MURCIA. El Cementerio Nuestro Padre Jesús abre nuevamente sus puertas para rutas culturales guiadas con el fin de profundizar en el conocimiento de la historia y las costumbres de Murcia.
Las visitas se realizarán una vez al mes, los domingos, a las 11h, con una duración de unas dos horas y en grupos de un máximo de 30 personas, que serán dirigidos por una guía turística especializada en la materia.
En ellas se hará un recorrido por la vida e historia de algunos de los nombres más significativos de Murcia y por la arquitectura y simbología funeraria más característica del Cementerio Municipal Nuestro Padre Jesús. Las rutas están previstas para los próximos días, 22 de septiembre, 06 de octubre, 24 de noviembre y finalizarán el 15 de diciembre.
La edil de Bienestar Social, Familia y Salud, Pilar Torres, ha presentado las nuevas rutas este lunes que comenzarán el próximo 22 de septiembre, acompañada por el profesor de Antropología Social de la Universidad de Murcia Klaus Schriewer, autor de las guías.
"Estas rutas guiadas por el interior del recinto se plantean como una oferta diferente para profundizar en la historia del municipio y en los personajes más relevantes en la historia de Murcia, y surgen bajo la premisa de quien no conoce su pasado, no puede conocer su ciudad. Por eso animamos a todos los murcianos a que conozcan este espacio que está repleto de curiosidades y que pone en valor el legado de nuestros ancestros", declaraba Pilar Torres.
Para dar visibilidad al conjunto monumental, histórico y antropológico del cementerio, el Ayuntamiento de Murcia colabora desde el año 2015 con la Sociedad Murciana de Antropología, disponiendo actualmente de 8 guías de visitas con rutas temáticas sobre los principales aspectos culturales e históricos del cementerio de Nuestro Padre Jesús de Espinardo.
El cementerio fue inaugurado en el año 1885 durante la gran epidemia de cólera, sustituyendo a los demás cementerios extramuros de La Albatalía y la Puerta de Orihuela. Momento en el que Carlos III dictó una real cédula que prohibía las inhumaciones en el interior de las iglesias y se instaba a la construcción de los cementerios en las afueras de los pueblos y ciudades, en lugares ventilados, para evitar la propagación de enfermedades.