablamos solo de Felipe González y sus admoniciones. Mantener la legislatura con una decisión de tanto calado puede volverse en contra. Si solo fuera este asunto podría concentrarse en su gestión, pero no olvidemos que las consecuencias sanitarias, sociales y económicas derivadas de la pandemia exigen gestión y acuerdo. Sin ir más lejos, esta semana Sánchez ha tenido que batirse el cobre para conseguir cerrar con empresarios y sindicatos la prorroga de los ERTE hasta finales de septiembre. La disputa ha sido dura con el presidente de la patronal CEOE, Antonio Garamendi y el ministro Escrivá como representante del Ejecutivo. En cuanto a la evolución sanitaria avanza la vacunación y eso es lo más positivo pero sigue habiendo muchas dudas con su aplicación. La cuestión del consentimiento informado para recibir la segunda dosis de la pauta de AstraZeneca ha generado de nuevo incertidumbre. Y que decir de la llegada de los fondos europeos porque España tiene que cumplir con lo que exige Bruselas para que lleguen puntualmente.
PP: Pablo Casado, al ataque. Como si no hubiera un mañana, los populares intentan aprovechar cualquier resquicio para ganar posiciones. Sea la cuestión sanitaria, migratoria o sanitaria. Las encuestas a día de hoy muestran claramente el vuelco electoral, pero son solo eso, encuestas. Se entiende la febril actividad popular que después de muchos sinsabores ven que pueden dar la vuelta a la situación. A día de hoy no hay convocatoria electoral a la vista y por tanto les queda al menos un par de años de seguir trabajando. Como se les supone una nueva posición en las preferencias de los ciudadanos, los líderes regionales permanecen a la expectativa. No es momento de moverse en la foto.
Vox: Santiago Abascal, compuesto y sin argumento. Se pasó de frenada con el asunto de Ceuta. Fue a la ciudad autónoma en socorro no sabemos de qué y vio como el ejército y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado hacían su función. Los espectáculos efectistas ya no le rentan porque utilizar asuntos de Estado siempre es una cuestión delicada. En el tema de los indultos tampoco tiene recorrido mediático, en el sentido de que el PP ha sido meridiano y claro y asume todo el espectro conservador con matices incluidos. Ahora han optado por recurrir a la Justicia para conseguir cuota política. Es una estrategia que según los casos puede rentarles.
Unidas Podemos: Descabezadas/os. Mientras se siga echando de menos a su otrora líder Pablo Iglesias, la formación tiene un problema. Evidentemente un liderazgo tan fuerte es difícil de diluir. Y no parece el caso. El equipo que ha presentando la heredera Ione Belarra es un calco al más puro estilo de Iglesias con el añadido de Yolanda Díaz en una suerte de bicefalia que ya veremos qué réditos les aporta. Díaz tiene personalidad y opta por otros gestos, modos y maneras que en apariencia parecen más suaves y no por ello dejan de ser contundentes en el fondo. Belarra tendrá que mostrar su propia identidad, si no la coalición puede desdibujarse. Recordemos que en los últimos tiempos Iglesias había constituido un núcleo reducido en torno a su persona y había laminado a todo aquel que pensara distinto o que él consideraba contrario.
Ciudadanos: Inés Arrimadas y su futuro. En ocasiones hemos escrito de las dificultades de rentabilizar los diez escasos escaños en el Congreso. Los últimos resultados electorales en Cataluña y sobre todo en Madrid han supuesto una derrota considerable y que sigue lastrando a la formación. Les cuesta apostar por un discurso identificable sin que no se vean abducidos por el PP, sobre todo cuando unos cuantos militantes de postín abandonan el barco o a sus cuestiones particulares o al propio Partido Popular.
Carlos Lesmes, presidente del Tribunal Supremo: "Sin concordia es difícil aceptar un indulto". ¡Y sin el respeto a la Constitución que es de todos y para todos y que es nuestra norma de Estado jurídico!
Pedro Sánchez, presidente del Gobierno: "Hay un tiempo para el castigo y otro para la concordia". ¡El futuro puede cobrarle la decisión, incluso de sus propios votantes!
Pablo Casado, presidente del PP: "A los españoles se nos acaba la paciencia, a usted se le acaba el tiempo. Los indultos serán su finiquito y el epitafio del PSOE constitucional". ¡Asunto de Estado. Tranquilidad que quien mucho abarca, poco aprieta!
Juan Carlos Campo, ministro de Justicia: "Hay que ver los indultos con naturalidad". ¡Pues nada, que es muy natural ir contra la Constitución y el orden garantía de nuestra democracia!
Felipe González, expresidente del Gobierno en El Hormiguero: "La deslealtad a las reglas del juego se paga. En estas condiciones yo no haría el indulto". ¡La veteranía es un grado. Le flaquea la memoria. Sus gobiernos dieron indultos y los del PP hicieron lo propio con Barrionuevo y Vera!
Pere Aragonés, president de la Generalitat: "La amnistía tiene que venir acompañada de la autodeterminación". ¡Siguen a la suya como era de esperar. No quieren el indulto, prefieren la amnistía porque lo volverán a repetir!
Fernando Simón, director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias: "Lo cierto es que sí que tengo ganas de dejarlo y finalizar con esta rutina. Espero que la gente se olvide pronto de mí". ¡Está pasado de rosca y vueltas. Se le ha quemado y le han partido la cara, en ocasiones con razón, pero ha servido de cortafuegos para la gestión gubernamental de la pandemia!
Raúl Albiol, jugador del Villareal, flamante campeón de la Europa League: "No recuerdo haber tirado un penalti desde infantiles. Durante los entrenamientos no ensayamos ninguno". ¡La sinceridad de un campeón. Unos cuantos ex del Valencia en el equipo de los vecinos del norte y el esfuerzo de Fernando Roig y de un pueblo de 50.000 habitantes!