VALÈNCIA. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha dado el visto bueno a que Cataluña tenga un sistema de financiación similar al Cupo vasco, al margen del sistema de financiación de régimen común que comparten 15 comunidades autónomas -todas menos País Vasco y Navarra-, además de Ceuta y Melilla. Con ello, cede totalmente a la exigencia de Esquerra Republicana de Cataluña (ERC), que solo así ha accedido, a falta de que lo ratifiquen sus bases en una consulta este viernes, a apoyar la investidura del socialista Salvador Illa como presidente de la Generalitat.
La decisión de Sánchez provocó este lunes fuertes críticas de numerosos presidentes autonómicos, entre ellos el murciano López Miras, que aseguró que va a utilizar "todas las herramientas" que estén a su disposición, tanto jurídicas, institucionales como políticas. Por su parte, e valenciano Carlos Mazón lo calificó de "golpe de Estado fiscal", y los socialistas Javier Lambán y Emiliano García Page, quien criticó el "silencio atronador" del PSOE.
El preacuerdo entre el PSC y ERC, de 25 páginas (ver texto completo), describe un sistema de financiación a la carta para Cataluña que deberá aprobarse en el primer semestre de 2025 y entrar en vigor a partir de 2026. Todo ello mientras la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, continúa sin mover ficha para impulsar la revisión pendiente desde hace diez años del sistema de financiación autonómica que padecen, unas más que otras, las quince comunidades de régimen común, incluida Cataluña, más Ceuta y Melilla.
El sistema acordado por los socialistas catalanes y los nacionalistas para Cataluña es muy similar al del concierto económico del País Vasco, conocido como Cupo, en el que Cataluña recaudaría el 100% de los impuestos -en el País Vasco son las diputaciones forales las que recaudan- y entregaría al Estado una cantidad por el coste de los servicios que el Estado presta a Cataluña -Defensa, Asuntos Exteriores, infraestructuras estatales...-, a la que se añadiría otra cantidad por "solidaridad" con el resto del país. La primera cantidad se establecería a través de un porcentaje de participación en los tributos y la segunda deberá ser "explícita y se debe reflejar de forma transparente", según el documento firmado por los dos partidos catalanes.
El pacto incluye otras singuaridades para Cataluña como que mientras se despliega el nuevo modelo de financiación, aumenten los recursos derivados de la evolución de las necesidades del estado de bienestar para compensar los "desequilibrios producidos" con el actual modelo. Es decir, más fondos para Cataluña.
Además, el documento por el que el Gobierno se felicitaba este martes contempla la creación de un Consorcio paritario Estado-Generalitat que gestionará y ejecutará las inversiones del Estado en Cataluña y que recibirá, para ello, una parte del capítulo de inversiones de los Presupuestos Generales del Estado equivalente al porcentaje del PIB que Cataluña representa en el conjunto de España, que está en torno al 19%. Es decir, uno de cada cinco euros del presupuesto total.
El preacuerdo para investir a Illa tiene un primer escollo este viernes, cuando los militantes de ERC votarán en una consulta telemática vinculante si lo apoyan o no.
Si los militantes lo apoyan y Salvador Illa es investido presidente, continuará el proceso, que en cualquier caso exigirá una reforma de la Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas (Lofca), que al ser una ley orgánica necesita obtener 176 votos afirmativos en el Congreso de los Diputados.
Una mayoría que el PSOE y ERC no tienen asegurada en absoluto. Suponiendo que contara con los votos de PNV y EH Bildu, que se suelen abstener cuando se votan asuntos de financiación de CCAA de régimen común, el PSOE, Sumar, ERC y Junts acanzarían los 175 votos, uno menos si se tiene en cuenta que el diputado de la Chunta Aragonesista, Jorge Pueyo, ha dicho que rechazará cualquier sistema que no compense generosamente a Aragón.
Descartados PP, Vox y UPN, Sánchez necesitaría el apoyo de los dos diputados de Compromís, el del BNG o la de Coalición Canaria.
A última hora de la tarde, Pedro Sánchez compareció en Palma de Mallorca tras mantener un despacho con el Rey y pidió "empatía y comprensión" con "la singularidad que tienen otros territorios", que, en su opinión, no está reñida con la igualdad entre españoles.
Sánchez defendía así un acuerdo que supondría la salida de Cataluña del régimen común y el establecimiento de un concierto económico en esta comunidad, una vía que el Gobierno ha rechazado en numerosas ocasiones. Según afirma ahora, "sea cual sea el sistema de financiación", lo importante es contar con gobiernos "de izquierdas" que mantengan la fortaleza de los servicios públicos.