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Un festival de 600 euros a orillas del Mar Menor

1/07/2021 - 

MURCIA. La presentación de un nuevo Festival de Teatro, Música y Danza de San Javier (en origen, sólo Teatro) me retrotrae a los años en que los veraneantes de la zona comenzamos a disfrutar de esa oferta cultural que venía a complementar la de sol y playa y a enriquecer el ocio nocturno del litoral marmenorense.

Me remonto a aquellas ediciones setenteras en las que el recinto estaba delimitado por cañizo; el suelo era de chinarro; las sillas, de plástico, y el escenario, de quita y pon. A aquellas ediciones en las que alguna vez hubo que salir apresuradamente ante el rumor de que venía la policía, habida cuenta de que la obra era, como se decía entonces, algo contestataria.

Recuerdo también el primer festival en el actual auditorio, un hito sin duda para la población, y un salto de calidad para la cultura y para el festival, a partir de su construcción en 1986. Como recuerdo que en el escenario de San Javier conocí a Tricicle, y la sensación que causó el solo anuncio de la presencia del genial Vittorio Gassman. Sólo dos ejemplos de los muchos que dan fe de lo mucho y bueno que ha ofrecido el certamen desde su creación a impulsos del grupo local Oscar 69.

Pero incluso esos lejanos recuerdos del veterano festival se ven superados por alguna experiencia anterior en materia de ciclos teatrales organizados, como es el caso del nacido en Murcia en 1958, dando pronta respuesta a una propuesta que había saltado a los medios un año antes.

La idea se hizo pública desde las antenas de la desaparecida Radio Juventud de Murcia en marzo de 1957, afirmando que Murcia "podía y debía organizar una Semana Teatral Universitaria", en la que interviniesen los grupos de teatro universitario "que tantos éxitos vienen cosechando". El planteamiento se consideró digno de estudio por ser "muy factible y poco costoso", al tratarse de agrupaciones no profesionales, sino aficionadas.

"La prensa informó de que entre los miembros del jurado estarían dos autores teatrales del momento: Buero Vallejo y Alfonso Sastre"

El que se denominó Festival Nacional de Teatro Universitario se enmarcó en el programa de Semana Santa y Fiestas de Primavera de Murcia, y se desarrolló entre los días 10 y 13 de abril de 1958, jueves a domingo de la semana de Pascua, con el Teatro de Romea como escenario y la participación de los grupos teatrales de las Universidades de Granada, Barcelona, Sevilla y Murcia. Como aperitivo, el TEU de Valencia había escenificado el Sábado Santo el Auto de la Pasión, de Lucas Fernández.

Tras unas demostraciones callejeras el primer día, a las ocho, en la Glorieta y las plazas de Santa Catalina y San Juan, las obras representadas fueron, por este orden, Los persas, de Esquilo, por el TEU de Granada; Casa con dos puertas, mala es de guardar, de Calderón; a cargo del TEU de Barcelona; Enrique IV, de Pirandello, por parte del TEU de Sevilla; y La piel de nuestros dientes, de Thornton Wilder; todas a las diez y media de la noche. Tras la última, se entregaron los premios y se celebró un baile en el Casino.

Por aquellos días, un articulista celebraba la llegada a Murcia y al Romea de un "acontecimiento artístico de primer orden", que "nos deleitan noche tras noche con obras del mejor teatro clásico y de los autores modernos más en boga, en una meritísima campaña de exaltación de los auténticos valores de la escena", y alababa la labor de los TEU por su revalorización del teatro "en estos tiempos de folklore y chinchines de revista".

El buen sabor de boca que dejó la primera experiencia dejó paso a la segunda edición, también dentro del programa de las fiestas primaverales, en el que el TEU murciano, bajo la dirección de Ángel Fernández Montesinos, presentó  Entre bobos anda el juego, de Rojas Zorrilla.

La prensa informó de que entre los miembros del jurado estarían dos autores teatrales del momento: Buero Vallejo y Alfonso Sastre, y reseñó que en el cuadro de actores y actrices del TEU murciano figuraban Ángela Albero, Cari Sánchez Herrera, Miguel Herrero, Julio Navarro, José Caride "y las dos nuevas revelaciones, Matilde Rovira y José Antonio Parra".

Los decorados, en madera y tela, eran de Flores Arroyuelo; Juan Manuel Egea era el autor de los figurines, "hechos especialmente para esta obra, sin alquilar ninguno de ellos"; la coreografía estuvo a cargo de María Josefa Guaita, y el montaje musical de Alfredo Marcili.

Cundió el buen ejemplo, y también Cartagena organizó, en 1961, el primer certamen teatral provincial, y hasta surgió en Murcia uno infantil y juvenil, pero el universitario, el que abrió la espita y dio paso a este tipo de festivales, se marchitó pronto, arrastrado por la desaparición del TEU.

No obstante, no pasaron muchos años antes de que Paco Rubio, al frente del grupo sanjavierino Oscar 69, hiciera realidad la muestra marmenorense, aunque la primera edición, tuviera lugar en la primera quincena de marzo de 1970, y no en los meses de verano. Fue concebido como concurso de teatro al que concurrieran los grupos aficionados que lo desearan y radicaran en la comarca. Como cierre, y actuando fuera de concurso, el grupo de teatro anfitrión presentaría 48 Horas de felicidad, original de Alfonso Paso.

En el plazo previsto, fueron inscritos el grupo de Pedro Adán, de Cartagena, con cuatro piezas de Tennessee Williams; grupo de teatro de Los Alcázares, bajo la dirección de Antonio Albaladejo, con La llave en el desván, original de Alejandro Casona; grupo de teatro de San Antón, Cartagena, bajo la dirección de Juan Guillén, con Vamos a contar mentiras, de Alfonso Paso; grupo de teatro de Dolores de Pacheco, presentando La mordaza, de Alfonso Sastre; agrupación artística del Pilar de la Horadada, con Doña Clarines, de Carlos Arniches; y agrupación artística de Torrevieja, bajo la dirección de Carmen Alarcón, presentando La casa de los siete balcones, de Alejandro Casona.

A la hora de hacer balance de la primera edición, Paco Rubio indicó que lo gastos habían ascendido a 86.000 pesetas (menos de 600 euros), y que sus planes de futuro eran "el carácter de concurso nacional e internacional, que a partir de 1975 y 1980, respectivamente, se le pretende conceder; igualmente, manifestó su ilusión por la construcción en San Javier de un Palacio del Teatro, realización que a largo plazo se llevaría a cabo dentro de los más modernos conceptos". Y todo se cumplió.

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