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ANÁLISIS / OPINIÓN

¿Qué hacemos con las nuevas variantes de la covid?

Vacuna de la gripe y de la covid-19.
16/11/2022 - 

MURCIA. Desde su inicio en marzo del 2020 han aparecido diversas cepas causantes -Alfa, Beta, Gamma, Delta- hasta llegar al 26 de noviembre del 2021, cuando en Sudáfrica se detecta una nueva variante denominada Ómicron, invadiendo en poco tiempo casi todo el mundo por su gran capacidad de difusión, 4-5 veces de mayor transmisión que las anteriores cepas. 

Entre sus características diferenciales cabe destacar su menor gravedad, bajo índice de ingresos hospitalarios, menor necesidad de oxigenoterapia, junto con la disminución de sus complicaciones y su baja mortalidad. La mortalidad en estos casos se encuentra asociada a edad > 80 años y alta comorbilidad; es decir, personas que tengan varias enfermedades simultáneamente. En un estudio en Italia también se ha encontrado que la ausencia del tratamiento con inhibidores de angiotensina en su ingreso se asocia, en los enfermos de mayor comorbilidad, con aumento de la mortalidad. De igual forma, en un metaanálisis sobre 52.122 pacientes, que incluye varías cepa de ocho estudios, analizan la influencia del uso de estatinas en la evolución de la covid-19, encontrando que el uso de estatinas, iniciado no previamente, sino a su ingreso hospitalario, se asoció con una reducción del riesgo de mortalidad.

"Durante el 2022 han surgido diversas variantes, motivadas por su gran capacidad de realizar mutaciones sobre la cadena de la proteína S del virus"

Durante el año en curso (2022) han surgido diversas variantes, motivadas por su gran capacidad de realizar mutaciones sobre la cadena de la proteína S del virus (SAR-CoV2). Así, se han descrito BA1 y BA2 y después BA4 y BA5. Estas últimas son de mayor frecuencia en España. Las sustituciones en la cadena de la proteína S del virus influye especialmente en la BA2, en su mayor capacidad de limitar la eficacia de las vacunas básicas en su protección de la covid. La BA4 y BA5, tienen una mayor capacidad fusogénica alcanzando mejor las células pulmonares que las anteriores, siendo más patogénicas y de gran difusión. La gravedad en todas ellas es muy semejante y su mortalidad es significativamente menor que con la cepa Delta. En un estudio en Sudáfrica de 37.573 pacientes con infecciones por Delta, su mortalidad fue del 25,9%, mientras que en 6.074 con Omicron BA1 o BA2 y 837 con BA4 y BA5 su mortalidad era del 10,9% y 7,1% respectivamente. En los pacientes que habían recibido tres dosis de vacuna RNA (Pfizer o Moderna) anti-covid, su mortalidad se reduce en >95% de los casos.

En su sintomatología destaca una mayor participación de las vías respiratorias. En 1.139 casos de covid por variantes Ómicron en Shanghai, las tres manifestaciones más frecuentes eran: tos (57,5%), expectoración (48,3%) y congestión nasal y rinorrea en el 43,4% de los casos. La congestión nasal y rinorrea es mayor en las personas con vacunación de tres dosis (44,3%) frente a las no vacunadas (23,1%). También se describen variaciones en la fiebre, cansancio de todo el cuerpo y pérdida de apetito entre las poblaciones vacunadas y no vacunadas. En las infecciones leves por Ómicron, la sintomatología es escasa que en las cepas anteriores. En relación con las alteraciones del olfato y del gusto, se observan, según las series, entre 10%-39%, pero siempre de menor grado que en las infecciones anteriores.

La duración clínica

Otro de sus puntos diferenciales es su duración clínica y microbiológica. Así, la duración de su viremia suele ser mayor de siete días, observándose que el cultivo y el test de antígenos siguen siendo positivos a los 7 días en el 20% y 23% de los casos respectivamente, favoreciéndose especialmente en los casos de hiperglucemia. Inclusive en un estudio en prensa en la prestigiosa revista CMI la viremia era > 10 días en el 13,5% de los casos y el 11% eran asintomáticos. En estos casos, la realización de PCR covid con una carga viral de <35.000 copias tiene un factor predictivo de ausencia de viremia cercano al 100% de los casos. Por todo lo expuesto, es básico su adecuado control, ya que influye de forma significativa en su aislamiento.

"lo importante sigue radicando en las vacunas adaptadas a las nuevas variantes, sin menospreciar el gran valor de las normas clásicas: lavado de manos y mascarillas"

En relación con su prevención, es conocido el hecho comentado que la protección de las vacunas para las cepas Ómicron es limitada. En el estudio nacional español que han incluido mas de tres millones de personas vacunadas, publicado en septiembre en Lancet, la eficacia vacunal con tres dosis de vacuna fue globalmente del 51,3%. En Canadá, sobre 16.877 casos de Ómicron, dos dosis de vacuna logro su protección 36% hasta los 59 días y solo 1% después de 120 días. Con tres dosis su protección ascendió al 61%, evitando la alta gravedad y mala evolución en el 95% de los casos.  En personas >80 años, la protección de tres dosis de vacunas, para no desarrollar covid asciende al 75,5% y sobre alta gravedad y mortalidad en el 96,4% y 95% respectivamente.. En los pacientes inmunodeprimidos, sucede de forma semejante llegando a una protección del 67% cuando la cepa en BA1, pero si es BA2 y BA4/BA5, desciende al 32%.

Todo ello pone de manifiesto la necesidad de revacunación con las modernas vacunas RNA adaptadas a estas nuevas variantes.

Los problemas de las variantes

Los problemas de estas variantes podemos clasificarlos en tres grandes grupos: a) Clínicos b.-Diagnósticos c.- Terapéuticos.

La clínica es confusa y puede iniciarse con pérdida del apetito, cefalea persistente, taquicardia o dolor torácico y pasar desapercibido. En su diagnóstico, los tests de antígenos en esta nueva era del Ómicron tienen una sensibilidad que oscila entre 78,8 y 86,7% con una media de 83%, pudiendo estar relacionado con su baja carga viral. Por último, en su tratamiento diversos antivirales y anticuerpos monoclonales anti covid comienzan a desarrollar resistencias, especialmente en BA4 / BA5, durante su tratamiento.

Por tanto, aunque siguen apareciendo nuevas variantes en otros países como la BQ1.1, etc, lo importante sigue radicando en su prevención mediante la administración de las vacunas adaptadas a las nuevas variantes, sin menospreciar el gran valor que mantienen las normas clásicas, de alta eficacia para evitar su contagio: uso de mascarilla FP2 y lavado de manos frecuente con agua o jabón o con derivados hidroalcohólicos, especialmente cuando entramos a interiores o nos encontramos en espacios con mucha gente, aglomeraciones, reuniones grandes etc.

Joaquín Gómez Gómez

Profesor emérito de Medicina-Infecciosas de la Universidad de Murcia

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