CARTAGENA. La figura del mediapunta suele ser vista por algunos entrenadores como sospechosa. No termina de ser un centrocampista, lo que resta músculo en la zona ancha del campo, ni termina de ser un delantero, por lo que tampoco aporta una cantidad de goles que haga imprescindible su participación. Sucede que con este tipo de jugadores su valor reside, no en lo que aporta en las estadísticas, sino en lo que es capaz de producir el equipo con él en el campo. Es lo que ocurre con Quim Araujo en este Cartagena, ahora suplente con Borja Jiménez.
Anda el técnico albinegro intentando amoldar un mediocampo a su gusto, insistente en un 4-3-3, con jugadores fuera de sitio, confundidos ante un esquema que prescinde del mediapunta y trastoca el engranaje que tan buen resultado le dio hasta diciembre al Efesé. "Desde que llegó el nuevo entrenador…", afirman desde el vestuario albinegro, en un silencio que evidencia la confusión de los futbolistas desde que Jiménez se hizo con las riendas del equipo. No termina de fluir el Cartagena con el nuevo dibujo, falto de ocasiones, sin los automatismos que tenía con Munúa, previsible con el balón y mal colocado al perderlo. En medio de esa zozobra, Araujo levanta la mano para clarificar el paisaje.
Con su entrada en el minuto 60 de partido ante la Balompédica Linense, el juego plomizo del primer acto del conjunto albinegro se transformó. A su alrededor, los extremos se activaron, los laterales dieron sentido a sus subidas y el Cartagena recuperó las constantes vitales perdidas en las últimas jornadas pese a que el 3-2, a cinco minutos del final, metió el miedo en el cuerpo de la afición albinegra, ávida de volver a ver a ese equipo poderoso del mes de noviembre. Con él al mando, el ataque del equipo volvió a generar un torrente de ocasiones que derivó en dos goles a la postre fundamentales.
Fue la clase de transformación que denota el valor de un jugador que aporta más de lo que dictan sus estadísticas, con solo un gol en los 23 partidos disputados en Liga con la casaca del Efesé. Se añade también que su figura ordena al resto del equipo. Si Araujo ocupa la mediapunta, Carrasquilla abarca más campo desde una posición más centrada, lo que permite que llegue al área desde segunda línea, en ese ida y vuelta salvaje que le caracteriza, más natural a su juego que la función de pivote o interior en la que se ve obligado a participar en el 4-3-3 de Jiménez.
La victoria ante el Linense permitió a Jiménez coger aire después de perder el liderato a manos del Marbella tras el patinazo en tierras gaditanas ante el Cádiz B. Son momentos cruciales en el devenir de la temporada, segundos a un punto del Marbella, visitante de lujo el próximo 1 de marzo en el Cartagonova. Será un partido de 4 puntos, después del empate a cero cosechado en el campo del actual líder del grupo IV. La fluidez del equipo en la última media hora puede que haya hecho cambiar de opinión al técnico del Cartagena, después de que en el Carabela de Plata volviera al 4-2-3-1, con el propio Araujo como ‘10’ en el once. No son tiempos de probaturas, sino que se impone ser fiable más que brillante. Nada como volver a aplicar la fórmula que ha funcionado sin esperar al éxito de otros experimentos. En ese escenario, nada más seguro que confiar en Quim. Araujo pide paso.