MURCIA. Víctor Marín Navarro (Mazarrón, 1980) afronta el reto más difícil en política: alcanzar el consenso en Educación. El nuevo consejero atesora una baza con la que no contaron muchos de sus predecesores: es profesor de instituto, ha pisado las aulas y además conoce muy bien la Consejería de Educación, "la Casa", como así llaman al ente del que dependen en la Región de Murcia -ni más ni menos- 300.000 estudiantes y 30.000 trabajadores -26.000 de ellos son docentes, con 20.000 de ellos en centros públicos-. "López Miras me ha pedido tres cosas: trabajo, diálogo y consensos", asegura en una entrevista con Murcia Plaza. Además de Educación, también asume las competencias de Empleo y Formación Profesional. No son áreas menores. Esta semana, de hecho, se conocía el aumento de la tasa de abandono escolar temprano, que se sitúa en el 18,7%, la peor del país. "Reducirla es uno de nuestros grandes compromisos", sostiene, convencido de que se puede bajar "impulsando la formación profesional".
Benjamín de tres hermanos, Víctor Marín se crio en el Barrio de la Ermita de Mazarrón, en el seno de un hogar humilde y trabajador en el que se respiraba mucha pasión por la cultura. Su madre, ama de casa, le llevaba desde pequeño a la biblioteca municipal, donde le inculcó el valor de la lectura; y su padre, albañil, le enseñó que todo en la vida es fruto del esfuerzo. Estudió en el colegio Francisco Caparrós y en la adolescencia se formó en el instituto Domingo Valdivieso, donde -guiños del destino- años después impartiría clases. Su vocación por la docencia se debe precisamente a los profesores de Historia. Ellos le despertaron la curiosidad por la Historia del Arte, la carrera que estudió en la Universidad de Murcia. Se quedó prendado para siempre ante el poder del lenguaje simbólico y por la capacidad de las obras de arte para explicar nuestro pasado y nuestras raíces. Su obra favorita es la Vista de Delft, de Johannes Vermeer: "Me fascinó cuando la contemplé en La Haya".
Marín se convirtió en funcionario de carrera muy joven, con apenas 24 años. Dio sus primeros pasos en el mundo laboral en Extremadura, donde obtuvo la plaza de profesor de Geografía e Historia tras aprobar las oposiciones en 2004. Recuerda aquellos años en Badajoz y Cáceres con la ilusión de sus primeras lecciones ante sus alumnos –"intentaba emular a mis profesores"-, pero también con la dificultad de que su familia se encontraba a 700 kilómetros de distancia. Ya por entonces había conocido a Elena, la mujer "más importante" de su vida, su hoy esposa con quien comparte 22 años y con quien forma una familia de dos niños (un hijo y una hija) en Beniaján, su residencia actual. "Elena me hace mejorar cada día". En 2007, preso de la añoranza familiar, regresó a Mazarrón, donde ejerció en el IES Domingo Valdivieso y posteriormente en el IES Felipe II. Mientras tanto, cursó un master y terminó un doctorado. En 2009 obtuvo plaza definitiva en el IES Dos Mares, en San Pedro del Pinatar. Actualmente su destino es el IES La Flota de Murcia.
Cumplidos los 30 años, empezaría su transición del aula a los despachos. Se involucró en la red del Profesorado durante tres años (primero en Torre Pacheco y después en el centro de Profesores Región de Murcia). En 2016 le nombraron jefe de Servicio de Innovación y Formación del Profesorado, su primer cargo público. "La innovación es una palanca para mejorar la calidad del sistema educativo", apunta. En 2019 pasó a ser subdirector de Innovación Educativa y Atención a la Diversidad. Una tarea que le marcó. De hecho, una de sus primeras medidas como consejero ha sido incluir de nuevo la denominación de Atención a la Diversidad en la Dirección General de Innovación y Formación Profesional. En enero de 2020 dio el salto más cualitativo, al ser elegido como director de Planificación Educativa y Recursos Humanos, el puesto que ha ocupado hasta que recibió la llamada de López Miras.
"A mi familia le abrumó un poco que me propusieran como consejero, pero desde el minuto uno me apoyaron. Y eso es esencial para mí, porque este cargo requiere de una dedicación completa", confiesa Marín. Dedica su escaso tiempo libre a su familia, viendo cine y disfrutando con cualquier actividad cultural; también desconecta caminando con su esposa por la naturaleza. Pero sus grandes pasiones son la música, la lectura y el cine. De hecho, aunque la música le gusta "por completo, desde el pop hasta la clásica", su predilección es el rock. Sus bandas de cabeceras son The Who y Muse, y su solista de siempre es Bruce Springsteen. Lee "de todo", pero sobre todo novelas históricas -como Santiago Posteguillo- y ensayos. También admira a Stanley Kubrick. Y se considera futbolero y madridista.
Llegó a la política desde el ámbito técnico, por lo que no se afilió al PP hasta el año 2022. Lo hizo por su "ideología liberal". De hecho, durante el congreso del PP del pasado verano, López Miras lo designó secretario de Educación en el organigrama del partido. El presidente había puesto ya sus miras en él como futurible sustituto de Mábel Campuzano. No en vano, aquel nombramiento orgánico fue un preludio de lo que meses después acabaría pasando en la Comunidad. "De joven siempre me interesó la política, aunque como idea abstracta. Y recalcaba su importancia en las clases ante los alumnos", cuenta Marín, que valora que "el servicio público contribuye al desarrollo de las sociedades". Su referente político es Franklint Roosevelt.
Él reniega de que haya sido "un director a la sombra" en la Consejería de Educación, pero sí admite que por su "formación técnica" está al tanto de los detalles de muchos expedientes. También mantenía relaciones con todos los colectivos de Educación; e igualmente desempeñaba las competencias de ordenación académica, además de la gestión del personal y la planificación educativa. Es decir, es difícil que un asunto le sorprenda en la Consejería. No tiene ni una mala palabra sobre su antecesora, Mábel Campuzano, de quien afirma guardar mucho respeto. A nadie se le escapa que Marín llega, entre otras cosas, para ofrecer otro talante, más moderado, más técnico, menos salpicado de polémicas. "Es un clamor que la educación se base en el diálogo. Para mí tiene mucho valor llegar a acuerdos", opina.
-¿No es casi una utopía conseguir el consenso en Educación en nuestro país?
-A la vista de la Ley Lomloe [la Ley Celaá], uno tiende a pensar que sí. Es la ley con menor apoyo parlamentario de nuestra historia. Se elaboró en pandemia y sin dar audiencias a los expertos. El Ministerio tampoco ha escuchado a muchas comunidades.
-¿Ha podido hablar con la ministra de Educación, Pilar Alegría?
-No. Recibí una carta de felicitación, a la que contesté. Pero nada más. Eso sí, le trasladé la petición de reunirme con ella.
Su periplo al frente de Educación acaba de empezar. Acaba de tomar posesión y apenas tiene tres meses por delante, hasta la convocatoria de elecciones autonómicas (el 28 de mayo). En este encuentro con Murcia Plaza, Marín no eludió tampoco preguntas de actualidad.
-¿Da tiempo a hacer algo en tres meses?
-Por supuesto que da tiempo. Me he marcado cuatros objetivos. Primero, impulsaré la Educación Infantil de dos años. Vamos a crear 2.000 nuevas plazas, con 1.000 en colegios públicos y otras 1.000 en concertados. Segundo, modernizaremos las infraestructuras de los centros públicos, con mejorías en accesibilidad y en instalaciones eléctricas. Tercero, implantaremos la reducción progresiva de la ratio en Infantil de tres años; de manera que el próximo curso las aulas estén en un máximo de 22 alumnos por unidad. Y cuarto, trabajaré para elaborar una ambiciosa oferta de formación profesional.
-¿Tiene un plan para los profesores interinos?
-Firmamos con todas las organizaciones sindicales un acuerdo en 2021 que tiene vigencia hasta 2026. Es uno de los mejores acuerdos de interinos que conozco en nuestro país. Estamos desarrollando una convocatoria importante de oposiciones docentes; vamos a ejecutar este año 1.650 plazas de estabilización. Vamos a reducir la tasa de temporalidad por debajo del 8%. En el cuerpo de maestros estamos en el 4,8% tras las oposiciones de verano; en Secundaria estamos en el 15%.
-¿En la Región se puede de verdad elegir el centro para estudiar o es sólo un lema?
-Existe libertad. Hemos desarrollado legislativamente las condiciones necesarias para ello. Tenemos una red de centros muy amplia y muy diversa. En Educación Infantil de tres años, más del 95% de las familias de la Región obtienen plaza en el centro que piden como primera opción.
-¿Va a priorizar la enseñanza concertada frente a la pública?
-Para nosotros sólo hay un modelo de enseñanza, en el que coexisten con la misma dignidad los centros públicos y los concertados. Esa es la máxima garantía de libertad de elección para las familias.
-¿Qué opina del 'pin parental' que intentó aplicar Campuzano?
-Soy partidario de que las familias tengan información. Es algo positivo, porque potencia la transparencia. Ahora bien: tengo la máxima confianza en el criterio profesional del profesorado a la hora de diseñar actividades curriculares y extracurriculares.
-¿Cree que hoy día no se valora la autoridad del profesor?
-Creo que está en entredicho casi cualquier concepto de la autoridad. Debemos hacer una reflexión en la sociedad. ¿Cuál es la situación de los referentes de los jóvenes en el ámbito familiar y en el ámbito educativo? Los éxitos en educación se alcanzan cuando familias y docentes van de la mano, y cuando los jóvenes comprenden que se debe respetar la autoridad educativa y también familiar.
Marín esgrime que la exigencia es máxima. "Buscamos la excelencia cada día". Se muestra seguro de que la generación actual sí es la mejor preparada de la historia. Pero, a su juicio, el problema estriba en la Administración pública. "Tenemos que encaminarla hacia una mayor empleabilidad para los jóvenes". Ahora es consejero, el máximo responsable de la Educación de la Región de Murcia: en su mano queda.