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el eurocristiano tibio / OPINIÓN

¿Un Frankenstein cartagenero?

19/01/2025 - 

En la última semana la sombra de una moción de censura sobre la alcaldesa de Cartagena, la pepera Noelia Arroyo, ha recorrido la ciudad. Desde el punto de vista aritmético era posible, pues Noelia accedió a la Alcaldía gracias a los apoyos de los diez concejales del Partido Popular y los cuatro de Vox, cuya suma solo superaba por uno a los trece que se quedaron en la oposición. De ese modo, bastaría con que uno de los concejales gobernantes cambiase de bando para que se formase una mayoría alternativa. Excluyendo la esquizofrénica hipótesis de que Noelia se censurase a ella misma, hay trece concejales de cuya voluntad depende que se mantenga en el sillón municipal. Todas las fuentes coinciden en que el beneficiario habría sido el abogado Gallo, dirigente del Movimiento Ciudadano (MC) y en que habría contado con el apoyo de un par de concejales provenientes de Vox. Dicho de otro modo, ningún concejal del PP ha estado bajo sospecha. Por lo demás, es difícil decidir si todo ha sido una mera fantasía de Gallo, o bien es que esos dos concejales no han consumado su intención de cambiar de aliados. 

Un análisis desapasionado nos llevaría a la conclusión de que no habrían tenido apenas nada que ganar. Como todos los concejales que apoyan a Noelia detentan competencias municipales, no habrían mejorado su situación personal apoyando una moción de censura. Es más, muy probablemente la habrían deteriorado. Y no solo porque tendrían que soportar el estigma asociado al transfuguismo, sino que porque pasarían de formar parte de un equipo de gobierno bastante coherente a un hipotético equipo de gobierno del tipo de los que el fallecido socialista Rubalcaba tildaba de Frankenstein. Desde luego, él acuñó ese mote para referirse al Gobierno que pensaba montar su copartidario Sánchez. Y acertó plenamente, pues Sánchez se hizo con el puesto de presidente del Gobierno español merced al heterogéneo apoyo de socialistas, comunistas, plurinacionalistas, separatistas de izquierdas y separatistas de derechas. En resumen, gracias al apoyo de todo el arco parlamentario, excepto PP y Vox. El resultado es que preside el Gobierno, pero apenas puede gobernar porque le resulta casi imposible idear iniciativas que gusten a todos sus apoyos. Las que les gustan a los plurinacionalistas no les gustan a los separatistas, y las que les gustan a los izquierdistas no les gustan a los derechistas. 

"Los programas del PP y de Vox son suficientemente parecidos para que puedan gobernar juntos sin excesivas tensiones"

Pues bien, una similar situación se habría producido en Cartagena de haberse materializado la moción de censura. Los programas de actuaciones del Partido Popular y de Vox son suficientemente parecidos para que puedan gobernar juntos sin excesivas tensiones. Ambos partidos comparten una visión unitaria de España y buscan el bienestar de sus ciudadanos sin freírlos a impuestos, ni coartar excesivamente sus libertades personales y colectivas. El único punto previsible de fricción quizás sea la actitud ante los inmigrantes, un tema tan interesante que requiere un Tibio aparte. De momento baste con decir que las supuestas diferencias se aliviarían bastante si se tomasen la molestia de analizar a fondo la cuestión. 

Habría que diferenciar, en primer lugar, entre inmigrantes legales e ilegales, entendiendo por tales los que se saltan las fronteras sin atenerse a los requisitos previstos en la legislación. Establecida esa importante diferencia, habría que distinguir entre inmigrantes cualificados profesionalmente e inmigrantes carentes de unos mínimos conocimientos profesionales. En tercer lugar, habría que distinguir entre inmigrantes cuya lengua natal sea el español y hayan sido educados en una tradición de raíz cristiana e inmigrantes cuya lengua natal no sea el español y hayan sido educados en la tradición islámica o en cualquier religión no abrahámica. Faltaría finalmente por realizar un estudio de la faceta económica de la inmigración. ¿Aportan los inmigrantes a la Hacienda española más de lo que reciben o, por el contrario, su saldo económico con la Hacienda española es negativo? Más sencillo, ¿aportan más riqueza de la que consumen o consumen más riqueza de la que aportan? Además, ¿son esos saldos homogéneos en todos los tipos de inmigrantes o difieren según la lengua y la cualificación profesional? Tengo la sensación de que, si todo eso se tuviese en cuenta, el PP podría llegar a entenderse más fácilmente con Vox en materia de inmigración. Por lo demás, ambos partidos están condenados a colaborar, excepto que no les importe que el Gobierno Frankenstein presidido por Sánchez se eternice en España.

No es difícil comprender que, si hubiese triunfado la moción de censura, frente al actual homogéneo Gobierno municipal del PP y Vox se habría constituido un Gobierno Frankenstein a la cartagenera. En efecto, al igual que en caso del Ejecutivo español, ese futuro Gobierno municipal habría requerido el apoyo de los concejales de todas las procedencias, excepto los del PP y los fieles a Vox. Detallando, tendrían que unir sus voluntades los concejales del MC, los del PSOE, la de Sí Cartagena y además los dos tránsfugas de turno. Habida cuenta de que Sí Cartagena se escindió del PSOE para pactar con el PP e impedir que gobernase MC, este Frankenstein cartagenero tendría que practicar un ejercicio urgente de amnesia política, o de extrema flexibilidad si lo prefieren decir así. Y eso sin contar con que el PSOE basa buena parte de su propaganda política en recalcar la amenaza que supondría que Vox llegase a gobernar. ¿Cómo podrían justificar que se alían con dos concejales procedentes de Vox para hacer alcalde a un miembro de MC? ¿Y cómo explicar que contarían con la complicidad de una concejala que expulsaron por pactar con el PP? Ya se ve que esa maniobra Frankenstein a la cartagenera padece tal complejidad que disuadiría de sumarse a cualquier concejal gobernante mínimamente informado. Y como los dos de Vox son inteligentes y han sido adecuadamente informados de las negativas consecuencias para ellos mismos de la moción, la han descartado. A menos que hayan perdido el oremus, lo previsible es que el gobierno de coalición entre el PP y Vox siga adelante. Eso sí, dialogando sobre la inmigración, tema sobre el que versará el próximo Tibio


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