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con las gafas de cerca / OPINIÓN

¡Qué pena de muchachos!

Kiko Veneno.
12/03/2023 - 

MURCIA. No es solo que me guste mucho, es que es un gran artista. Lo que me ocurre con Kiko Veneno es lo mismo que les ocurre a los aficionados a Curro Romero, un par de destellos los ensalzamos a la categoría de sublimes.

En 1992 lanzó el disco Échate un cantecito con magistrales ritmos y, sobre todo, letras. Me baso en una estrofa de su genial En un mercedes blanco para referirme al actual clima mediático y político con el que se ve la actualidad. Una canción que habla del impacto de la heroína en círculos marginales, pero aplicable al desdén con el que juzgamos todo lo que ocurre a nuestro alrededor, envueltos en nuestras propias miserias.

¡Qué pena de muchacho!,

le dicen la gente en los bares.

Mientras juegan a las máquinas

y recogen lo que les sale.

La simpleza y la zafiedad se incrementa conforme nos acercamos a citas electorales. En mayo, es posible que vayamos estrangulando viandantes por la calle sin el menor rubor. He perdido la capacidad de discernir qué asunto queremos tapar con otra difamación. La acumulación, al final, consigue que pierda el hilo.

Pero quiero recalcar tres asuntos de actualidad que me generan la esperanza de que no todo está perdido. Una a nivel internacional, otra nacional y la última a nivel regional.

El emotivo homenaje a Pau Gasol ni más ni menos que en el mítico Staples Center, la subida en bolsa de un 15% de Aston Martin justo el día siguiente al podio de Fernando Alonso y la confirmación de una externalización exitosa de Ferrovial son fuentes de esperanza, pese a la úlcera que produce en algunos y algunas.

Por otro lado, tras escuchar a nuestra aguerrida ministra María Jesús Montero, ya he comprendido, por fin, el motivo de la subida del 8,5% de las pensiones. Para mí era sorprendente el atrevimiento a enterrar la poca posibilidad de tener un plan de pensiones público viable repartiendo el dinero entre la capa de la sociedad con menor índice de riesgo de exclusión.

Sin embargo, aliviado, he captado el razonamiento. El dinero, con quien mejor está es con la suegra. Es la experta financiera, única capaz de ensanchar el aprovechamiento cuando hay pocos recursos. No como el imbécil del yerno, que cuando ve dos duros se empeña en llevarse a los niños a Disneylandia o regalarles móviles caros. No es capaz el muy zángano ni de reponer los tuppers.

La otra idea que me encanta es la última anunciación de nuestro impetuoso presidente de la Comunidad. Lo que más le gusta es anunciar blindajes de cosas que no puede blindar, pero lo dice con un desparpajo, que da gusto oírle. La última ha sido lo de la ayuda directa a las familias para aliviar las subidas de las hipotecas. Y me gusta.

Si consultamos el INE, podemos ver que en los últimos siete años, la media de hipotecas a tipo fijo no para de crecer, siendo mayoría en los dos últimos años, y suponen aproximadamente un 50% de la totalidad. Como todos sabemos, durante los últimos diez años, los hipotecados con tipo variable nos hemos beneficiado de un euríbor especialmente bajo mientras los de tipo fijo han tenido que sufrir unos intereses muy por encima con la secreta esperanza de lo que está pasando ahora mismo. Pese a que alguien puede tildar de injusto que ahora se premie al deudor más "arriesgado" en época de vacas flacas frente a un deudor con aversión al riesgo que ha estado pagando más durante 10 años, mi opinión es que lo tienen merecido.

El perfil del prestatario temeroso que prefiere un tipo fijo en su hipoteca coincide con ese odioso perfil de quien no fuma ni bebe. Es la lacra de la sociedad. La parte más nociva. La que se da cuenta, apunta y recuerda tus miserias cuando tienes un desliz. No son de fiar, hazme caso. Se merecen que no les ayudemos. Estoy seguro que se regocijan enormemente de las asfixias recientes de los que tenemos tipos variables y eso no es sano.

Como ciudadanos libres e iguales, con todo el derecho del mundo a emitir nuestro veredicto en las urnas, seguiremos cantando como Kiko Veneno en esta estupenda canción:

¡Ponme esa cinta otra vez!

¡Pónmela hasta que se arranquen

los cachitos de hierro y cromo!

¡Y a cantar como tú sabes!

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