MURCIA. Con su renuncia a seguir formando parte de Sumar y su inclusión en el Grupo Mixto cabe preguntarse qué es Podemos. Podemos es, según ha demostrado con insistencia en los últimos tiempos, un partido político cuya principal vocación es la permanencia propia, quedando relegado el proyecto transformador a un segundo plano. Dicho de otra forma, hace tiempo que dejó de ser un medio para conseguir un fin para transformarse en un fin en sí mismo, la antítesis de lo que debería ser la política.
La política es ese campo de batalla en el que la única forma de hacerse valer es tener el mayor peso posible, bien sea por la capacidad de movilizar a la población o por su presencia en las instituciones. En consecuencia, se ha tomado por costumbre entender que la fortaleza de un partido tiene que ser una condición ineludible para que se hagan valer sus ideas e ideales.
Pero las continuas disputas entre todas las formaciones de izquierdas han provocado, provocan y seguirán provocando una guerra por el poder completamente alejada del motivo que supuestamente los llevó allí, el de hacer por dejar un país ligeramente mejor del que se encontraron.
Podemos entendía como un suicidio político seguir volando bajo el ala de Yolanda y, tras anunciar en repetidas ocasiones la independencia de sus diputados, estos han acabado por emanciparse del todo. Pero no es tan sencillo culparles por esta decisión última, pues resulta innegable que habían sido ninguneados en cada oportunidad que había existido, sin ninguna portavocía adjunta ni presencia en el Gobierno.
"Sumar ha hecho por hacer de menos a Podemos. Y Podemos ha insistido en darle motivos a Sumar para no querer tenerlos cerca"
La batalla por el Consejo de Ministros resulta especialmente esclarecedora, pues sí hubo una oferta para que Podemos pudiera estar representado, proposición que fue inmediatamente descartada porque no era ni la cartera ni la persona escogida por los morados, Irene Montero en Igualdad. Montero, quien había protagonizado una de las mayores polémicas de la legislatura pasada, era a todas luces una persona que debía ser descartada para la primera línea de la política, una evidencia para todo el mundo menos para Podemos. Pero no por ello debían ser las cosas según decidieran entre Yolanda Díaz y Pedro Sánchez, pues lo habitual en estos casos es que la representación la obtenga la líder del partido, Ione Belarra, que no fue primera opción ni para unos ni para otros.
Sumar ha hecho por hacer de menos a Podemos. Podemos ha insistido en darle motivos a Sumar para no querer tenerlos cerca, padeciendo el mal de las viejas glorias que no saben que su momento pasó, pues quisiera yo haber visto cuál habría sido el resultado de Ione Belarra como candidata a las elecciones.
Dicho esto, queda también preguntarse qué es Sumar. Sumar es un proyecto personal de Yolanda Díaz, que pretendía aglutinar a la izquierda del PSOE bajo un liderazgo preestablecido. Para ello, resulta irremediable dar cierto poder a cada uno de sus integrantes. Integrantes donde Podemos destacaba como uno de los más relevantes, al menos antes de las elecciones.
Lo cierto es que el partido morado se ha topado de bruces con la realidad, que su insistencia por mantenerse inamovible en sus posiciones frente a viento y marea les ha llevado a la irrelevancia. Con tal de no pactar, conjugar ideas y aportar cuanto pudieran desde la humildad han preferido apretar el botón rojo y salir al Grupo Mixto. Con cinco diputados. Menos de un mes después de la formación de Gobierno y sin ninguna disputa sobre el sentido del voto que pueda haber provocado una división. Dentro de poco, me temo que la pregunta que habrá que formular será qué fue Podemos.