CARTAGENA. Recordarán los lectores que el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) ganó las elecciones municipales en el pueblo murciano de Cieza. Y que, no obstante, los concejales de Vox pactaron con los del Partido Popular (PP) para hacer alcalde al candidato de este último partido. Y que posteriormente el alcalde pepero privó de sus competencias a los concejales voxeros, que reaccionaron acusándolo de haber cometido una estafa electoral. No obstante, anunciaron que no presentarían una moción de censura contra el alcalde. Por su parte, el candidato socialista también anunció que tampoco presentaría una moción de censura, pues necesitaría varios votos de Vox para que prosperase. No se sabe si el socialista actuó así por coherencia política o bien por realismo político, pero el hecho es que todavía hoy sigue siendo alcalde el candidato del PP.
De otra manera han transcurrido los acontecimientos en el ayuntamiento de Sueca. En ese pueblo valenciano de poco menos de 28.000 vecinos, la distribución de concejales ha sido la siguiente: PSOE, 8; Compromiso, 7; PP, 3; Sueca por Delante, 3. Pues bien, el grupo municipal de Compromiso ha apoyado una moción de censura para desplazar al alcalde, un militante del PSOE. En su lugar han puesto al candidato de Sueca por Delante, que no es el título de ninguna novela erótica, sino un partidito local. Puesto que la suma de Compromiso con Sueca por Delante solo daba 10 concejales, la moción de censura no habría salido adelante sin el apoyo de la portavoz del PP. Y conseguirlo no ha sido fácil, pues los otros dos concejales peperos se oponían a votar a un alcalde de cuyo Gobierno formarían algunos concejales de Compromiso. De hecho, esos dos concejales habían expulsado su grupo municipal a la portavoz, pero ahora son ellos los que han sido suspendidos de militancia por la superioridad pepera. Se dice que la moción de censura solo salió adelante gracias al buen entendimiento que se ha trabado entre el presidente de la Diputación valenciana, del PP, y la vicepresidenta, de un partido afín a Sueca por Delante. Todo indica que ha sido ella la que ha logrado poner de acuerdo a dos partidos tan antagónicos como el PP y Compromiso.
"Siguiendo la regla sanchista, LA MINISTRA entiende que la voluntad popular solo coincide con la lista más votada cuando beneficie a los socialistas"
Sorprendida, la dirigente valenciana socialista Diana Morant, ministra sanchista de Ciencia, ha acusado a Compromiso de "no respetar la voluntad ciudadana". Lo dice porque el PSOE había sido la lista más votada. Olvidadiza, la ministra Morant no recuerda que el Partido Popular (PP) obtuvo 10 concejales en el año 2011, a pesar de lo cual sus colegas socialistas acordaron con los del Bloque poner de alcalde a un concejal del Grupo Independiente Sueca, que había sacado dos concejales. Más recientemente, la ministra Morant también ha obviado que, en las pasadas elecciones españolas, el grupo más votado, y el que obtuvo más diputados, fue el PP, pero eso no impidió que los socialistas llegasen a un acuerdo con los demás partidos, excepto Vox, para elegir presidente a su candidato, Pedro Sánchez. Siguiendo la segunda regla sanchista (la primera es negar que exista el sanchismo), la ministra Morant entiende que la voluntad popular solo coincide con la lista más votada cuando ese criterio beneficie a los socialistas. Así, nombrar presidente regional al señor Illa ha sido respetar la voluntad de los votantes catalanes y quitar en Sueca al alcalde socialista ha sido contrariar la voluntad de los votantes de ese pueblo, mientras que nombrar presidente del Gobierno español a Sánchez ha sido atenerse a la regla de que no vivimos en una democracia presidencialista, sino parlamentaria.
Todo esto solo muestra el oportunismo de la ministra Morant, pero nada más. En efecto, no se ha violado el principio democrático en ninguno de esos casos. Ciertamente, ni en los ayuntamientos, ni en el Congreso, rige la ley del más votado, sino la ley de conseguir apoyos mediante los oportunos pactos. Así pues, elegir presidente a Sánchez fue completamente democrático.
En cambio, el principio democrático se vio completamente trucado por las actuaciones del gobierno sanchista, que consistieron en hacer justamente lo opuesto a lo que habían prometido. Si tenían la suficiente legitimidad de origen, perdieron por completo la legitimidad de ejercicio con sus decisiones. Y ahora están volviendo a trucar el principio democrático con el pacto para sacar a Cataluña de la Hacienda común española. Eso es justo lo contrario de lo que prometió Illa en la campaña electoral. Ruego, pues, a los sanchistas y a sus aliados de extrema izquierda que no repitan lo del principio democrático cuando los critiquen, pues están ciscándose en su meollo al engañar tan gravemente a los electores.
Con todo, aún albergo la esperanza de que, para no defraudar al espíritu de Anguita, los diputados de Izquierda Unida (IU) voten en contra del pacto catalán. En ese sentido, todavía le otorgo un voto de confianza a Maíllo, que no a Urtasun, el bravo descolonizador adscrito a los Comunes. Y, por cierto, ya veremos qué vota Compromiso cuando llegue al congreso la modificación de la Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas, requisito necesario para materializar esa parte del pacto catalán. Como ese pacto perjudicaría gravemente a la Comunidad Valenciana, que ya de entrada está mal financiada, lo mismo dan la sorpresa y se comportan a la sueca. Entiendo, pues, el nerviosismo de la ministra Morant. Quedaría a la altura de un arrozal, tan abundantes en Sueca, si el pacto se atrancase a causa de los votos de diputados de su región. Nunca se sabe.
Por brevedad, he renunciado a detallar por qué afirmo que el Gobierno español ha estado trucando el principio democrático desde su propia constitución. Puesto que la cosa va de Hacienda, será oportuno atenerme a la petición que frecuentemente me planteaba Inmaculada García, consejera del ramo con Valcárcel: ¡desmenuza! Pues bien, en el próximo Tibio lo desmenuzaré.