CARTAGENA. Vox Cartagena ha convocado a sus seguidores para este próximo jueves en la Real Sociedad Económica de Amigos del País para explicar el motivo por el que el partido de Abascal está en Cartagena. Se titula ‘¿Por qué Vox? Un año en el Gobierno de Cartagena’. A continuación añaden en su reclamo 'ya es hora de perder el miedo a actuar'. Bien, vale, cada partido es muy suyo de vender sus logros, más todavía si estás gobernando y, por tanto, tienes la capacidad de cambiar las cosas de donde actúas.
Pero (que todo tiene un pero), los concejales de Vox deberían explicar también su doble versión en este juego, capaces de actuar como equipo de gobierno y oposición al Partido Popular en Cartagena con los que comparten mesa y mantel en el Palacio Consistorial. Hace unas horas, el propio portavoz del partido en Cartagena, Gonzalo López Pretel, compartía una reflexión en ese pozo de sabiduría en el que se ha convertido la red social X. Subrayaba, en unas pocas líneas lo siguiente: “No deberíamos seguir haciendo fiestas, mercados medievales, ferias…… hasta que este asunto de la inmigración masiva no cesara. Estamos entretenidos mientras nuestra sociedad se destruye”. Está claro a quién va ese dardo de fiestas y mercados medievales, no hay que ser muy avispado para acertar que este arpón lo lanza directamente a la alcaldesa de Cartagena, Noelia Arroyo.
Por eso nos preguntamos si Vox sabe si está gobernando en Cartagena después de un año -eso es lo que tratarán de justificar este jueves-, si debe ejercer de oposición en el Gobierno, si necesita exhibirse públicamente con este tipo de discursos redundantes hasta la saciedad, si es necesario convertir sus proclamas en apocalípticas (‘El PPSOE en Europa está empeñado en destruirnos y convertir Cartagena en el centro del desastre’, dicen) y si hay que mezclar churras con merinas y mercados medievales con inmigración.
Esta manera tan extraña de hacer política con la que están empeñados en dirigirnos, es un ‘sindiós’ que ni yo entiendo. Decía el Papa Benedicto XVI eso de que 'Cuando la política promete ser redención, promete demasiado'.