MURCIA. Llega el 8 de marzo, y las páginas de los diarios, los informativos de radio y televisión, o las redes sociales se llenan de mensajes, artículos e imágenes sobre del Día de la Mujer. Yo no me escondo: no me gusta el Día de la Mujer. Y si lo hay, es porque aún queda mucho por lo que luchar y desigualdad que erradicar; mientras siga nuestra constante y larga batalla será porque no hemos logrado alcanzar una igualdad real. Por eso no me gusta.
"El cambio cuesta más encontrarlo en las empresas, donde la gran barrera es la falta de medidas de conciliación"
Ser mujer no debe suponernos el renunciar a nuestra carrera profesional o no ver crecer a nuestros hijos. El mito de la madre perfecta no existe, hay que romperlo, porque, al fin y a la postre, sólo conduce a la frustración y a vivir con culpabilidad constante. Para acabar con la desigualdad de género, estoy convencida de que debemos empezar por nosotras mismas. Tenemos que darnos cuenta de que ser mujer es lo que nosotras queramos que sea, sin etiquetas: madre, trabajadora, soltera, casada, radical o conformista. Y, del mismo modo, no podemos ser nosotras las más críticas con nuestro propio género.
Por suerte, mujeres valientes y con coraje nos han ido marcando, desde hace décadas, el camino a seguir. Fruto de su dura lucha y trabajo, se ha ido evolucionando, por ejemplo, en el ámbito familiar. Por lo general, la implicación de los hombres en los hogares va en aumento o las parejas más jóvenes ya disfrutan de igualdad en el cuidado de los hijos. Sin embargo, ese cambio cuesta más encontrarlo en las empresas, donde la gran barrera es la falta de medidas de conciliación.
Aunque viene de lejos, en este último año, con la pandemia, el problema se ha acentuado, y han sido principalmente las mujeres quienes han tenido que renunciar a sus puestos de trabajo para hacerse cargo de sus niños. Por motivos como este, reclamamos con urgencia a nuestros políticos medidas efectivas, y que nos ayuden a no tener que elegir entre ser madre o trabajar.
Como he dicho, no me gusta el Día de la Mujer pero lo seguiré reivindicando mientras siga existiendo desigualdad, mientras haya mujeres que cobren menos que los hombres por hacer el mismo trabajo, mientras haya comités de dirección sin presencia femenina o mientras continúen los asesinatos, violaciones y secuestros de mujeres por el simple hecho de serlo.
Ojalá ellas en vez de tener que reivindicar, puedan celebrar un mundo en el que no exista la desigualdad que la mujer sufre desde que el mundo es mundo. Ojalá mis hijas, si lo eligen, alcancen puestos de responsabilidad en el ámbito de la empresa y no tengan que escoger entre ser madres o brillantes mujeres de éxito en lo profesional. Ojalá celebren, y no sea noticia, que las mujeres llegamos a lo más alto. Ojalá despierten las conciencias que aún están dormidas, y que toda nuestra lucha, y la de muchas otras antes, sirva para que mis hijas no tengan que celebrar este día.