MURCIA . Por Villa Azahar, una finca palaciega de principios de siglo XX situada en el municipio de Mula, anduvieron a finales de los años ochenta los actores de la serie de TVE El obispo leproso, protagonizada por Mercedes Sampietro, Lidia Bosch o Tito Valverde, entre otros. También fue en sus jardines, hace más de una década, donde Pepe Sancho rodó numerosas secuencias del que sería su último trabajo antes de fallecer, la miniserie Crematorio. Rodajes estos que convirtieron en una casa de cine a este palacete que ha pasado de generación en generación y que ahora mira al futuro en busca de un comprador que siga escribiendo su historia.
También apodada como 'Villa Pelotas', por los adornos esféricos que coronan los postes del cercado de la finca, se trata de una finca de 17.000 metros cuadrado, con una majestuosa casa principal de estilo ecléctico, que dispone de 15 habitaciones, tres pisos, desván, espaciosas terrazas, balconadas y jardines, además de un huerto. La casa, de 600 metros cuadrados, conserva perfectamente sus baldosas y azulejos hidráulicos -que forman originales y bellas formas-, los vanos y puertas que mantienen la carpintería de época, al igual que las forjas, lo que la convierten en una casa esbelta y singular. Tanto es así que ha inspirado a artistas como el muleño Nono García, quien hizo sobre ella una serie. "Esta casa que me tiene como poseído y la he pintado del derecho y del revés", diría.
Una de sus actuales propietarias charla con Murcia Plaza sobre los buenos recuerdos familiares que guarda de esta mansión, que inicialmente construyó a finales del XIX su bisabuelo como una casa torre, siendo reformada a principios del XX por su tío abuelo, un conocido médico de Mula que falleció soltero. Ella heredó la propiedad junto a una hermana pero, ahora, al estar gran parte de la familia viviendo fuera de la Región han decidido vender la propiedad.
Son muchas las historias que se han escrito en Villa Azahar durante tantos años. La propietaria apunta, por ejemplo, que la finca acogió durante la Guerra Civil -tras ser expropiada- a una colonia escolar con niños de la zona republicana cuyos padres estaban en el frente, así como para protegerlos de los bombardeos. "Nos contaron que los niños estuvieron muy bien. Comida no les faltó -que era lo bueno que tenían los pueblos respecto a las ciudades-, ya que había a su alcance naranjas, almendras, higos... Además, podían jugar en los jardines y se bañaban en una balsa de riego", explica. También añade que "con el tiempo intentamos localizar a algunos de ellos para mantener el contacto, pero fue imposible".
La propietaria de Villa Azahar también guarda recuerdos de los rodajes de cine y de cómo los alojamientos de Mula se vieron desbordado, obligando a parte de los equipos a buscar hoteles en localidades cercanas. "Fue una cosa muy buena para el pueblo, tanto para los establecimientos hoteleros y los comercios, como para darlo a conocer"
Villa Azahar es también una explotación agrícola de árboles frutales, con una superficie de cultivo en bancales con sus ramblas, en los que se han venido cultivando las especies propias de la región. Posee una Balsa y el riego se realiza por gravedad inundando los bancales, por lo que ofrece la posibilidad de una agricultura bio-ecológica. Además la finca tiene árboles frutales para el consumo de la casa: granados, almendros, caquis, ciruelos, perales, uvas….
La estructura de la finca abancalada, donde las ramblas están canalizadas en piedra y la existencia de coquetos puentecitos que permiten el paso de unos bancales a otros, le proporcionan a Villa Azahar, además, un aire romántico.
Una de las posibilidades que ofrece la propiedad es, según apuntan los vendedores, la de hacer de ella un hotel rural con encanto, ya que cuenta con las condiciones para crear una zona deportiva detrás de la casa en el Huerto Chico y rehabilitar las casas de los labradores para habitaciones.
La finca está puesta a la venta en el portal inmobiliario Idealista por 500.000 euros.