MURCIA. Primera y notoria dificultad de todo Gobierno sin mayoría absoluta: necesita pactar los Presupuestos. Es un axioma que bien sabe el Ejecutivo nacional, que renunció a intentarlo en 2024 y se mueve ahora en un laberinto parlamentario para llegar a 2025. Y es una realidad que vuelve a sentir el PP regional. Las ventajas de una coalición apenas duraron un año. El acuerdo para las cuentas de este año había llegado con rapidez: PP y Vox se dieron la mano tan sólo un día después de que se aprobara en Consejo de Gobierno. El trámite parlamentario fue coser y cantar. Cosas del rodillo de una mayoría absoluta (en ese caso de una coalición).
Pero ese escenario, tan cómodo a priori, ya no existe. Ahora toca sentare en una mesa con los cuchillos en alto. Y no será tan fácil. Vox ya ha demostrado que quiere hacer oposición, como así lo puso de manifiesto en la planificación del segundo curso de la legislatura. Vota, si hace falta, lo mismo que PSOE y Podemos. El Parlamento vuelve a estar vivo. Y el PP tiene que remangarse. Pero todas las alternativas no se reducen a un mero pacto con su antiguo socio. También puede mirar al PSOE e, incluso, hacia Podemos Izquierda Unida. Esta última opción es harto difícil (por no decir prácticamente improbable), pero curiosamente los dos escaños del Grupo Mixto dan la suma mágica de la mayoría absoluta (23).
Esta semana saltaba la sorpresa: el PSOE, por medio de su líder, tendía la mano al Gobierno regional para pactar juntos el Presupuesto. El PSOE, el segundo partido más votado, se ofrecía al PP, el más votado. 21 y 13 diputados suman los dos: 34 de una Cámara de 45 parlamentarios. En realidad, el gesto no es ninguna una sorpresa. Los socialistas suelen escenificar este movimiento en estas fechas, porque ya lo han hecho en anteriores ocasiones. La clave está en dilucidar si es una propuesta meramente estratégica, en la eterna guerra por el relato, o si realmente hay una intención real de alcanzar un acuerdo. Por lo pronto, los populares reaccionaron incrédulos: "Vélez difunde un bulo: es falso que quiera llegar a un acuerdo para aprobar los Presupuestos", vino a decir el diputado Víctor Martínez-Carrasco.
No obstante, desde el Ejecutivo autonómico, más comedidos, atendían la propuesta con más diplomacia. "Estamos abiertos al diálogo con todos los grupos parlamentarios", deslizaba el portavoz de la Comunidad, Marcos Ortuño, que pedía "responsabilidad" para que el Presupuesto no se bloqueara. En cambio, el portavoz del PP, Joaquín Segado, preguntado en una entrevista en La 7 TV, ponía el acento en lo que más temen en las filas populares. "Habrá Presupuestos si el tripartito Vox-PSOE-Podemos no lo impide". Es cierto: para tumbar el Presupuesto se requiere un rechazo unánime de los tres grupos de la oposición. Una abstención podría ser suficiente, como así le gusta recordar a Fernando López Miras. Y esa es seguramente la baza que querrán jugar los populares.
Pero... ¿sería posible un gran acuerdo entre PP y PSOE? ¿Sería factible que los dos grandes partidos pactaran la ley más importante del curso político? La historia dice que no. En 42 años de autonomía de la Región de Murcia, populares y socialistas nunca se han dado la mano para elaborar las cuentas, según confirman fuentes de ambas formaciones. Ni lo consiguió el PP en los tiempos de los socialistas en el poder (1982-1995) ni lo hizo después el PSOE cuando los populares llegaron a San Esteban en 1995. Ni en los 19 años de mayorías absolutas de Ramón Luis Valcárcel... ni tampoco cuando el PP se quedó en minoría en 2015.
Ahora el PP vuelve a tesitura de las dos últimas legislaturas. Aunque, eso sí, siempre ha logrado aprobar el Presupuesto en minoría, si bien en algunos casos con mucho retraso, como en 2021, y otros a tiempo, como en 2023. Pero nunca hubo prórrogas. En la novena legislatura (2015-2019), el PP los sacó adelante con Ciudadanos: el primer año lo hizo in extremis en la votación final y los otros tres con un acuerdo previo. En la décima legislatura, lo logró el primer año con Ciudadanos en coalición y el acuerdo parlamentario con Vox; después, el PP obtuvo la suma gracias a las mayorías alternativas que se fraguó tras el tsunami de la moción de censura, pactando con ex de Ciudadanos y ex de Vox.
En ningún caso tuvo el voto a favor del PSOE. Y eso que hubo momentos muy próximos, como el año en que Joaquín Segado y Diego Conesa negociaron en pleno confinamiento. López Miras incluso llegó a afirmar que compartía el decálogo del socialista. Eran buenas palabras... que quedaron en nada. Nunca hubo fumata blanca. Ahora es José Vélez quien lanza el guante: "Hasta ahora, López Miras siempre ha decidido someterse al chantaje de la ultraderecha. Esperamos que ahora recapacite y apueste por la vía centrada, responsable y de diálogo que le ofrecemos desde el Partido Socialista", decía esta semana.
¿Y qué opina Vox? En clave de relato, jugaría a su favor porque podrían exprimir la tesis de que "PP y PSOE son lo mismo", como tanto reiteran en el Congreso y en Europa. "Entendemos perfectamente que el Partido Socialista se muestre abierto a aprobar los presupuestos con el Partido Popular, ya que el PP ha asumido las políticas de inmigración ilegal del PSOE y lo ha pactado todo con él", reseñaban esta semana, asegurando que no les parece "ninguna sorpresa". Sin embargo, en clave política sería un varapalo, pues sus peticiones quedarían en nada. El partido de José Ángel Antelo, liberado del corsé institucional del Gobierno, está decidido a sacar provecho de sus condiciones, con la inmigración ilegal como principal barrera roja, y ya ha demostrado que no tiene ningún complejo en votar lo mismo que la izquierda.
En cualquier caso, mucho tiene que cambiar para que populares y socialistas se acaben dando la mano. El contexto nacional también influye. En plena guerra entre Sánchez y Feijóo, costaría creer que en la Región de Murcia se produzca la excepción. Pero cosas más extrañas ha deparado la política. Y más en Murcia. La primera prueba fuego será el techo de gasto. Ahí se empezarán a revelar las primeras cartas de la baraja.