MURCIA. Ya es tiempo de adviento y con él comienzan a desfilar por nuestro plasma los anuncios más tradicionales: el hijo del Almendro vuelve a casa por Navidad con el resultado de la PCR entre los dientes; a Jesús Vázquez le sobran Ferreros porque solo ha podido invitar a cinco amigos a su fiestuqui de la Tardebuena; Charlize Theron emerge este año del río dorado de J´adore en chándal; el cava… Pero ¿qué ha pasado con el cava? ¿dónde están las entrañables burbujas de Freixenet? No consigo entender al responsable de marketing que gestiona la campaña de este respetable espirituoso catalán. Claro que hay que renovar la imagen y acercarse a un nuevo público, pero ¿quién es tan ciego como para no aprovechar el tirón que tienen más que nunca las burbujas? ¡Si son las absolutas protagonistas de la Navidad! Lo siento por el Niño Jesús que se ha quedado este año en segundo plano perdiendo todo protagonismo pero es que ellas son ¡las trending topic!
"se acabaron esas macro comidas donde el cuñadísimo de turno te comía la cabeza con sus aires de grandeza"
Las burbujas de Freixenet han marcado a varias generaciones de españoles. Esas pizpiretas señoritas con su gorrito calado hasta las cejas que les daba ese look tan ortopédico han desaparecido de nuestras vidas. La Navidad de la burbuja por excelencia y ellas no están. Incomprensible. Igual han pensado que ya bastantes burbujas vamos a tener en casa y como es bien sabido, mejor no mezclar.
Hablando de mezclar, va a ser la Navidad más pacífica de la historia en años. Ya se lo digo yo. Más de uno ha encontrado en la pandemia la excusa perfecta para no juntarse con el típico cuñado repelente y sabelotodo.
—Mamá, si en Nochebuena viene mi hermana con su marido y los críos muy a mi pesar yo no ceno con vosotros. Os quiero mucho y no quiero poneros en peligro.
—Pero, hijo… ¡Si con treinta y cinco años y todavía vives en casa!
—No insistas, mamá. Siempre me has dicho que vivo en mi mundo y entonces ¡ya seríamos tres burbujas!
Nosotros ya hemos organizado con qué burbujas nos juntamos este año. Hemos hecho una llamada grupal entre todos los hermanos y sorteado las familias. Tanto nos metimos en el papel que mi cuñado el de León cantó una línea. No saben ¡qué alegría!
Pues sí, se acabaron esas macro comidas donde el cuñadísimo de turno te comía la cabeza con sus aires de grandeza. Y más si era de un color político diferente al tuyo, imagínese la que se podría liar este año con la gestión de la pandemia.
Pero, aunque les hable en este tono sarcástico, para mí al igual que para muchos esto, lejos de ser un alivio, es una pequeña pena. Y digo pequeña porque no hay que dramatizar. Si este año no podemos juntarnos todos no pasa nada, lo importante es que podamos el que viene. Mirar el futuro con ilusión por todo lo bueno que está por venir y con la experiencia de todo lo aprendido este año es cuestión de actitud. Recuerden que es tiempo de celebrar y brindar, así que ¡háganlo! Y usted, ¿ha decidido con qué burbujas va a brindar este año?
Muchas gracias por su lectura.