MURCIA. Durante 2022 vimos cómo la inversión que sigue los criterios de sostenibilidad se ha visto afectada por factores geopolíticos, como la invasión de Ucrania, o factores económicos, como el aumento de la inflación y la consecuente subida de tipos.
Esta situación no puede ser excusa para dejar de lado la aplicación de estos criterios a la hora de tomar decisiones de inversión; es más, deberían ser todavía más relevantes para la construcción de cartera con una visión estratégica.
"la inversión sostenible ha venido para quedarse y a ser una pieza fundamental"
Como siempre, es mejor ver el vaso medio lleno y no medio vacío. Estos tres años han servido para consolidar los criterios, las métricas y los objetivos. Por otro lado, está en proceso el establecimiento de una regulación sólida y consistente, lo que nos ayudará a establecer un ámbito de actuación común a los inversores, a los proveedores y a los asesores.
También la oferta de producto se ha adaptado a la regulación, separando 'el grano de la paja', lo que hace que las propuestas estén adaptadas a los objetivos sostenibles y facilitando así la elección de los fondos como herramientas de inversión.
Desde MAPFRE, y en particular desde MAPFRE AM, estamos realizando un acercamiento prudente y coherente a la inversión sostenible, para que se convierta en una pata fundamental de nuestra propuesta de valor. Desarrollar nuestra propia metodología, base de datos, medición de resultados y generación de impacto son los objetivos que nos hemos marcado de manera interna y en colaboración con nuestros socios estratégicos. Por ejemplo, así lo hemos hecho con La Financière Responsable, una boutique francesa de la que adquirimos a finales de febrero de este año.
Otro de los puntos positivos se refiere a las temáticas a desarrollar. Y es que se abre el espectro, tanto a nivel medioambiental como social, no sólo para soluciones líquidas, como son los fondos de inversión tradicionales, sino también para soluciones alternativas.
Desde el lado medioambiental tenemos que añadir otros frentes abiertos a las temáticas tradicionales que han formado parte nuestras propuestas durante estos años, como son la eficiencia energética a través de nuevas fuentes, como es el caso del Hidrógeno Verde o el Biogás, así como su derivado: el Biometano. Considero que el desarrollo de estas nuevas fuentes de energía ayuda a reducir la dependencia del gas tradicional, lo que hace que Europa, y en particular España, sea autosuficiente. Nos hemos convertido, de hecho, en un jugador fundamental en su generación de cara al futuro.
Además de todo esto, no podemos dejar de lado la economía circular, la cual nos permite optimizar los recursos y ahorrar costes. Para estos desarrollos, la inteligencia artificial nos ayuda a buscar sinergias y a reducir de manera importante la curva de aprendizaje. Y gracias esta se pudo obtener, por ejemplo, vacunas en un plazo de tiempo récord para poder afrontar la covid, lo que nos ayudó a luchar contra la pandemia y a poder desarrollar el concepto de salud y bienestar, fundamental para aumentar y mejorar nuestra calidad de vida.
El ámbito social tiene otra arista, a la desde MAPFRE le damos una gran importancia por el origen, desarrollo y fin de nuestra compañía, Me refiero a la igualdad de oportunidades en el ámbito laboral y, con ello, evitar todo tipo de discriminación. Para ello, tenemos un enfoque pionero, en la búsqueda de los objetivos y fines sociales, mediante un compromiso global de la compañía y unas métricas que nos avalan. En el ámbito social es difícil de medir el impacto, pero con un enfoque prudente, analítico y académico estamos logrando resultados más que satisfactorios. Prueba de ello es el fondo MAPFRE INCLUSION RESPONSABLE, que invierte en aquellas empresas que promueven la integración de personas con discapacidades en el entorno laboral.
En conclusión, podemos decir que hoy más que nunca la inversión sostenible ha venido para quedarse y a ser una pieza fundamental, no sólo a la hora de tomar decisiones de inversión, sino también para compartir con las empresas las herramientas necesarias para poder aplicar estos criterios en su día a día. Además, debemos darles a entender que la implementación de estos criterios no merma la rentabilidad y desarrollo de sus estrategias, sino que es un complemento ideal para incluir en la ecuación de rentabilidad. En concreto, me refiero a aquellos criterios no financieros, que tienen un impacto positivo en el largo plazo y que, además, los inversores ya están ya requiriendo y exigiendo a la hora de tomar sus decisiones. A esto se suma la necesidad de ahondar en una educación financiera "sostenible" que nutra de nuevos conceptos e ideas que convenzan a los inversores institucionales. En definitiva, todo un reto para la industria.
Eduardo Ripollés
Director de Desarrollo de Negocio Institucional de MAPFRE AM