Seguro que todos hemos visto 'Una noche en la ópera' (1935) una de las películas más recordadas del trío de hermanos, Groucho, Harpo y Chico, más conocidos como los 'hermanos Marx'. Ahora, casi 85 años después, recordamos con muchísimo agrado -y al hacerlo una mueca de satisfacción deja ver la franca sonrisa que aparece en nuestro rostro- aquellas célebres e hilarantes escenas que ya han pasado a la Historia del cine, como la famosa “parte contratante de la primera parte” o la célebre secuencia del “camarote”.
Estas dos secuencias -extrapoladas desde la cinta, dirigida en 1935 por Sam Wood, a la política actual que intenta imponer en España, por la puerta de atrás y a golpe de “decretazos, el bicefálico ejecutivo socialcomunista de Sánchez-Iglesias- han reaparecido con mucha más fuerza e hilaridad en el palacio de la Moncloa, últimamente conocido y bautizado con el ingenioso apodo de “el camarote de los hermanos Marx”, no, por su limitado espacio y, sí, por el exagerado número de ministros y ministras que lo conforman.
Cuando hay mucha gente en un local, en una habitación o incluso en la sala monclovita donde se celebra el Consejo de Ministros, decimos en tono jocoso y chocarrero, que ese lugar parece y nos recuerda al “camarote de los hermanos Marx”. Meter en una sala al presidente del Gobierno, a tres vicepresidentas, un vicepresidente y a dieciocho ministros/as (como suelen decir hoy día casi todos los perullos/as de todos los niveles y estamento sociales, incluso de los académicos y religiosos, por aquello de estar a la última moda 'progre' de la incultura gramatical, aunque no quieran reconocerlo) es realmente y sin lugar a dudas el fiel reflejo del auténtico “camarote de los hermanos Marx”.
Con independencia de que este desorbitado y abultado número de elementos ministeriales, ¡veinte y tres, en total! -contados del primero al último y del último al primero- sea, desde los tiempos del presidente Adolfo Suarez, el más pródigo en carteras, también choca y mucho la variopinta ideología y dispar procedencia política de sus componentes: la escala va desde el más puro neo socialismo 'sanchista' hasta la extrema izquierda 'pablista', la de las castas y las cloacas, pasando por el rancio comunismo 'garzoniano'.
¡Todo un espectacular espectro político único en la Europa de los 27, se mire por donde se mire! Este mix del nuevo gobierno -que nadie sabe si se trata de una auténtica “simbiosis-parasitaria” o de un “parasitismo-simbiótico”- está siendo seguido y observado con lupa por el resto de los países de la UE, como si de un patógeno se tratara, por la inusual y anómala coalición de sus líderes, máxime por lo que éstos decían unos de otros, otros de unos, todos contra unos y de unos contra todos…, antes de que esos pactos políticos, contra-natura y contra todo propósito, formaran el actual gobierno de Sánchez-Iglesias. Este gobierno -o ¿debería decir estos gobiernos?- estructuralmente se compone de un presidente electo, Pedro Sánchez, que es el presidente de todos los ministros y, cómo no también, del vicepresidente Pablo Iglesias. Y aquí es donde empieza el galimatías o el gaps de “…la parte contratante de la primera parte debe ser considerada como la parte contratante de la primera parte…” de los hermanos Marx.
Vistas las competencias del uno, Sánchez -el presidente electo- y del otro, Iglesias –el presidente fáctico- da la impresión que el vicevicepresidente Iglesias es, a su vez, el presidente de los ministros 'comunistopodemitas' que dependen directamente del 'presidente-presidente' Sánchez, como el resto, y de Iglesias, a modo de un presidente no de lege sino in pectore; se trata, al parecer de un draconiano gobierno bicefálico cuyas visibles 'cabezas' aparentemente se respetan y oficialmente se aceptan, por aquello del pacto post electoral, aunque en privado, cada una dirige a sus respectivos adeptos que ya empiezan a chocar entre si unos con otros, como si “la parte contratante de la primera parte no fuera la parte contratante de la primera parte sino la segunda parte de la primera parte contratante de la primera parte”… ¡Si Uds. No lo entienden… yo tampoco y no creo que haya muchos que lo consigan!
Esto mismo me ocurre con este ejecutivo en el que casi todos comparten competencias fuera de sus propios ministerios, aunque claro unos más que otros. El vicepresidente podemita Iglesias es quien realmente y, ante la opinión de los expertos comentaristas políticos, “parte y reparte el bacalao” a los componentes del famoso “camarote”, incluso por encima de las ínfulas del presidente-presidente Sánchez. Y como decían nuestras queridas y añoradas abuelas en sus múltiples y casi siempre verdaderos refranes y razón no les faltaba: “Quien parte y reparte… se queda siempre con la mayor parte”.
Iglesias, el presidente fáctico, no contento con el “bacalao” de su “tartera” ministerial, se cuela por la puerta de atrás -con la aquiescencia de Sánchez, el presidente electo- dentro de la comisión delegada que controla el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) para así tener acceso a los secretos de Estado, su máxima aspiración, y poder estar al tanto de todos los asuntos políticos más relevantes e importantes de esos democráticos países -iraníes y venezolanos- de los que en su día, recibió millonarios y pingües beneficios. Esta “pandillera” transgresión del presidente Sánchez de la Ley Reguladora del CNI de 2002, que prevé quienes deben pertenecer a ella y presidir la Comisión delegada para 'Asuntos de Inteligencia', ha sido una más de las que nos tiene acostumbrado desde que llegó al poder en mala hora y en peor compañía. Esto no es todo, porque este individuo -el bolivariano podemita que añora y se “emociona” con los lenguaraces discursos de Hugo Rafael Chávez Frías- puentea una vez más al presidente electo para conseguir regular por ley en el Congreso “la educación sexual” de los niños españoles, asumiendo las competencias de Isabel Celaá, que por sus desafortunadas afirmaciones sobre la educación y la pertenencia de nuestros hijos/as, se parece más a una ministra de la Stasi que a la titular del ministerio de Educación de España.
Con una Proposición NO de Ley se propone regular “una educación sexual integral y respetuosa con la diversidad sexual” y que los grupos de izquierdas insten al Ejecutivo a realizar acciones concretas e impulsar medidas legislativas “que incorpore una educación sexual e integral con perspectivas de género en todos los niveles educativos obligatorios” y que contemplen una especial “transversalidad al colectivo LGTBI”. Todo esto orientado para que Irene Montero, ministra de Igualdad, se dirigiera hecha una furia, fuera de sí y con un visible exoftalmos ocular a la diputada de Murcia por Vox, Lourdes Méndez, gritándole como una energúmena: “mientras yo sea ministra también los hijos y las hijas de los diputados y diputadas de Vox van a saber que en este país hay tantas formas de familia como formas de amar”. ¡Para contrarrestar todos estos desatinos y ofuscaciones harían falta en el Congreso de los Diputados muchas más, Lourdes Méndez, que le planten “cara” a la ministra de Igualdad, mientras sea “ministra” y también cuando no lo sea!
¿Estas son 'las gafas' especiales de las que tanto habla Alberto Garzón -el nostálgico ministro de los gloriosos días de la URSS- a través de las que ellos ven la auténtica realidad y la genuina necesidad social de España, a la ellos siempre han calificado de -“estado capitalista y amoral regido solo por el interés de la ganancia”- antes del coche oficial, la alfombra roja y demás prebendas? Claro que si viviera Ramón de Campoamor ya le hubiera respondido con esos versos de su poema de 1846 “Las dos linternas”, casi conocidos por muchos pero no por todos y que decían así: “De Diógenes compré un día la linterna a un mercader; distan la suya y la mía cuánto hay de ser a no ser. Blanca la mía parece; la suya parece negra; la de él todo lo entristece; la mía todo lo alegra. Y es que en el mundo traidor nada hay verdad ni mentira; todo es según el color del cristal con que se mira”.
Y como diría aquella famosísima pareja de humoristas españoles del final de los años sesenta, Luis Sánchez Polak y José Luís Coll, más conocidos por Tip y Coll: “Y la próxima semana…hablaremos del Gobierno”.
Pedro Manuel Hernández es licenciado en Medicina y en Periodismo y ex senador autonómico del PP por Murcia