MURCIA (EFE/Sergio Morro). La pandemia del coronavirus COVID-19 ha supuesto la paralización en el mundo del deporte, la cancelación de grandes eventos y de las competiciones, pero más allá del confinamiento de las grandes estrellas deportivas, esta situación también ha supuesto un frenazo en seco para las aspiraciones de los deportistas más humildes, como la tenista murciana Alba Carrillo que, con un improvisado gimnasio en su domicilio, trabaja lo que puede, y aunque admite que todo lo trabajado en pretemporada se ha ido por los aires, como estudiante de Psicología, señala que esta situación es una oportunidad para reflexionar y generar "cambios poderosos" en cada uno de nosotros.
La jugadora de la pedanía de Beniaján y de 24 años, actual 519 en la clasificación de la WTA y ganadora de tres títulos ITF, está afincada en Valencia desde hace tres años para entrenar en la Academia de Pancho Alvariño, ha atendido a EFE telefónicamente desde su domicilio.
Allí trata de llevar a cabo el trabajo y las rutinas que le mandaron desde la Academia, aunque también aprovecha el confinamiento para estudiar una carrera en la que se encuentra ya en el tercer curso, o dedicar el tiempo a otras aficiones, como el yoga, la pintura, la meditación o la cocina.
"Lo llevamos mal como todo el mundo y al final hemos tenido que cambiar. Nuestro día a día era entrenar y ahora todas las rutinas han cambiado ya que los torneos están aplazados hasta junio. Es un cambio de percepción de nosotros mismos. Antes pensaba como deportista y ahora tengo que cuidarme como persona, tanto física como mentalmente, porque es un reto para todos. Me ha cambiado todo, la manera de pensar, de tomarme el día a día", explica.
"Estoy entrenando todo lo que se puede. La Academia nos ha mandado trabajo para hacer en casa, mañana y tarde estoy entrenando con los utensilios que tenemos aquí, con las escaleras, comba, en el patio. Me he montando un gimnasio muy casero en el garaje. Creatividad al máximo nivel. Yo tengo la suerte de que en casa cuento con un jardín grande, para hacer ejercicios aeróbicos tengo las escaleras, que las subo y las bajo todos los días como una loca y también hago comba. Como no tengo pesas cojo cajas pesadas y les meto cosas dentro para que pesen tres o cinco kilos, y uso las barras que hay por casa para hacer elásticos. Al final hay que echarle imaginación", exclama.
Aunque el apartado físico puede trabajarlo, Alba lamenta no poder trabajar los aspectos técnicos, fundamentales en un deporte como el tenis. "Soy tenista y hacemos muchos movimientos sin pelota para no perder el feeling, pero en un deporte que es tanto de estar de dulce, de gestos o de apoyos, si no se trabajen diariamente se pierden", remarca.
"Al final esto es una apuesta que estamos haciendo ahora mismo, nunca antes. A no ser que tuvieras una lesión muy grave no estabas tanto tiempo sin jugar y competir. Es un desastre, a todos nos ha afectado pero para nosotros estar tantas semanas sin competir y sin entrenar es un drama porque al final trabajamos mucho con planificación fijada por semanas, por micro ciclos, y todo lo que hemos hecho este año se va por los aires. Hicimos una pretemporada de seis semanas para tener el punto alto de forma en una determinada fecha y hay micro gestos y técnicas nuevas que se han perdido. Hay que hacerse a la idea de empezar otra vez", asume.
Al margen de abrirse paso en el tenis como profesional, Alba aprovecha el numeroso tiempo libre del que dispone en los torneos, en los hoteles o en los aeropuertos para sacarse la carrera de Psicología. "Me gusta estudiar, pero no lo hago sólo por sacarme una carrera, que no tengo prisas, y lo hago más que nada para tener algo que hacer, porque tenemos mucho tiempo libre en los torneos y así no estoy todo el día pensando en tenis. Ahora, con esta situación, me meto a estudiar, me olvido y no pienso mucho. Pero voy muy tranquila, no me quiero agobiar como en el instituto, y ahora mi prioridad el tenis", recalca.
Alba comenta que habla mucho con compañeros del tenis y de fuera de él sobre la complicada situación que estamos viviendo en estas semanas y se muestra partidaria de dedicar menos tiempo a las redes sociales y más a aprovechar la oportunidad que este confinamiento da para conocernos mejor a nosotros mismos.
"Es una situación horrible, una crisis mundial, pero es una oportunidad para reflexionar mucho porque en la vida diaria tenemos muy pocos momentos para estar a solas con nosotros mismos. Hay mucha gente que no se conoce, no sabe lo que quiere y a lo que tiene miedo. Esta es una situación que, depende de cómo se gestione, puede generar cambios muy poderosos en nosotros, pero hay que saber cómo afrontarlos", apunta.
"Lo que aconsejo es intentar, que no es fácil, distanciarse del móvil y de las redes sociales lo máximo posible. Está muy bien para estar en contacto con los tuyos, que es lo importante, pero luego hay dejarlo porque es muy fácil hoy en día perder mucho tiempo con redes sociales, vídeos y memes, porque al final es con lo que se entretiene la gente, pero eso lo podemos hacer siempre. Creo que esto es una experiencia que hay que aprovecharla para hacer cosas que normalmente no podemos hacer. Yo, por ejemplo, nunca tengo mucho tiempo para pintar, meditar y hay que aprovechar ahora. A mí me funciona buscar cada día hacer algo diferente. Hay que cambiar rutinas, hacer cambios para que cada día sea distinto, pensar en qué va a consistir cada día y no pensar en cuántos quedan para salir porque si no te desesperas", concluye.