MURCIA. Seguro que a la inmensa mayoría de la sociedad le pasará por completo desapercibido el hecho de que hoy se cumplen 40 días del Domingo de Resurrección. Y, por supuesto, pocos, o poquísimos, serán los que recuerden que, durante siglos, tal día como hoy se conmemoraba en España la festividad de la Ascensión del Señor, lo que implicaba la celebración de innumerables primeras comuniones.
Eso fue así hasta que en 1977, coincidiendo con la voluntad del Gobierno de la Unión de Centro Democrático de Adolfo Suárez de reajustar el calendario laboral suprimiendo el carácter festivo de algunas fechas como San José, el Corpus, San Pero y San Pablo o Santiago, la Conferencia Episcopal decidió trasladar la fiesta al domingo siguiente. Como sucedió después, en 1990, con el Corpus.
"La Ascensión marcaba una de las fechas de las primeras comuniones, y la otra era el Corpus"
Eran estos dos de aquellos jueves que, según el dicho popular, relucían más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión. De modo que, cuando unos años después de aquella primera supresión surgió la nueva fiesta del Día de la Región, y en su primera conmemoración, el 9 de junio de 1983, cayó en jueves, el ingenio popular adaptó el antiguo dicho a las nuevas circunstancias, y proclamó: "Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol; Jueves Santo, Corpus Christi y el día de Hernández Ros", en alusión al primer presidente autonómico.
Para hacernos una composición de lugar sobre el asunto de los días festivos y el calendario laboral, puede resultar un buen ejemplo el correspondiente a la provincia de Murcia en 1976, junto un año antes: Año Nuevo (nombrado como la Circuncisión del Señor); Reyes; San José; Jueves Santo (sólo a partir de las 14 horas); Viernes Santo; 1 de mayo (pero no como Fiesta del Trabajo, sino de San José Artesano); Ascensión del Señor; Corpus Christi; San Pedro y San Pablo; 1 de octubre (el que fue Día del Caudillo, y sólo para organismos públicos y oficinas dependientes); Fiesta de la Hispanidad (hoy, del Pilar); Todos los Santos; Inmaculada Concepción; y Natividad del Señor.
La Ascensión, ciertamente, marcaba una de las fechas referenciales de las primeras comuniones, y la otra era el Corpus, en cuya procesión aún se estila que participen una buena porción de los primocomulgantes de las semanas anteriores vistiendo sus trajes blancos.
A este respecto, un reportaje publicado por la prensa murciana en 1970 refería que serían alrededor de 1.500 los niños y niñas que comulgarían entre las dos festividades reseñadas ese año en las parroquias de la ciudad de Murcia, y otros tantos en los colegios. Y se anunciaba como singularidad que en la parroquia del Carmen se situarían en el presbiterio y recibirían las dos especies: pan y vino.
En los años previos a la Guerra Civil, a partir de 1914, la celebración de la Ascensión, festividad dedicada muy especialmente a los niños, encontró como feliz complemento la que se llamó Fiesta del Catecismo, si bien ésta comenzó celebrándose en los primeros días de julio.
"La procesión concluyó en la Catedral, con vibrante y conmovedora alocución a cargo de un canónigo"
Así, el día primero de junio de 1916 contaban las crónicas que resultó brillantísima la procesión de la Virgen del Amor Hermoso, que salió de la parroquia de San Andrés, y tuvo "como nota simpática, la llamada fiesta del Catecismo. Millares de niños comulgaron por la mañana en las respectivas parroquias, acudiendo por la tarde, cada uno con su banderita, a formar en la procesión de la Virgen, cantando himnos a la Madre de Dios y a Cristo Redentor". La procesión concluyó en la Catedral, con "vibrante y conmovedora alocución" a cargo de un canónigo.
Dos años más tarde, la reseña de prensa indicaba que la festividad de la Ascensión del Señor se celebró "con su correspondiente y tradicional solemnidad. Por la mañana tuvo lugar en las iglesias el acto emocionante de la primera Comunión de los niños, siendo elogiadísima la buena costumbre establecida por los directores de los colegios de enseñanza de la capital, acudiendo con sus respectivos alumnos a participar del Banquete Eucarístico".
Por la tarde se celebró la fiesta del catecismo, y la procesión de los niños recorrió la carrera anunciada, presenciando el paso multitud de gente. Todos los centros catequísticos de la ciudad y la huerta formaron en la procesión, presididos por sus correspondientes párrocos y clero, recibiendo al terminar la bendición del prelado entre los vítores y aclamaciones de la enorme concurrencia de jóvenes que asistieron.
Y como un ejemplo más del arraigo con que llegó a contar la festividad, valga el ejemplo del año 1928, cuando "con la solemnidad ya acostumbrada se celebró en las diferentes parroquias de la capital la fiesta del Catecismo, con misa solemne por la mañana en la que recibieron por vez primera la Sagrada Forma centenares de niños de ambos sexos, instruidos convenientemente en la doctrina cristiana por los párrocos y señores coadjutores. Por la tarde, a las cinco y media, se organizó en el Santo Templo Catedral solemne procesión. En las amplias naves de dicho templo se congregaron los niños feligreses de las distintas parroquias, llevando todos banderitas y flores y pequeñas imágenes sobre bonitos tronos adornándose con flores naturales. La procesión recorrió la carrera del Corpus, siendo presenciada por numeroso público, congregado en las calles y balcones, muchos de ellos adornados con colgaduras".
Las últimas noticias de esta Fiesta del Catecismo las encontramos en el Boletín del Obispado de 1944, donde se reseñaba que habían tenido lugar "los festivales catequísticos celebrados con motivo de la Fiesta del Catecismo, con éxito clamoroso, en el Teatro Circo Villar, repleto de racimos de niños y de catequistas que rebosaban de todos sus departamentos. Dos horas de ebullición ardorosa, de inocencia, de alegría y de amor a Catecismo".