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MOLA SER PROFE / OPINIÓN

Peor sería morirse

24/09/2020 - 

MURCIA. Supongo que usted habrá visto el vídeo de la niña que, preguntada por el hecho de llevar mascarilla en la vuelta al cole, indica con total displicencia: Es un poquito peor y no puedes respirar del todo, pero no pasa nada: es mejor eso que morirse. Si no lo ha hecho, no se preocupe: puede ir a su buscador de confianza a buscar dicho vídeo. Le espero, pero no se entretenga luego con vídeos de gatitos que la cosa se va a poner interesante.

Bien, una vez informado, continuemos. Supongo que Zenón de Citio, creador de la filosofía estoica (de la que desde esta columna ya hemos hablado), estaría orgulloso de la respuesta de esta joven escolar. Es este un ejemplo de lo que los estoicos llamaban Amor fati, amor al destino. Entender que lo que tenemos ahora es lo que hay y que odiarlo sólo supone un gasto de energía inútil que no nos hará felices.

Vivimos tiempos complicados, qué duda cabe. Tiempos en los que las personas no podemos comunicarnos como lo hemos hecho hasta ahora; no podemos relacionarnos como hasta ahora. Nuestros hijos y alumnos van a los centros educativos para someterse a "entornos burbuja", que permitan detectar posibles casos de coronavirus y rastrearlos debidamente.

Hemos tenido que aprender nuevas formas de relación. Quizá todo comenzó con aquellos aplausos tan lejanos ya en los balcones. Cuando no había manera de manifestarse de otra manera. Llegaron los encuentros virtuales en Instagram y las conferencias en directo por Youtube. Aunque no llegaron, más bien nos incorporamos nosotros a los que ya estaban haciéndolo.

De hecho, ahora hasta se pueden hacer estancias en el extranjero de manera virtual. Lo leí como chiste el otro día: no hay nada más triste que un erasmus virtual. Sí, es triste. Pero más triste sería no poder hacerlo. Más triste, quizá, sería morirse.

Yo tengo mi pequeña parcela de esa tristeza, quién sabe. Se lo voy a contar y usted valora. Estoy haciendo una estancia como Investigador y Profesor invitado en la Universidad de Costa Rica, a través de un proyecto que se llama Enlace. Me dedico, entre otras cosas a dar conferencias a alumnos de la universidad, sobre todo a aquellos  que serán futuros docentes.

Hace unos días di una charla allí, desde el sitio de mi casa donde hago estas cosas. Con el cambio horario, esto se hizo por la noche. Eran alumnas y un alumno de Magisterio en Educación Preescolar, curso FD 0601 Visión planetaria de la Educación y yo les hablé sobre mi experiencia con las altas capacidades. Cuando acabamos, la profesora que me invitó, la doctora María Marta Camacho, indicó que, ante la imposibilidad de darme un aplauso por la aportación, lo que se les había ocurrido con los ponentes era que cada una de las personas asistentes dijera una palabra que resumiera lo que habían sentido durante la misma. La imagen que les muestro es lo que me hicieron llegar tras la misma:

Pues sí, es muy triste hacer estancias online. ¿Quién querría hacerlas y obtener este tipo de experiencias? No sé, pero sin esta situación lo que yo hubiera hecho con mis circunstancias hubiera sido diferente. No diré mejor ni peor: diferente. Pero, desde luego, no me dirán que no Mola Ser Profe al recibir este tipo de gestos. Sólo puedo darles las gracias a ellos por permitir que mi labor docente se haga exponencial a través de su trabajo en el futuro y gracias a ustedes por leerme cada semana.

Francisco Mateo es doctor en Ingeniería y doctorando en Ciencias Sociales y de la Educación. Profesor universitario y de Formación Profesional.

@molaserprofe / www.molaserprofe.com

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