Nutrición

MITOS (IN)FUNDADOS

¿Por qué lo llaman integral cuando quieren decir pan con pipas?

No creas que por ser oscuro es más sano. La incorporación de la fibra a tu vida es necesaria, pero que no te tomen por tonto

VALENCIA. Volver de las vacaciones, subirse a la báscula y ponerse a llorar es todo uno. Para consuelo de los lectores, esta sección de Mitos (In)Fundados regresa con puntualidad, dispuesta a dar apoyo moral. Tal vez no consiga que estés más delgado, pero desde luego te inspirará a que comas mejor gracias a reputados profesionales. Así que ya puedes empezar a tachar de las lista de soluciones el compendio de “superdietas”, aquellas que prometen “limpiarte por dentro” con ayunos selectivos, infusiones de limón o cenas a base de piña. Conviene que apliques estrategias sensatas, con resultados a largo plazo, entre las que seguro que has barajado, tras una dramática clase de spinning, los productos integrales.

“Lo que se dice para adelgazar, no son. Es cierto que son alimentos que producen más saciedad por su alto contenido en fibra, pero nuestro peso no cambiará si no cambiamos nuestra alimentación”, aclara Elisa Escorihuela, nutricionista valenciana a cargo del proyecto Nutt. A pesar de su sinceridad sobre el efecto adelgazante, la experta conviene que los productos integrales son más saludables que los denominados ‘normales’. Entre otros beneficios, conllevan la disminución del colesterol sanguíneo, minimizan el riesgo de cáncer de colon, previenen la diabetes y mejoran el tránsito intestinal. La diferencia fundamental no es tanto la etiqueta ‘integral’, sino el respeto hacia la composición.

“Todos los alimentos, no solo los cereales, cuanto menos procesados los consumamos, mucho mejor”, prosigue. Nos hemos acostumbrado a los cereales azucarados de los comercios, que además son más económicos y duraderos, pero están altamente refinados. “Esto significa que se les extrae gran cantidad de la fibra, un componente que no puede faltar en nuestra dieta por la multitud de beneficios que aporta”, detalla. Por ende, pasarse a lo integral es “una manera de incidir positivamente en la salud a corto y a largo plazo”. Ya lo sabes: adiós a los bollos rellenos de chocolate (lo superarás, no eres el primero que pasa por esto); hola a las verduras, legumbres y frutos secos (no pensarías que esto solo iba de panes, ¿verdad?), además de a las pastas, arroces y demás cereales de naturaleza integral.

Dudas razonables

Bueno, ¿entonces qué pan debo comprar? “El simple gesto de cambiar el pan que consumimos puede influir en nuestra calidad de vida”, dice Escorihuela. Es por ello que siempre son preferibles las variedades integrales, aunque constituyen una rara avis dentro de los comercios. No te dejes engañar por el color marrón oscuro y el truco de las pipas por encima, porque no significa que estés realmente ante un integral, sino ante un refinado con salvado. ¿Y quién quiere productos descongelados, o directamente envasados, cuando hay hornos humeantes a la vuelta de la esquina? Olvida la bolsa de pan de sándwich y sal a comprar la barra del día. “Y ya que estamos, si es del panadero de nuestro barrio, mejor. De esta manera no solo cuidamos la salud, sino también el entorno”, apunta.

¿Hay que pasarse a las pastas y los arroces integrales? “Totalmente, aunque siempre es conveniente preguntar a un profesional, ya que puede estar contraindicado en algunas patologías”, afirma la nutricionista. También es interesante que su incorporación a la dieta sea gradual, de modo que el estómago no se vea abrumado por las dosis de fibra. En este caso no te será necesario acudir al herbolario mas recóndito, ya que las principales marcas han sacado sus propias líneas integrales (eso sí, a precios ligeramente superiores).

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