MURCIA. "Estamos felices porque éste es un reconocimiento a tantas generaciones que, a lo largo de los siglos, han preservado una hermosa tradición llena de valores, una manifestación festiva y cultural que cada año nos emociona y nos hace vibrar con la llegada del mes de mayo". Con estas palabras mostraba el alcalde de Caravaca, José Francisco García (PP), lo que significa para la localidad que los Caballos del Vino hayan sido nombrados como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Personalidades de todos los ámbitos ensalzan el importante paso al frente que han dado las fiestas de mayo de la localidad del Noroeste. El presidente regional, Fernando López Miras, quien siguió desde Caravaca el veredicto, lo califica como "un día histórico para toda la Región de Murcia, orgullosa de una expresión cultural tan singular y apasionante como cada una las subidas de los caballos y que representa una de las imágenes más potentes que nuestra tierra ofrece a todo el mundo. Porque estas fiestas trascienden a cualquier ámbito espacial, temporal o cultural".
Junto al presidente de la Comunidad y al alcalde, conocieron la noticia la hermana mayor de la Real e Ilustre Cofradía de la Vera Cruz, María del Carmen López, y el presidente del Bando de los Caballos del Vino, Francisco Javier Gallego, así como las amazonas del Bando, puesto que los Caballos del Vino son uno de los festejos que forman parte de las fiestas patronales de la Santísima y Vera Cruz, en el mes de mayo.
Pero no fue la única reacción que surgió llegada desde todos los rincones de la Región. El delegado del Gobierno, el socialista José Vélez, felicitaba a Caravaca en Twitter con el mensaje "enhorabuena a Caravaca de la Cruz y a todos los caravaqueños y caravaqueñas por esta declaración de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad".
Incluso desde instituciones deportivas como el Real Murcia CF no dejaron pasar la oportunidad de mandar sus felicitaciones a la localidad.
El origen de esta tradición centenaria se remonta al siglo XVII y está ligado al traslado del vino al Castillo de Caravaca para el ritual del baño de la Vera Cruz en vino. Una de las peculiaridades de la fiesta es el cuidadoso enjaezamiento de los caballos con vestimentas confeccionadas expresamente para la ocasión, que incluyen piezas bordadas con seda, pedrería y canutillo de oro y plata, elaboradas a medida para cada animal.