Fotos: Marcial Guillén/ EFE
MURCIA. Pablo López (Fuengirola, Málaga, 1984) es uno de esos artesanos de la música que no proliferan demasiado en la época del streaming. "No hay nada que pueda matar el único motivo por el que se hace música, que es la interlocución entre dos personas, como mínimo", afirma el artista. Reivindica la palabra y el directo como esencia de un arte al que le ha dedicado la vida.
Su primera aparición pública se dio en Operación Triunfo. Sin embargo, una vez terminó el programa, los focos se volvieron a apagar y tuvo que remar desde abajo. Ahora, tras cuatro discos de estudio, es uno de los artistas españoles más consagrados del panorama musical. A las puertas de su quinto disco, que saldrá este próximo otoño, gira y gira por España, incapaz de seguir en casa tras un año componiendo para un artista, y amigo, como Raphael.
Pregunta. El camino habitual suele ser sencillo, disco, gira. Sin embargo, se ha saltado todos los cánones.
Respuesta. Durante 2020 y 2021 estuvimos haciendo conciertos, pero el año pasado estuve componiendo para Raphael. Ya no es una cuestión de tiempo, porque eso es inspiración pura, sino que hay que darle importancia a las canciones, lo que se traduce en tiempo. Pero sí, es verdad que me he saltado todas las reglas y, por suerte, nos ha ido bien (risas).
P. Se nota que disfrutas mucho cuando te subes a un escenario. Le tienes un cariño especial al directo.
R. Disfruto todo lo que tiene que ver con la música, pero sí me di cuenta, cuando salí a tocar hace ya 40 conciertos en esta gira, que soy un absoluto perdido del escenario. No puedo vivir de otra manera. Cuando estoy de gira me vuelvo casi inútil para cualquier otra cosa que no sea actuar. Es una forma de vida maravillosa, sobre todo cuando la disfrutas. Este año estoy disfrutando más que nunca. He aprendido de una u otra manera a saborear el camino y, como le he cogido el gusto, no puedo parar.
P. Tiene previsto publicar el disco en unos meses. ¿Cómo es el estar de gira, componiendo y grabando a la vez? Desde fuera suena un poco agotador.
R. Un poco agotador sí que es. No te voy a mentir. Por otro lado, es muy inspirador. Muchas veces venimos a casa directamente de un concierto, ya que puedo trabajar desde casa (uno de los regalos que me ha dado la vida, aclara). Llegas con una gran cantidad de información, de estímulos, de enamorarte 600 veces…Eso delante de un piano y con la tranquilidad suficiente, que a veces es lo más difícil de conseguir, es un privilegio inimaginable.
P. Habla de la gran cantidad de estímulos al volver de los conciertos. ¿Se va a ver reflejado en el disco?
R. Sí, sin duda. Casi que pedí permiso al público, también a través de vosotros, y desde luego se va a ver. Si yo ya soy intenso, imagínate en estas canciones. Creo que se me ha ido ya de madre (risas).
P. Desde que empezaste en la música, la industria ha cambiado mucho, con el llamado streaming tan de moda. Lo que no ha cambiado, y está más vivo que nunca, es el recordarnos el amor por el directo. Cada vez se hacen más conciertos, cada vez la gente va más a los conciertos. ¿Esto da esperanza para que la esencia de la música no se pierda?
R. Sin duda. No hay nada que pueda matar el único motivo por el que se hace música, que es la interlocución entre dos personas, como mínimo. Imagínate la tontería del streaming si va a poder con ello. Digo tontería porque al lado de un directo es algo nimio, muy pequeño. Es como decir: "Mira tiene 100 millones de visualizaciones". Pero ¿tienes 100 millones de personas delante? Esa es la pregunta. Si yo mirara el número que tengo en Spotify y me comparara con los de otros, igual decía "no voy a salir en directo". Es tremendo como la realidad es aplastante. La música, si hubiera un apagón, seguiría haciéndose como se hace, de tú a tú. Eso es una esperanza, como bien dices, y está aceptadísimo. A veces es un coñazo esta sobreinformación. Cuando sales al directo uno se olvida de todo y va viendo un mundo multicolor todos los días.
P. Cuatro discos de estudios, casi otros tantos de giras o conciertos, colaboraciones con muchos artistas… ¿Te cuesta creerte todo esto?
R. Cada vez más. Te lo juro. En vez de acostumbrarme, a veces me sorprende lo que me sorprendo, valga la redundancia. Es tremenda la sensación de que acabo de empezar cada día.
P. Eso habla de su sencillez, que además se transmite en tus apariciones públicas. Soy de la opinión que, cuando apareces tanto en público, es difícil engañar. Se va a ver como eres de una forma u otra.
R. Y cada vez más. Si algo bueno tienen tanta sobreinformación que tenemos en la vida es que, los que estamos algo colgados haciendo La Voz o este tipo de apariciones, provoca que tu alma esté un poquito ‘en pelotas’. La verdad es que el balance es muy positivo. No tengo la pesadez de tener que inventarme un personaje cada vez que me pongo delante de una cámara o en una entrevista. Es algo muy lícito, que si hacen algunos artistas. O incluso caminando por la calle si alguien viene a darme un abrazo.
P. Este año vuelve Operación Triunfo, que fue donde te diste a conocer por primera vez. ¿Cómo le marcó el programa? A diferencia de otros artistas, ha tenido que remar. No fue un trampolín profesional como ha pasado en alguna edición.
R. Aprendí muchísimo. Que hacer, que no hacer. Cosas que en el futuro me han servido. Es una propuesta muy digna, un programa que hace música, que eso es importantísimo…No tengo nada en contra, todo lo contrario. Lo disfruto mucho. Sobre todo, sin saberlo, aprendí muchas cosas que me han servido para esta etapa que estoy viviendo ahora. Empiezo en la música, a nivel ya profesional, con 28 años prácticamente. Ya vivido, digamos. Aprendí mucho de como manejarme a nivel artístico.
P. Además, una de tus actuaciones más recordadas es esa interpretación de ‘El Patio’ en el escenario de 0T en 2017, golpeando el piano.
R. Yo me quedé en ese momento pensando: “¿Qué acaba de pasar?”. Confluyeron muchas emociones, como te puedes imaginar, y más con una canción así. Tuve la sensación de que no estaba, y cuando acaba la canción regresé.
P. Hablando de ‘El Patio’, me surge otra pregunta. Alejandro Sanz tiene ‘Corazón Partío’ como canción de referencia. ¿’El Patio’ es la canción de tu vida?
R. Hay alguna otra, pero hasta la fecha sí. Es muy bonito que el antes y después de una carrera, con todo el respeto a La Voz u Operación Triunfo, lo marque una canción. Es el sueño de todo autor de canciones y así lo siento de alguna manera.
P. Habla en alguna entrevista que su forma de componer ha cambiado respecto a las expresiones. Ya no usa las mismas que hace unos años. ¿Cómo ha influido en su forma de componer el hecho de tener una carrera consolidada?
R. Es una pregunta muy interesante. A veces yo me lo pregunto cuando estoy en soledad con el piano. Como le doy tantas vueltas al asunto, para bien y para mal, a veces me fastidia la pregunta a mí mismo. Cuando estoy componiendo empiezo a pensar: "Este acorde que estoy haciendo o este golpe aquí, ¿es un poco de 'Tu enemigo'? ¿Es un poco de 'El mundo'?" ¿Sabes? Me he coartado injustamente, para la canción y para mí. Te lo tengo que reconocer. No te puedo negar, desde la humildad más absoluta, que si me ha influenciado. A veces me he llegado a imaginar escenarios. ¿Dónde cantarías esto? Si es en Murcia, en la plaza de Toros, ¿Cómo cantarías esto? Por eso en ese momento de salir a tocar y volver, con esa sobreestimulación y esa euforia, te olvidas de todo y sale lo auténtico que eres tú. En ese sentido es una oportunidad tremenda que no puedo desaprovechar.
P. Decía hace poco una compañera, Andrea Peláez, de COPE, que, con el fallecimiento de Pepe Domingo Castaño, se había dado cuenta que había perdido la dimensión de la figura que era Pepe después de trabajar tanto con él. ¿Le ha pasado en su entorno, de amigos, o gente de toda la vida, que haya cambiado la forma de dirigirse a usted?
R. Buenísima pregunta. Si ha pasado eso, probablemente de forma natural porque no soy nada de aspavientos ni parecido, que seguramente ha pasado, pues será parte del compendio de razones por las que hay gente que se aleja de tu vida por desgracia. De una manera indirecta, pero puede que haya pasado. La suerte que tengo es que el grueso de mi vida sigue siendo la misma gente. El otro día venía un amigo y artista, con el que llevo teniendo una amistad de 13 años o así, a mi casa. Él ha estado como en seis o siete casas mías, en las que he estado de alquiler. Ahora me he hecho una casita y vino a verme. Me decía: "Llevo viendo a la misma gente en tu casa toda la vida" (risas). Los mismos amigos, los mismos primos…Eso responde un poco a la pregunta. Si me han visto alguna actitud de presumido, la colleja que me he llevado ha sido importante. En ese sentido estoy bien cubierto de no volverme más idiota aún (risas).
P. Hace poco le leía en la revista ¡Hola! una frase suya que me llamó la atención. "Hay que abrazar la tristeza". No sé si puede explicarla, me parece muy interesante.
R. Hay que entenderla. Si no la entiendes, puedes caer en un momento de ceguera, de no tener sentimientos, como en un stand by. Hay que estar triste. Igual que hay que estar un día con las hormonas arriba o abajo. Si tienes ganas de llorar, hay que llorar. Y decirle a alguien: “Vente a mi casa, que estoy tocado”. Por mucho que estés de cara al público, porque eso puede ser peligroso. Puedes entrar en una vorágine muy peligrosa.
P. En alguna ocasión le he leído que tienes miedo a que haya un desastre después de un gran momento. ¿Cómo lidia con esto?
R. Es un poco general lo que dices. A veces hago algunas declaraciones que me vengo un poco arriba (risas). Si es verdad que todo lo importante que nos pasa en la vida proviene de un mini caos, o de un caos enorme. ¿Lidio con ello? Con un poquito de miedo a veces. Quiero que me sigan pasando cosas hermosas, pero tampoco quiero que sea una catarsis constante. Es un poco peligroso, por decirlo de alguna manera. En cualquier caso, no tiene por qué ser así, pero en mi vida sí ha sucedido esto que te digo.