CON LAS GAFAS DE CERCA / OPINIÓN

Los primos (y no hermanos) de Zumosol de Marruecos

24/03/2022 - 

MURCIA. No soy un erudito en cuestiones internacionales (hasta hace poco más de un mes sostenía que Putin iba de farol), pero me atrevo a analizar las relaciones con nuestro vecino y "hermano" país del sur, asunto que me fascina.

En primer lugar, que el Gobierno de España haya respaldado el plan de Marruecos de autonomía para el Sáhara de 2007 y lo declare "la base más seria, creíble y realista para la resolución de esta disputa" es renunciar a apoyar la autodeterminación del pueblo saharaui y a seguir el mandato de la ONU para tal fin. ¿Y está bien o no? ¡Hombre, bonito no es!

Sin entrar en mucho detalle, España en noviembre de 1975 decide desalojar (bien se puede decir salir por patas) el territorio, nombrando una administración "provisional" compuesta por Marruecos, Mauritania y la Djema’a autóctona (especie de consejo de tribus). Pero el acuerdo es declarado nulo, Marruecos realiza la ocupación, España no retoma sus obligaciones y surge la guerra entre Marruecos y el Frente Polisario, legítima organización que representa al pueblo saharaui. Y hasta ahora.

"es un milagro que Marruecos tenga la estabilidad que tiene"

Entrando en aspectos pragmáticos, España no saca nada relevante a la hora de luchar por el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui. Los recursos económicos los explota directamente Marruecos y es con este país con el que ya negocia poder disfrutarlos. La simpatía que vertimos en forma de pancartas, banderitas y pañuelos, junto con los programas sociales, fruto de nuestro remordimiento son lo más relevante en nuestras relaciones. Renunciamos ya hace muchos años tomar un papel más determinante.

Mucho más compleja, estratégica e importante es nuestra relación con Marruecos. A efectos prácticos, nos jugamos muchísimo más.

Este país controla los flujos migratorios de ilegales, es un socio económico de primera fila y es el socio estratégico de USA y Occidente en un terreno cada vez más peligroso como el Sahel donde precisamente se hacen cada vez más fuertes los movimientos terroristas y Rusia. Es nuestro aliado.

¿Y por qué resulta tan difícil mantener una relación sin sobresaltos con este país "aliado"? Tiene su complejidad. Para mí, es casi un milagro que este país tenga la estabilidad que tiene. Con un PIB per cápita que no alcanza los 3.000 euros anuales y que supone la décima parte de un país limítrofe como España, una población con un alto porcentaje de personas sin trabajo que tiene a millones desplazados en otros países, foco de movimientos radicales islamistas que de forma latente ejercen su influencia, con una represión interna que incumple cualquier tratado de derechos humanos en zonas como el Rif y un estado de corrupción generalizado, era y es carne de cañón para una Primavera Árabe.

 Sin embargo, en apariencia cuenta con un férreo control por parte de la Casa Real Alauí y por el llamado majzén u oligarquía política y económica que se mantiene en torno a ella. Y con dos bases muy claras: el ultranacionalismo y la doble condición del Rey como Líder político y Líder religioso por su descendencia directa del Profeta.

Desde ya antes de su independencia en 1956, Marruecos siempre ha mantenido una postura radicalmente nacionalista, aupada por la idea del Gran Marruecos del movimiento que fundó el Istiqlal y que asumió a la perfección el monarca Hasan II. En la actualidad, la ausencia del representante marroquí en la votación de condena de la ONU a la invasión rusa de Ucrania da una pista de su postura ante movimientos expansionistas. Ésta es la base de la agresividad y rudeza de su diplomacia, que la ejerce con un estilo bastante peculiar. La gestión de los tiempos y de la parafernalia junto con su extorsión permanente y mensajes velados la hace única y desconcertante. En realidad, no es más que una forma de mantener la firmeza en el interior. No es de extrañar que en el año en que la salud del Rey ha estado en entredicho se haya intensificado la exigencia de la soberanía marroquí sobre el Sahara y hayan tensionado la relación con su vecino "hermano".

"el paso dado por el Gobierno puede que haya sido inevitable y lo mejor a nivel práctico"

Pero esta forma de ejercer la diplomacia requiere un espaldarazo al estilo del "primo de Zumosol", y ahí aparecemos nosotros, Occidente, encarnado en Estados Unidos y la Unión Europea. La insolencia es absolutamente consentida y avivada. Hay que mantener el Régimen a toda costa y no nos pesa si hemos de hacer un poco el ridículo (caso de España) o legitimar lo ilegítimo (caso de Estados Unidos). Todas las negociaciones con Marruecos esconden muchos más acuerdos de los que se manifiestan. Permitimos airear las que hace más fuerte al régimen y callamos las que nos beneficia a nosotros y a ese majzén, con dudosa utilidad para el resto del país norafricano.

Volviendo a la actualidad, pero desde este enfoque, el paso dado por el Gobierno español puede que haya sido inevitable y lo mejor a nivel práctico. E incluso es posible que los acuerdos no aireados nos beneficien. Pero este juego es ya infumable. Con nuestro peso irrelevante en el mundo no podemos aspirar a un liderazgo diplomático, pero podemos, al menos, mantener un cierto respeto siendo fiable y escrupuloso con la legalidad internacional. La cesión, aunque sea fingida, a las extorsiones de Marruecos, son difíciles de digerir, pero alinearnos contra las resoluciones de la ONU es un límite que no debemos pasar. España debe tener entidad suficiente para imponer un nuevo estilo en las relaciones diplomáticas con Marruecos. Con el fin de que sean buenas, por supuesto. Nos va en ello mucho. Pero no desde el chantaje, sino desde acuerdos de mutuo beneficio, al estilo más occidental. Y eso requiere asumir las consecuencias, que pueden ser nefastas. La integridad de nuestro territorio, la presión migratoria y las dificultades comerciales pueden ser una broma al lado de tener una república islámica a 14 km. Pero estar sometido a esta continua extorsión no nos garantiza un horizonte sin esos problemas. Es pan para hoy y hambre para mañana.

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