VALENCIA. ¿A qué eres adicto? ¿Seguro que a nada? ¿Ni siquiera al primer café de la mañana? ¿Y qué hay de WhatsApp? ¿Adicto a usar siempre una crema? ¿Y a comer palomitas cuando vas al cine? Todos tenemos nuestros vicios, algunos más confesables que otros. Pero cuando la necesidad pasa al plano nutricional, sobre todo en relación a un ingrediente concreto, se empieza a esbozar la idea de la adicción a la comida. Los estudios científicos en torno a este precepto se encuentran en un punto muy incipiente, pero su realización se ha disparado exponencialmente en los últimos años.
“Oficialmente los expertos que tratan las adicciones, los psiquiatras, no reconocen en su manual de diagnóstico de trastornos mentales (DSM–V) esta posibilidad”, explica Luis Jiménez, autor de Lo que dice la ciencia para adelgazar y del blog con el mismo nombre. Sin embargo, desde hace años existen propuestas de herramientas desarrolladas por expertos que se muestran convencidos de que algunos alimentos son capaces de provocar un fenómeno parecido al del tabaco o el alcohol. “También se están encontrando indicios a nivel neurológico y fisiológico que señalan puntos en común”, precisa.
Así que ya tienes algo más de lo que preocuparte: es posible que seas un adicto. Tanto si te pirras por las chucherías, como si llenas el plato de salsa de bote o deliras por las barritas de chocolate. Porque, como era de esperar, la lista de alimentos que provocan ‘mono’ viene encabezada por los productos ultraprocesados. Digeribles, sabrosos y poco recomendables.
Dudas razonables
Vale, vale, vale... ¿cómo de grave es esto? Vaya por delante que en el apartado de abuso de sustancias, que es como los expertos denominan a las adicciones, no se incluye nada relacionado con los alimentos. “Según los manuales de diagnóstico, solo la cafeína, y por descontado el alcohol, son capaces de crear un abuso”, precisa Jiménez. Ahora bien, los efectos que puede llegar a desencadenar un producto alimenticio concreto recuerdan mucho a los de otras sustancias adictivas, y esto lleva a replantearse su existencia.