MURCIA. Ellas no se lo merecen y nosotros no podemos permanecer callados. No podemos dejarlas con semejante impresentable. Como futbolistas y como mujeres merecen un entrenador digno, que las respete, que no las considere posibles objetivos de violación. Porque eso, una violación grupal, es lo que el entrenador femenino del Rayo Vallecano dice "que une a un equipo" y así lo expresó en un audio de Whatsapp dirigido a su equipo técnico cuando entrenaba a infantiles.
"las jugadoras del Rayo no merecen que las entrene semejante individuo"
"¡Qué pasa, equipo! Dos cosas: espectacular la primera parte... pero nos faltan cosas, nos falta, sigo diciéndolo, hacer una... pues como los del Arandina, tío. Nos falta ir y que cojamos a una, pero que sea mayor de edad para no meternos en jaris y cargárnosla ahí todos juntos. Eso es lo que une realmente a un staff y a un equipo. Mira a los del Arandina, iban directos al ascenso. Venga chavales, buen domingo".
¡Vomitivo! Éste es Carlos Santiso, el entrenador que el Rayo ha contratado para su equipo femenino.
Los del Arandina, a los que alude como modelo, son tres jugadores condenados con sentencia firme en 2017 por una violación grupal a una niña de quince años a la que invitaron a su casa.
Desde que el audio se hizo público, jugadoras, sindicatos de futbolistas, peñas vallecanas, asociaciones de mujeres... han puesto el grito en el cielo contra Santiso, pero ahí sigue.
El presidente del club, que parece de la misma calaña, dice que él "ficha a profesionales no a personas" y que mantendrá al entrenador.
Tremendo todo. Tremendo que un individuo de treinta y pocos años pueda pensar y decir semejantes barbaridades que además no parece que sea la primera vez: "... Sigo diciéndolo..."
Tremendo que el presidente diga que no importan, principios, valores, moral... Nada. Si es profesional lo demás no importa.
Tremendo y tristísimo el papelón de la mujer del entrenador intentando quitar una gran pancarta colgada por la afición en la que se leía: "Por respeto a la mujer, Santiso fuera de Vallecas". Ella sabrá con quién comparte su vida.
El resto sabemos que las jugadoras del Rayo no merecen que las entrene semejante individuo. Sabemos que no podemos dejar solas a estas jóvenes a las que tanto les ha costado llegar y a las que el presidente ni les coge el teléfono, ni al único técnico que ha tenido la decencia de dimitir porque se avergüenza del entrenador.
Tas el impacto mediático, somos la sociedad civil con nuestra presión y denuncia sostenida quienes podemos ayudar a las jugadoras del Rayo a librarse de semejante piltrafa. En eso estamos todos los que consideramos que este país será un poco más decente si este vomitivo ser encuentra tolerancia cero a su violencia machista: en mantener viva la denuncia de estos hechos.
Rosa Peñalver Pérez.
Docente. Jubilada.