MURCIA. Escribo estas líneas tras días de reflexión próximos al día de la mujer trabajadora. Muchas idas y venidas de actos en los que por fin somos las protagonistas. Si no tenía suficiente con poner la lavadora, recoger a los niños, estar divina para mí y mi señor esposo, sino que además de cumplir con toda una jornada laboral (y para mí en horario tardío – LATAM) tengo que añadir los mil eventos a los que, cómo no, hemos de asistir por defender la igualdad de oportunidades en esta sociedad.
Cansada de correr y por el camino he ido pensado si aún es necesario celebrarlo. Y la conclusión es difícil de reducir a un sí o, a un no. Y creo que de ahí se producen estas líneas.
Si buscamos a la mujer es porque buscamos al talento, entre otras cosas, porque al igual que el hombre formamos parte de la sociedad, y nadie en su sano juicio prescindiría del talento para su empresa, su proyecto o su vida.
Sin duda cabe expresar la cantidad de cosas buenas que aporta la mujer a una empresa, no solo su liderazgo conciliador, de detalles, y de horizontalidad en las instituciones, sino de recordarnos que la vida es un continuo cambio. Y es que en ella (en la mujer) se observa el ciclo de la vida misma. Así como el dato de que un tercio de los empresarios masculinos sí apuesta por el 50% de la población talentosa, datos que estos días suelen citarse con rigor y avalados por los estudios de investigación que proponen eliminar las barreras.
Pero, por otro lado, no son pocas las ocasiones en las que he observado cómo son otras mujeres las que exigen con mayor ahínco la perfección en la labor de otras mujeres profesionales. Creo que, si nos lanzáramos más a hacer y menos a decir, habríamos cumplido ya el gran reto que se futuriza para el año 2154 (Datos del WEF).
"Existen problemas que si no se visualizan no se arreglan, que si no se exponen no se conocen"
Y me pregunto por qué en estas jornadas seguimos tratando algunos temas, ¿quizás enquistados?, conciliación, liderazgo, talento, diferencias. Para mí es obvio por qué somos completamente distintos, porque si fuéramos todos iguales sería este mundo muy aburrido. Creo que es mucho más sencillo cuando formas un puzle en la que todas las piezas encajan, siendo perfiles distintos: el meticuloso, el comercial, la operativa, aquél más impetuoso, y ello sin distinción de género. Simplemente unidos por un proyecto común, la empresa, el trabajo, aquello que sabemos nos dignifica.
Aunque no seamos ilusionistas, como en ocasiones me tildan en los foros de la sociedad. Existen problemas que si no se visualizan no se arreglan, que si no se exponen no se conocen. Y es que la mujer no siempre tiene las mismas oportunidades, y lo digo como mujer joven y madre de dos hijos. Quizás deberíamos pensar si queremos o no una exclusividad de 18 meses como los países nórdicos para la crianza de nuestros hijos, o para el cuidado de nuestros padres. Estos viejos que ya nadie cuida porque no es glamuroso ni instagrameable. Y que sin duda el Estado no llega a todas las necesidades que ellos, niños y ancianos, necesitan, porque sin duda la única persona que puede velar por ellos no es una institución, es otro ser humano.
Por este motivo quiero seguir apostando por celebrar este día, para humanizar un poco más esta ciudad, este país, este mundo en el que yo vivo, y creo que es el lugar que todos compartimos. Y ahora que está de moda cuidar al planeta, yo digo, y porqué no cuidar también de las personas que habitan en él. Sea quien sea quien lo cuide, hombre o mujer. Y sea quien sea quien se ocupe de la otra parte, seamos realistas, de producir el sustento. Me gustaría dejar de celebrar este día y otros tantos. Pero si se pensó en ello es para destacar la necesidad de que todavía hay ciertas carencias. Y sino pregúntese como hubiera sido su vida sin mamá.
Sabéis que siempre me gusta cerrar con la esperanza, y es que en estos días vuelvo a ver a grandísimas mujeres en estos encuentros por el #8M y de ellas siempre me llevo admiración, lucha, sacrificio, esperanza, rigor, perfeccionismo, actitud, experiencia, e incluso a hombres que admiran y apuestan por la mujer. Como el reciente empresario al que he podido seguir de cerca Juan Andrés Romero, tengo que darle las gracias por su confianza en mí, muy a pesar de ser yo algo indomable también en este complejo debate de la mujer.
Gracias y feliz día de la mujer a todos.