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la nave de los locos / OPINIÓN

El gol de nuestras vidas

Diez años es menos que nada. Diez años han transcurrido del gol de Iniesta que llevó a España a ser campeona del mundo. Nuestra última gran alegría como país. Desde entonces no hemos levantado cabeza. Recordar la felicidad de aquella noche nos ayuda a sobrellevar este presente aciago 

14/07/2020 - 

Aquí estoy de nuevo, en Benidorm, en el verano más extraño (y probablemente más triste) de nuestras vidas. Bebo un doble de cerveza en un bar de la avenida de Europa, frente al monumento a la Paz. Observo una larga cola de clientes que aguardan a entrar en la sucursal de un banco catalán. Son, con diferencia, más de los que estamos consumiendo en la terraza. 

La cerveza, que está deliciosa (me cobrarán 2,75 euros por ella), me calma los nervios de la mañana. He bajado a por el coche y no estaba. La grúa se lo había llevado. Sudoroso y malhumorado, he subido por la avenida Comunidad Europea hasta llegar al depósito municipal, situado junto al palacio de deportes L’Illa de Benidorm. He pagado 60 euros por rescatarlo. Había cerca de cuarenta vehículos estacionados. 

El Ayuntamiento de Benidorm debe de ingresar miles de euros diarios por estas sanciones. Además de ampliar la zona azul —¿no hubiera sido conveniente dejarla sin efecto en un verano como este?—, ha reconvertido zonas de libre aparcamiento en otras para residentes. Están tan tímida e interesadamente señalizadas que el conductor pardillo caerá en la trampa con facilidad. 

La playa de Levante de Benidorm, casi vacía, una tarde de la semana pasada.  

La victoria de España frente a Holanda en el Mundial de 2010 fue la última alegría colectiva de los españoles, en la que nos sentimos unidos como país

Turistas maltratados en Benidorm 

El alcalde de Benidorm, Toni Pérez, del PP, ha ganado 60 euros para las arcas municipales pero ha perdido a un turista, de lo que no anda muy sobrada su ciudad este verano. Algunas zonas presentan un aspecto desolador. Difícil de entender es que el Ayuntamiento maltrate a un turista secuestrando su coche, pero resulta escandaloso que lo haga cuando Benidorm afronta su peor temporada desde que es destino vacacional, con la mayoría de la planta hotelera cerrada y sus trabajadores en el paro. ¿Es esta la manera de atraer al turismo que llega a cuentagotas a la capital de la Costa Blanca?

Este sábado pasado se cumplían diez años (¡diez años!) de la final del Mundial de Sudáfrica. España, la España impotente que no pasaba de los cuartos de final, ganó su primer Mundial gracias a un equipo de jugadores formidables y a un entrenador inteligente y sensato. 

Esta semana he visto varias veces el video del gol de mi paisano Andrés Iniesta. Con una carrera de treinta metros, Jesús Navas inició la jugada que acabó con el pase interior de Cesc Fàbregas a Iniesta, que hizo gol de un potente disparo cruzado. Stekelenburg, el guardameta holandés, no pudo hacer nada. 

Iker levantando el trofeo.

Necesitábamos un subidón como nación

La victoria de España frente a Holanda fue la última alegría colectiva de los españoles, en la que nos sentimos unidos como país. La crisis de 2008 había desnudado el milagro económico español. Necesitábamos un subidón como nación, y ese subidón llegó gracias a Casillas, Iniesta, Puyol y el resto de una plantilla que se sobrepuso a la maldición que pesaba sobre la selección en los momentos decisivos de los grandes campeonatos. 

Esa dinámica negativa se rompió con el penalti transformado por Fàbregas frente a Italia en la Eurocopa de 2008, siendo entrenador Luis Aragonés. 

Este sábado recordaremos dónde y con quiénes celebramos que España había ganado el Mundial. Y, al rememorar aquella noche irrepetible, echaremos en falta a aquellos que no están con nosotros. 

Desde entonces muchos cambiamos de trabajo porque nos despidieron. Otros continuaron con los suyos pero en peores condiciones. El país vivió un fogonazo ilusorio de solidaridad con el 15-M, aprovechado por un grupo de pijos de extrema izquierda para emprender el socavamiento del sistema. 

El declive del régimen del 78  

Cuando vuelves a ver las imágenes de un Íker Casillas pletórico alzando el trofeo en el estadio de Johannesburgo, sientes nostalgia de aquel tiempo. ¡Cómo ha cambiado el país en una década! El régimen nacido en 1978 comenzó a descomponerse por culpa de aquella crisis económica, hasta iniciar un camino sin retorno. Sólo falta firmar su certificado de defunción. El anterior rey abdicó, le sucedió su hijo, aparecieron nuevos partidos que heredaron los vicios de los viejos, y no se aprendió nada, absolutamente nada, de los errores que llevaron a la Gran Recesión. Y así hasta que apareció el bicho chino y todo saltó por los aires, tres meses encerrados, tantas ilusiones perdidas, con el peor Gobierno imaginable. 

Seguimos noqueados como el boxeador que permanece tendido en la lona mientras el árbitro cuenta hasta diez. Este país está KO. Nada bueno cabe esperar de los actuales gobernantes que a la ineficacia suman, entre otros defectos, su indecencia, como se puso de manifiesto en el reciente funeral por las víctimas del coronavirus. 

Como el presente es dramático y el futuro incierto, nos refugiamos en el pasado. Es humano hacerlo. Aquel gol nos hizo felices.  

Es de noche. El comedor está a oscuras. He abierto todas las ventanas. Vuelvo a ver el video. Minuto 116 del partido. Jesús Navas galopa por la banda derecha, hay un rebote, taconazo de Iniesta a Cesc, que se la pasa a Navas y este a Torres 

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