TRIBUNA LIBRE / OPINIÓN

Obras son amores

7/12/2020 - 

CARTAGENA. Cuando allá por 1963 La Manga del Mar Menor entra en el ámbito de la Ley de Centros de Interés Turístico (CIT) y Tomás Maestre Aznar ya no encuentra barreras para desarrollar su enorme proyecto urbanístico e iniciar las primeras obras de infraestructura en el primer kilómetro de arena de su propiedad, para nada podría imaginar que medio siglo después aquel sueño de progreso social y económico acabaría convertido en un espacio de terreno invadido por un urbanismo absolutamente desproporcionado, donde el modus vivendi se centra en apenas 90 días/año de trabajo generado por una oferta de sol y playa en su mayoría para turista nacional y regional que disponen aquí de  segundas residencias en propiedad.

"¿Por qué no hay cultura de las tradiciones ni sentimiento de pueblo como eje vertebrador de la vida en esta zona litoral?"

Los CIT estaban compuestos por técnicos, profesionales, empresarios, sindicatos, trabajadores, hoteleros, agentes de viajes, transportistas, hosteleros, discotecas, comerciantes, taxistas, y otras asociaciones. Un CIT ha venido a significar en todos los casos el compendio asociativo de un pueblo entendido como una determinada zona del territorio que destaca por su interés turístico y aglutinaba las fuerzas sociales y económicas en torno a un fin común: la promoción turística ordenada. Y La Manga pudo disfrutar de esta condición desde su inicio hasta mediados de los noventa del siglo pasado. A partir de entonces se cambió la dinámica, cada consistorio (Cartagena y San Javier) tomarían un camino de aparente colaboración y tras la puesta en marcha del Consorcio Administrativo de La Manga muchos pensaron que el futuro de este enclave turístico único en el mundo estaría garantizado por el apoyo de la CARM.

La Manga Consorcio nació a través de un convenio de colaboración entre la CARM y los Ayuntamientos de Cartagena y San Javier, cuyos estatutos se publicaron en el BORM el día 19-04-1999, posibilitando la participación de entidades públicas y privadas sin ánimo de lucro.

Lo que en su momento significó una muy válida estructura de gestión compartida que dio como resultado una importante mejora en las infraestructuras de La Manga, hoy se presenta como un artilugio administrativo agarrotado por la inacción municipal, sin presupuesto garantizado para poder plantear inversiones plurianuales realmente importantes, lastrado por el abandono de la Comunidad Autónoma (abandonó su Consejo hace ocho años), y utilizado en múltiples ocasiones por unos y otros concejales para justificar su inacción o su inoperancia.

Y para muestra aquí les dejo parte de una nota de prensa informativa sobre la última reunión del Consejo General de esta entidad que retoma las promesas de siempre y los vacíos compromisos a los que estamos demasiado acostumbrados los vecinos de La Manga:

"El Consejo General del Consorcio acordó distintas medidas para impulsar la zona de La Manga del Mar Menor. Entre los proyectos a desarrollar, destaca la mejora del transporte público y el impulso del comercio minorista. También se hará seguimiento del Plan Estratégico para La Manga (2020-2023), que busca la desestacionalización, la mejora de la calidad de los servicios y la creación de una nueva imagen como destino seguro y sostenible".

En este punto a mi juicio sería interesante que entre todos pudiésemos dar respuesta a algunas cuestiones para ayudar a entender en qué punto del camino se encuentran nuestros convecinos.

¿Por qué no hay cultura de las tradiciones ni sentimiento de pueblo como eje vertebrador de la vida en esta zona litoral?

¿Por qué si se recaudan cada año unos 32 millones de euros en impuestos entre los dos ayuntamientos el Consorcio de La Manga no dispone de al menos un 20% de dicha recaudación para acometerse gastos plurianuales en inversiones necesarias para regenerar el tejido productivo y mejorar servicios públicos?

'Carta del turismo sostenible', que en su primer punto establece:

El desarrollo turístico deberá fundamentarse sobre criterios de sostenibilidad, es decir, ha de ser soportable ecológicamente a largo plazo, viable económicamente y equitativo desde una perspectiva ética y social para las comunidades locales.

Para cuándo desarrollar una marca de turismo sostenible teniendo los 18 km de Playa al Mar Mayor (Mediterráneo), La Isla Grosa e Islas Hormigas como eje vertebrador de una estrategia turística a nivel europeo con entidad propia y que permita abrir un camino nuevo frente a las barbaridades consentidas en torno a nuestra albufera, a nuestro querido y destrozado Mar Menor?

Si algo han podido comprobar quienes aquí residen desde hace más de 30 años es que ningún gobernante de ningún color político hasta el día de hoy se ha atrevido a defender realmente los intereses de La Manga más allá de alguna foto en campaña electoral o la presentación de alguno de los innumerables planes de inversión millonarios que han terminado uno tras otro en agua de borrajas, con el consiguiente descrédito hacia quienes aparecieron en la foto prometiendo aquello que no llegó a ejecutarse.

Reconozcamos en este punto que La Manga no ha tenido suerte con sus responsables políticos y sociales en las últimas tres décadas, en muchas ocasiones más preocupados por intentar ‘figurar’ que por hacer que esta zona litoral figurase en el nivel que se merece, en el TOP TEN de los mejores lugares del mundo para la práctica de deportes como vela, submarinismo, fotografía, siempre en entornos de sorprendente belleza.

Siempre con los dos mares a la mano y 18 kilómetros de amplias y extensas playas de espectacular fondo, donde ni el terrible coronavirus se ha atrevido a quedarse entre nosotros para enturbiarnos los amaneceres o las increíbles puestas de sol que aquí disfrutamos los 365 días del año debatiéndonos entre si es mejor el viento de levante o lebeche para pasear junto a uno u otro mar.

Y si no que se lo digan al gran viajero del mundo que tan bien conoce esta zona, porque es donde nació y a donde viene cuando su trabajo se lo permite a descansar y recargar energía. Por supuesto, hablamos del gran Paco Nadal, especialista de viajes para El País y Cadena Ser. Alguien que tampoco comprende la actual situación de decadencia con el enorme potencial aún disponible.

Pero seamos positivos porque vienen épocas navideñas y estoy seguro que nuestros alcaldes y alcaldesas verán ablandados sus corazones. Yo en este punto podría liarme a pedirles partidas económicas, reformas de tal o cual calle, de carreteras con asfalto destrozado donde nuestros vehículos se deterioran, de edificios en peligro de ruina, pero me voy a limitar a transmitir una sencilla petición en la seguridad de que podrá significar un importante punto de inicio hacia el éxito:

Pido humildemente que cualquier responsable político, técnico, social, administrativo, funcionario de cualquier Administración, Entidad o Asociación, pública o privada, que desarrolle su labor para La Manga del Mar Menor que a partir de mañana lo realice siempre con el máximo cariño y esmero profesional posible, como si esto fuese su casa, y recuerden que "obras son amores y no buenas razones".

Salvador Martínez

Vocal de la Asociación Vecinal de Cultura, Deportes y Ocio de La Manga

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