Escribo este texto sabiendo ya que Trump va a ser el presidente de los Estados Unidos de América y en cierta forma, pienso que, a corto plazo al menos, esto es mejor que no quedar segundo por unos miles de votos y montar una revuelta popular.
Por favor, entiéndanme, Trump presidente electo puede ser menos peligroso que Trump frustrado. Acuérdense del asalto al Capitolio, el de la cabeza de búfalo, el de los pies en la mesa del despacho de Pelosi etc. etc. Lo que está claro es que la política americana, entre otras cosas, es espectáculo y probablemente en otro contexto, durante los próximos días habría cabida para poco contenido mediático local y todos los telediarios pasarían única y exclusivamente por detallarnos lo que ocurre al otro lado del charco.
Pero para charcos el lodazal que tenemos aquí con la Dana y lo que queda. Todavía sin terminar de encontrar a todas las personas desaparecidas y con muchísimas dificultades para encauzar las tareas de limpieza y desescombro, no hablamos aun ni siquiera de reconstrucción. Y por en medio, y hablando de convertir en espectáculo las elecciones americanas, menudo espectáculo están dando algunos políticos, algunos periodistas y algunos famosos y/o influencers.
No voy a relatar aquí la sinrazón que supone la disputa de si uno es competente, o el otro, si la alerta se dio así o asá. Está bastante claro que no se tomó lo suficientemente en serio la emergencia por parte de la autoridad competente que es la Generalitat y también creo que errar es humano, incluso aunque cuesten vidas, fíjate. Para eso está, cuando toque, la petición de responsabilidades, etc.
Las lluvias que provocan las Danas y las gotas frías que tenemos por esta zona son imprevisibles, y aquí en el sur ya le vimos las orejas y la cabeza al lobo hace algunos años. Nunca mejor dicho por la fábula esa de "que viene el lobo". El lobo y el barro llegaron y no podemos enrocarnos en el error cometido al principio. Ya habrá tiempo. Y tampoco podemos poner por encima el interés del partido político o cualquier otro más que ayudar, actuar, informar con rigurosidad y saber leer este capítulo de la historia que nos ha tocado vivir.
No es el momento de salir en la foto, no es el momento de buscar votantes, no es el momento de incitar clics y virales, no es el momento de buscar audiencia.
Es el momento de estar a la altura y afrontar lo que hay. Y muy importante para mí: cuando se entierren a los muertos, y paralelamente a la reconstrucción de los municipios afectados, hay que sentarse y ver qué falló y por qué y sin demorarlo ni un minuto, poner soluciones. Establecer mecanismos legales y protocolos urgentes ágiles y simples para que, en casos así de súper emergencia vital, la burocracia no frene al sentido común.
Porque eso creo que es lo que pasó; error de percepción de emergencia, alerta tarde y burocracia sinsentido. Todo lo demás, incluidos los bulos, los periodistas enfangados, comitivas fuera de día y lugar, los aprovechados de siempre y las salidas de tono de alguna representante política son elementos orbitales que solo han incrementado el barro.