CARTAGENA. Más de cinco meses después de que el Pleno del Ayuntamiento aprobara la nueva ordenanza del ruido, este pasado 30 de junio, después de paralizarse -debido al estado de alarma- el periodo de exposición pública de la misma y la presentación de las alegaciones por parte de los interesados en incluir alguna particularidad en la misma, dicho periodo ha concluido. La Ordenanza Municipal de Protección del Medio Ambiente entra, por tanto, en este tramo final definitivo en el que las partes interesadas se juegan mucho.
La concejala Cristina Mora apeló al diálogo y al consenso para encontrar ese punto de entendimiento entre los vecinos y los hosteleros, aunque no parece fácil que exista la forma de conciliar los intereses de unos y de otros si no pierden algunas de sus reivindicaciones ambos por el camino.
Hasta nueve asociaciones han puesto sobre la mesa sus correspondientes alegaciones para frenar algunos de sus artículos. Hostecar y Sin Ruido Cartagena son las que llevan la voz cantante, aunque la Asociación de Empresas del Valle de Escombreras, que también ha presentado sus alegaciones, cree que son excesivos los límites al ruido que propone la ordenanza debido la actividad desarrollada en su zona.
Hay puntos enfrentados que parecen irreconciliables como el freno -piden unos- o la ampliación -reclaman otros- de las licencias de bares en zonas sensibles como el Casco Histórico o los que se han venido a denominar conciertos de pequeño formato, que para unos, los vecinos, es un atropello "quieren convertir los bares en pequeñas salas de fiesta", mientras que para los empresarios es un impulso a la actividad lúdico-turístico y cultural de la ciudad.
Años de luchas dialécticas, de acuerdos no cristalizados, de pactos y reuniones que llegan a un punto de no retorno.
Desde Hostecar, la Asociación de Hosteleros de Cartagena dan por finalizado un ciclo que ha durado, dicen, tres años de trabajo y en el que tras más de 20 reuniones, 68 iniciativas 7 informes acústicos, 6 planos acústicos de la ciudad -donde vieron la repercusión de las aplicaciones de las normas pretendidas y propuestas-, y tres documentos en los que han recogido 97 alegaciones en las que se expusieron las necesidades del sector compatibilizándolas con el descanso de los vecinos, "han dado como resultado la estimación parcial o total de 35 alegaciones".
Los hosteleros hablaban en diciembre de un "éxito" la viabilidad de la ordenanza, "le hemos puesto sobre la mesa nuestros criterios técnicos además de la comparación con respecto a otras ciudades y la predisposición y compromiso es llevar esos artículos adelante, que son buenos para el sector hostelero y también para la ciudad. Entienden que se deben modificar y se han comprometido a hacerlo”, expresaba en su momento el presidente del sector, Juan José López.
Pero mientras en este lado de la balanza las conclusiones, a falta de un texto final, son muy esperanzadoras, en el otro, en el de un sector de los vecinos, no tanto.
Para comenzar, la plataforma Sin Ruido Cartagena, ha elaborado una batería de alegaciones en las que advierten que las administraciones públicas sirven con objetividad a los intereses generales y actúan "de acuerdo a los principios de eficacia, jerarquía y con sometimiento pleno a la Constitución, a la Ley y al Derecho".
Critican que los eventos calificados de excepcionales y de naturaleza análoga en vez de celebrarse en zonas recreativas y de espectáculos "que es lo adecuado", se celebren en zonas residenciales "con altavoces a pocos metros de las fachadas de nuestras viviendas, para beneficiar a un pequeño sector con ánimo de lucro y no cumpliendo con la Ley del Ruido".
Este "reclamo publicitario" infringirá "un trato denigrante por vivir en el casco histórico, en casas antiguas, muchas delas cuales son edificaciones de más de 40 años de antigüedad, no tienen aislamiento acústico. Ninguna ley nos obliga a soportar una norma injusta que agreda nuestros derechos constitucionales. Esta futura transgresión, si es permitida, se hará con ánimo de lucro".
Indican que los criterios de aplicación respecto a las distancias mínimas para el establecimiento de locales de ocio -los centros de suministro y venta de alcohol, como ellos los denominan- se orientaría a evitar su excesiva concentración en los cascos urbanos."El alcohol es una droga, lo dice el Plan de Prevención de drogas de nuestra Comunidad Autónoma. Y además establece que en los cascos urbanos se debe de tender a evitar la excesiva concentración de locales de venta de bebidas alcohólicas".
Piden, entre otras alegaciones desde Hostecar, que se amplíe el número de decibelios permitidos en determinados locales. E artículo 45 de la ordenanza establece que los locales del grupo b: pubs, bares,restaurantes y otros establecimientos con ambientación musical o con actuaciones en directo de pequeño formato la limitación alcanza a partir delos 95 decibelios.
Tampoco están de acuerdo desde SIR Cartagena con las actuaciones en directo de pequeño formato que "quieren convertir los bares en pequeñas salas de fiesta". Las actividades de pequeño formato "en realidad son espectáculos públicos y lo único pequeño es el local público donde se realiza. Y por ello hay que aplicar el Reglamento de Espectáculos". "La Hostelería no se ha leído la Ley de Prevención de Riesgos Laborales,en ella se aclara que llegar a 110 dB es llegar al umbral tóxico del dolor. Sise llega a 125 sería llegar al "umbral del dolor", revientan los tímpanos y puede causar la muerte de los que estén en el local”
Los políticos y la hostelería "no dicen" según SIR Cartagena"bien su frase favorita, nosotros la completamos, y es que: si se aplican y hacen cumplir las leyes de forma estricta se podrá compaginar el ocio y el descanso de los vecinos".
A partir de ahora, una vez que todas las partes han propuesto alternativas, se reunirá una mesa de trabajo para estudiar alegaciones,incorporar las que se crean oportunas y elaborar un borrador,finalizando con la aprobación definitiva por el pleno de la corporación municipal.