Narrado de forma introspectiva y cargada de profundidad, 'Perro come perro' ahonda en las motivaciones del suicida a través de un personaje de ficción inspirado, admite el autor, en un periodista real que tuvo un final luctuoso
VALÈNCIA (EP). Miembros de un determinado grupo o colectivo no deben atacarse entre sí, una idea que inspiró la expresión popular "perro no come perro" y que, sin embargo, el periodista vallisoletano Rubén Arranz ha puesto del revés en su primera novela, 'Perro come perro' (Círculo de Tiza), donde realiza una radiografía crítica sobre su profesión en la que, a pesar del pesimismo que transmiten sus personajes, trasciende un mensaje de esperanza sobre el periodismo.
"Quizá si aprovecháramos todo ese romanticismo que siempre ha rodeado al periodismo y que todavía queda, podríamos cambiar la situación actual", ha defendido el autor, quien reconoce, no obstante, la situación delicada que viven sus profesionales, sometidos a "la tiranía de la inmediatez" y convertidos casi en "protagonistas de una 'sitcom'" en la que "cada día se enfrentan una historia nueva sin saber muy bien en hacia dónde va la trama". "Actualmente el periodismo no aporta cosas muy positivas, pero no está todo perdido, aún puede recuperar su utilidad", ha reflexionado en una entrevista concedida a Europa Press. "Todo esta mal, pero el sector de los medios tampoco es único. Esto es renovarse o morir, o nos echamos a llorar, o los periodistas y los editores trabajamos entre todos para ofrecer algo que sea útil para los ciudadanos y por lo que quieran pagar", ha insistido.
Arranz (Valladolid, 1985) comenzó a escribir el libro, de 336 páginas, con el propósito de mostrar el día a día de los periodistas, pero frente a ese "romanticismo" que en ocasiones ha idealizado la profesión, optó por reflejar su experiencia tras "tantos años escribiendo sobre otros medios de comunicación" y abordar cuestiones como "el intrusismo" o los "padecimientos" de los profesionales, que en muchos casos se muestran "perdidos", tanto los más jóvenes como los más veteranos. Así, reconoce que el libro navega entre la novela y el ensayo, "lo que ahora llaman novela de no ficción", pero recalca que hay "mucho menos" de él en los personajes "de lo que aparenta", y sí más de personas que lo rodean.
No obstante, ha recurrido a escenarios que conoce, como Montevideo, donde se desempeñó como corresponsal para la Agencia EFE en 2014, amén de la capital de España, en la que reside actualmente y en la que ejerce su profesión para el medio digital Vozpópuli, donde cuenta con su propia sección de opinión, 'El dardo de Arranz'.
En cualquier caso, ha advertido de que en ningún momento ha buscado con esta novela "una revancha" hacia nadie, si bien admite que explicar los problemas internos de los medios "puede generar antipatía" entre algunos compañeros. "No hay ningún afán destructivo en esta obra", ha insistido. 'Perro come perro' aborda la relación de Alfredo, protagonista y narrador del relato, con su profesión y el mundo que lo rodea tras conocer el suicidio de su amigo y mentor, el veterano periodista Juan Vega.
A raíz de este suceso, Alfredo regresa de Uruguay, donde trabaja como corresponsal para una agencia pública de noticias, y comienza una nueva etapa profesional en Madrid mientras trata de comprender las motivaciones de su amigo. En esta nueva etapa vital contará con la compañía de Mariana, una urugaya que debe enfrentar los problemas de adaptación a un nuevo país y el desarraigo. A través del viaje de Montevideo a España de Mariana, así como del de Alfredo y "muchos como él" de otras provincias españolas a la capital, Rubén Arranz explora las distintas realidades de la migración, caracterizadas todas ellas, a pesar de sus matices y circunstancias, por "la alteración de las raíces" que conlleva.
Junto a eso, la salud mental, especialmente en lo que entronca con los medios de comunicación, es otro de los ejes sobre los que pivota la novela. "Las advertencias constantes al apocalipsis y las noticias de alcance que se resumen en un titular han llevado a una especia de crisis de ansiedad colectiva", explica el periodista, quien lamenta que a la vez que se hace esto, apenas se aborden con detalle las causas "porque todo se queda en la superficie", algo que, advierte, favorece que los ciudadanos sean "pasto de la manipulación".
Asimismo, las alusiones literarias son continuas en el relato, con especial protagonismo para la obra cumbre del italiano Dino Buzzati, 'El desierto de los tártaros', por la que Arranz siente especial querencia. "Doy mucha importancia al existencialismo", explica el vallisoletano, quien relaciona las "cárceles impuestas" de las que trata aquella novela con la postura general de la profesión periodística. Otras lecturas como 'Tokyo Blues', de Haruki Murakami, han sido importantes para la preparación de la novela, reconoce Arranz, un libro que comenzó a escribir nada menos que en la paradisíaca isla de Aruba, en el Caribe, adonde viajó de vacaciones buscando un destino motivador para iniciar la escritura.
Pese a los "temores e inseguridades" y algún "bache creativo" que ha tenido que enfrentar durante el proceso de redacción, el autor subraya lo mucho que ha disfrutado con esta experiencia literaria, por lo que no descarta repetir en un futuro. "Al final los periodistas somos contadores de historias, por eso hay tantos periodistas que escriben libros", ha sentenciado.