Celebración y reivindicación en Murcia y Cartagena por el 8M (Fotos: LA ROCA y EFE)
Celebración y reivindicación en Murcia y Cartagena por el 8M (Fotos: LA ROCA y EFE)
Celebración y reivindicación en Murcia y Cartagena por el 8M (Fotos: LA ROCA y EFE)
MURCIA. El martes, 8 de marzo, me manifesté un año más como miles de personas en todo el mundo. Y lo hicimos porque en el planeta Tierra, si nos visitara un extraterrestre y después tuviera que hacer un informe para los suyos, seguro que se iría con la idea de que este pequeño planeta azul está poblado por unos seres —hombres y mujeres— que se diferencian físicamente y en derechos y oportunidades.
Comprobaría que da igual que nazcan en el norte, en el oeste, en el sur o en el este, las mujeres simplemente por razón de su sexo tienen menos oportunidades que los hombres y en muchos lugares incluso menos derechos.
Y no es que esté derrotista o baja de moral. Es que es preocupante y triste observar lo frágiles que son los logros que consiguen las mujeres y lo fácil que es retroceder.
"en el planeta Tierra ser mujer tiene desventajas"
Los avances de las mujeres de Afganistán conseguidos con tanto esfuerzo: acceso a la educación, a la universidad, al trabajo... han desaparecido todos. En enero las mujeres afganas recibieron la ultima prohibición: no pueden ir a baños públicos. Esta última prohibición se suma a las ya existentes desde el regreso de los talibanes al poder: no pueden disponer de teléfono móvil, ir solas a ningún sitio, escuchar música, leer poesía, ir a la escuela, a la universidad, trabajar, subir en taxis, reír a carcajadas, llevar tacones, montar en bicicleta... y un largo etcétera que incluye el burka como indumentaria y la lapidación por adulterio.
Es verdad que hablamos de un país extremo pero podemos mirar a la avanzada Europa.
Veríamos —lo dieron todas las televisiones— un nuevo desplante machista a la presidenta de la Comisión Europea Ursula Von der Leyen. En el saludo oficial con ocasión de la cumbre de la UE con la Unión Africana el ministro de Exteriores de Uganda pasa por delante de la presidenta sin mirarla siquiera. Cuando Macron inmediatamente le hace notar que debe saludarla se niega a darle la mano, sencillamente porque es mujer. El mismo desprecio, la misma humillación que ya le hizo antes el presidente turco Erdogan cuando ni la saludó ni dejó que se sentara en el lugar que, como presidenta, le correspondía.
Son dos ejemplos pero me temo que el pobre extraterrestre da igual los lugares que visite llegaría a la misma conclusión: en el planeta Tierra ser mujer tiene desventajas.
Pero soy optimista, confío en que si viniera observara y recogiera también en su informe que hay un movimiento organizado muy potente para superar todo esto. Que en muchos lugares se ha avanzado hasta la igualdad legal y que la real está cerca, que es cuestión de tiempo y lucha y que millones de hombres y mujeres estamos en este empeño.
Rosa Peñalver Pérez.
Docente. Jubilada.