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tribuna libre / OPINIÓN

Suspiros de España

17/01/2024 - 

MURCIA. Dicen que el pasodoble Suspiros de España se compuso en la Casa Cervantes de Cartagena tras la convulsa segunda mitad del siglo XIX, en la que no faltó una rebelión cantonal. Fue una melodía de referencia para muchos españoles de toda clase, ideología y condición que tuvieron que emigrar a causa de la guerra civil española; como también lo fue para aquellos sin mejores opciones económicas que se marcharon a trabajar fuera de España como recuerda el famoso título Vente a Alemania, Pepe.

Ya en democracia, cuando nos hallábamos contrariados por alguna actitud política, se escuchaba en la vida cotidiana de las calles: "Todos son iguales". Aunque debe de ser un sentimiento antiguo, ya que Pío Baroja, refiriéndose a otras artes políticas distintas de las que nos ocupan, en El árbol de la ciencia, hablaba de partidos que a la postre se parecían. Desde hace más de cuarenta años, con acuerdos y desacuerdos, nuestra política se ha movido dentro de lo que se llama "sentido de Estado", con sus defectos subsanables y siempre bajo el control y el punto de mira de la maquinaria de nuestro Estado de derecho. Esa expresión ciudadana de desafección política, tal vez purismo, tal vez una boutade a la que podríamos llamar confianza -o tal vez desconfianza en la naturaleza humana- que nos llevaba a estar centrados en nuestros trabajos, seres queridos y amigos, desapareció. 

"Tras EL 23J el español ha demostrado que tiene un corazón educado, salvo deshonrosas excepciones"

No sé si porque en la política, con el objeto de arañar unos votos, se comenzó a infiltrar el entretenimiento haciendo más difícil al ciudadano ver la línea divisoria entre la realidad y la ficción, entre lo posible y lo utópico, entre el perfeccionamiento y la perfección inalcanzable, entre lo que soluciona aspectos de la vida corriente y lo que no sólo es estéril sino que enmaraña, o porque la impotencia ante la incertidumbre causada por las últimas crisis económicas mundiales nos ha llevado a tomar cartas en el asunto. Puede que ambas cosas. Decía Chateaubriand que "el español no se halla atado ni indeciso a ningún accidente de la vida", y que, llegado el caso, "su corazón hacía las veces de pensamiento", lo que puede ser malo si pensamos en cómo hemos llegado hasta aquí -el cómo carga de razones al qué, pudiendo hacerlo brillante o nefasto-, o bueno si tenemos en cuenta que el español, según el diplomático francés, "para luchar con la fortuna" es excepcional: "Incapaz de ceder a sus golpes, o los vence, o muere en la demanda".

Tras las elecciones del día 23 de julio de 2023 el español ha demostrado que tiene un corazón educado, salvo deshonrosas excepciones, mediante manifiestos de colectivos e intelectuales y concentraciones pacíficas como la del sábado 18 de noviembre de 2023 en Madrid defendiendo al Rey, tal y como él defendió la unidad de España en 2017 y, en definitiva, la Constitución.

Leyendo Europa de Timothy Garton y habiendo profundizando en los padres de la Unión Europea, se puede observar que todos los eminentes hombres tenían algo en común: querían vivir en un lugar mejor y lucharon para hacerlo posible. Ya Ortega y Gasset nos decía que la vida nos viene dada pero no hecha. Por eso Pepe se fue a Alemania, porque quería un futuro mejor para él y para España sabiendo que el esfuerzo era ímprobo. Por eso Santiago Bernabéu, con un respeto reverencial al emigrante español que, sin saberlo, estaba construyendo Europa, conocedor del sacrificio que hacía para pagar una entrada de fútbol que le hiciera sentir España unos minutos, lanzaba sus "santiaguinas" en los descansos de los partidos, de manera que en la segunda parte los jugadores se hicieran merecedores del honor que Paco -el de Austria- y Pepe -el de Alemania- les brindaban. Por eso un niño llamado Bronislaw Geremek, que se escapa desnutrido, tiritando y temeroso del gueto de Varsovia, se monta en un tranvía en la huida y acaba siendo en la edad adulta ministro de Asuntos Exteriores en Polonia y miembro del Parlamento Europeo. Por eso Jorge Semprún no quedará reducido a su doloroso paso por un campo de concentración, sino que con una gran honradez intelectual irá evolucionando pacífica e ideológicamente pensando en España y en Europa. Por eso Durão Barroso quiso mejorar la imagen de Portugal tras sentirse avergonzado al ver en París Match una foto de Salazar que no le hacía bien a su país. Todos fueron hombres con sentido de Estado que pensaron con grandeza en sus países y en Europa, en las futuras generaciones y en la necesidad de las mismas de poder estar centradas en sus trabajos, familia y amigos. Esperemos que, sin demora, resurja la política honesta y dejemos atrás esos tristes suspiros por España.

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