MURCIA. Si ha pinchado este enlace pensando que le voy a dar las claves para vestir esta primavera luciendo hermoso, como dirían antiguamente en las películas de Disney, este no es su artículo.
Le ha pasado lo mismo que me pasa a mí cuando el algoritmo de Google decide que si he estado navegando por artículos de: "Elevar la mirada en tres pasos", "Retinol: el milagro nocturno" (pero no, ese es el Orfidal) o "El placer en la menopausia" (ese es el Satisfayer) es porque he saltado los cuarenta. Como se entere la Montero de que hay placer más allá de la menopausia, no quiero ni pensar cuál va a ser el próximo anuncio del Ministerio de Igualdad. Quizá una señora sin dentadura persiguiendo a algún abuelillo por la residencia.
"sé QUE ME HAGO MAYOR PORQUE CUANDO ME MAQUILLO, EL RÍMEL SE MARCA EN EL PÁRPADO"
Humor negro aparte, alguna búsqueda de viejuna he debido realizar últimamente, porque ayer sin ir más lejos me mostró: "Los zapatos que una mujer de cincuenta no puede dejar de llevar". Como estoy rozando el límite, pinché esperando ver algunos Jimmy Choo o similar, cegada por el estatus y horror ¡unos 24H! Pero ¿quién se piensa Google que es una mujer de cincuenta? ¿La señora Doubtfire? Sólo faltaba que el artículo aconsejara llevar calcetines blancos para prevenir roces y durezas de la edad y entonces ya, ¡mátame, camión!
El caso es que en portada, ante cualquier sugerencia para mayores de cuarenta, te muestran una modelo más seca que el palo de una escoba y con el pelo totalmente cano. Por cierto, siempre con gafas de sol, igual piensan que a esa edad ya comienzan las cataratas. En realidad las del ojo no, pero a veces cuando estornudas… Mejor dejémoslo aquí. Para nada me siento identificada con ese estereotipo. Pueden poner una tintada, como vamos todas las de más de cuarenta y basta con que lleve bótox. ¡Ahí sí!
El inexorable paso del tiempo ya es lo suficientemente duro como para que encima me tenga que reconocer en Copito de Nieve. Mi realidad es otra. Sé que me estoy haciendo mayor porque cuando me maquillo, el rímel se marca en el párpado, porque cuando quiero ver los ingredientes del tomate frito en el súper, tengo que hacer una foto con el móvil para ampliar pantalla, porque cuando pasas la compra en el Mercadona te encuentras contándole a la cajera que has ido a por huevos y ¡mira… sesenta euros que me he gastado!, y a la mujer ¿qué le importa? Te crees simpática, pero, desde el cariño…, abandona ese barco.
También sé que me estoy haciendo mayor porque tengo la suerte de ver crecer a mis hijos, porque disfruto de madrugar más que de trasnochar, porque contemplo la vida y comparto con la familia y los amigos como nunca, porque me he encontrado en el camino y porque vibro con la gente que está en la misma onda.
Igual son majaderías, pero si le sirve de algo, aunque no sea nadie para dar consejos, estas son las tendencias que le recomiendo si ya ha cumplido los cuarenta o está en ello. Relájese y disfrute. Lo mejor no está por venir. Lo mejor ha llegado ya.
Gracias por su lectura.