CARTAGENA. "La mejor victoria es vencer sin combatir", decía el estratega militar Sun Tzu. Las luchas debilitan a los contendientes; la inteligencia y un buen plan ayudan a no tener que llegar a ellas y a conseguir un triunfo sin desgastarse.
La noticia de la moción de censura que se estaba fraguando entre la oposición al gobierno liderado por Noelia Arroyo se ha frenado en seco. La alcaldesa ha sofocado el incendio en unos días tensos para las dos bancadas, que concluyen, o no, con un comunicado del Grupo Municipal de Vox atribuyendo la culpa de todo a MC Cartagena y a su líder, Jesús Giménez Gallo.
Sin embargo, la realidad, dependiendo de quién la cuente, es una u otra. Cada cual busca vender su versión como la legítima, aunque resulta evidente que hay intereses políticos de por medio para manchar el honor del oponente. Por ello, no sorprende que Vox, y más concretamente Diego Salinas, el cabeza de lista -que no portavoz- en las pasadas elecciones, aparezca en el comunicado emitido por su partido: "Vengo recibiendo propuestas directas e indirectas de Jesús Giménez Gallo para que traicione a mis compañeros de gobierno y le vote en una moción de censura para hacerle alcalde. Ahora que se conocen públicamente esos intentos, quiero que se sepa públicamente que no tengo la menor intención de traicionar mi compromiso con los cartageneros".
Por otro lado, desde MC Cartagena, que reconocen esos contactos, aclaran que "se iniciaron por dos miembros del gobierno, que manifestaron a nuestro grupo y a otros su malestar con la mala gestión y la forma de actuar de Arroyo".
Diego Salinas, explican desde MC Cartagena, ha llamado a la puerta del partido cartagenerista por no estar satisfecho con su papel de segundón en su partido -le fue arrebatada la portavocía- y por el 'ninguneo' de sus socios de gobierno, a pesar de ocupar el cargo de teniente de alcalde. Salinas se ha reunido en varias ocasiones -comidas incluidas en la pedanía murciana de Gea y Truyols- con diferentes miembros de la oposición y ha manifestado, añaden desde el partido liderado por Giménez Gallo, su voluntad más que decidida de marcharse y, junto a su compañera Beatriz Sánchez del Álamo, contribuir al cambio en el bastón de mando del gobierno de Cartagena.
Es más, afirman que tienen pruebas de lo que dicen y es probable que Giménez Gallo quiera demostrarlo en breve en una comparecencia pública. Sabremos, entonces, hasta dónde ha llegado ese doble juego de Salinas, a quien, por cierto —según los rumores—, veremos salir por la puerta de atrás del Palacio Consistorial cuando pase el temporal, con una 'ocupación' en otra administración.
Por otro lado, está la situación de Giménez Gallo y si su liderazgo en MC Cartagena -que desde que se marchó Pepe López ha estado en entredicho- queda definitivamente tocado tras esta maniobra frustrada. Más aún cuando este jueves se enfrentará a una Asamblea de Compromisarios, donde el exlíder lo espera para dar las correspondientes explicaciones sobre este y otros asuntos. Gallo podría haberse anotado el tanto de la moción de censura con el bastón de mando bajo el brazo, pero le espera una lluvia de problemas que afectarán a un partido que navega en una marejada continua.
Aunque es cierto que, en este pacto pro moción de censura, el Partido Socialista era indispensable con sus cuatro votos, ha sabido nadar y guardar la ropa. Queda libre de polvo y paja, aprovechando el momento para criticar la debilidad de este pacto a dos entre PP y Vox, tambaleado por los malabares de los dos 'casi díscolos' de la formación verde. No todo, por tanto, era tan rosa como desde el gobierno de Arroyo querían hacer ver, y a las pruebas se remiten.
Las declaraciones de Salinas "vienen a demostrar lo que todos los ciudadanos observamos cada día: que no hay gobierno municipal, línea política ni coordinación, y que cada concejal va por su cuenta. El equipo de gobierno de Noelia Arroyo está completamente dividido y roto", subrayan los socialistas. Añaden que esta flaqueza "de este gobierno municipal perjudica a la ciudad y a todos los vecinos".
En política, como en el arte de la guerra, no siempre gana quien más ruido hace, sino quien sabe medir sus pasos y elegir sus batallas. La pugna por la moción de censura en Cartagena ha dejado a todos los actores debilitados: a un Vox que defiende su unidad mientras esquiva acusaciones de deslealtad interna; a un MC Cartagena cuya estrategia ha medido mal los tiempos y carece de cohesión; y a un gobierno liderado por Noelia Arroyo que, aunque ha sobrevivido al embate, no escapa a las críticas por su supuesta falta de cohesión.
