HECHO A MANO / OPINIÓN

Princesas desdichadas

Foto: JAVIER LIZÓN (EFE)
24/03/2024 - 

MURCIA. Leticia, Kate o Mary son algunas de las mujeres que culminaron el gran sueño de todas las chicas de mi generación: ser una reina plebeya.

Sí, señores, las que nos criamos rodeadas de Blancanieves, Aurora, Cenicienta, Ariel… pasamos la adolescencia soñando con un fornido príncipe azul que nos rescatara en un bello corcel blanco, de las garras de una vida anodina y mediocre. Luego llegó Paco en un Seat Ibiza blanco con un beso en los labios una noche que ibas hasta las patas, y de lo que te rescató fue de una cogorza peor. Esa ha sido la experiencia más cercana a un príncipe azul que has vivido en tu vida y que todavía estas pagando. Paco fue nuestra mejor opción, después de conocer a Eva Sannum. Estaba claro que no teníamos nada que rascar con Felipín.

Así que cuando estas plebeyas se casaron con sus príncipes respectivos, todas pensamos ¡ole tú! Pero como dice el refranero español, la suerte de la fea la bonita la desea. Fíjense que desde principio de semana, estaba decidido escribir este domingo sobre Kate Middleton en un tono jocoso, hasta que me golpeó la noticia del cáncer, al igual que a ustedes.

"debe ser terrible no poder gestionar los tiempos de la información"

Entonces empiezas a analizar tu vida y a compararla con la de ellas: el escarnio de los cuernos de Mary Donalson y sus problemas de salud mental; la presión de Kate por contar algo tan íntimo y personal como la enfermedad que está padeciendo; el examen continuo a Leticia por sus formas secas y cortantes. Todo tiene un precio y en su caso es la privacidad: esa parcela de tu vida que tienes cerrada a cal y canto y en la que solo dejas entrar a los elegidos.  

Por supuesto que ninguno estamos libres de una infidelidad o de padecer una enfermedad, pero debe ser terrible no poder gestionar los tiempos de la información. Tus tiempos. Mientras cualquiera de los mortales estamos ahogando nuestro dolor en silencio, ellas tienen en portada su momento más bajo dando la vuelta al mundo.

No sé si son desdichadas o no. Quizá eso sea mucho suponer. Lo que sí es cierto es que no hace falta ser princesa para sentirte como tal. Unos quintos al solecito con la mejor compañía y ya eres la persona más rica y afortunada del mundo. Y si quieres inmortalizarlo y subirlo a las redes pues genial, pero si prefieres quedártelo para ti y guardar ese momento como un tesoro bajo llave, el poder de la decisión es tuyo.

Gracias por su lectura.  

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