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el pasico del aparecido / OPINIÓN

Ni con unos, ni con los otros

20/12/2022 - 

MURCIA. Como es bien sabido, el PP presentó un recurso de amparo pidiendo suspender de forma cautelarísima la tramitación de la norma que modifica el modo de elección de los miembros del Consejo General de Poder Judicial (CGPJ) y del Tribunal del Tribunal Constitucional (TC). Escribió este Pasico el Aparecido antes de que el TC hubiese decidido qué hacer con ese recurso contra la reforma promovida por el gobierno español. Y deliberadamente lo escribió antes para dejar clara constancia de que, sea cual sea la decisión del TC, en este descalzaperros no está ni con unos, ni con los otros.

Ya en un Pasico anterior recomendó a un recién llegado Feijóo que se apresurase a llegar a un acuerdo con el gobierno español para renovar el CPGJ. En realidad, eso era tarea del Congreso, presidido por una señora Batet que se ha mostrado completamente pasiva en este asunto, pero casi todos habían asumido que la negociación real se daría entre el gobierno español y los dirigentes del PP. Es verdad que se iniciaron conversaciones, pero Pons, por el PP, anunció que las suspendía por sospechar que el gobierno estaba pactando con IRC derogar el delito de sedición. La sospecha no era infundada, como luego se comprobó, pero el PP debería haber culminado la negociación. Un partido de Estado, que ha gobernado y gobernará la nación, no puede obviar las previsiones legales sobre los plazos de renovación de ningún órgano del Estado, como lo son el CGPJ y el TC. El Aparecido expresa públicamente su más enérgico rechazo a la negativa del PP a negociar con el gobierno español el nombramiento de nuevos miembros de esos órganos.

"Eso equivale a pasar de obligar al consenso entre las dos grandes opciones políticas españolas a facilitar que una se imponga sobre la otra. Inaceptable"

Por otra parte, también condena la propuesta de reducir las mayorías necesarias para las renovaciones y el truco de intentar hacerlo por la vía de incluir las nuevas normas como enmiendas a la reforma del Código Penal en trámite. En este caso, el desacuerdo con el PSOE y sus aliados afecta tanto al fondo como a la forma. Aflojar los requisitos para nombrar a los sustitutos de los titulares caducados transformará unos órganos mayorías reforzadas, como prevén prudentemente las normas que lo regulan, por unos de mayorías simples. Eso equivale a pasar de obligar al consenso entre las dos grandes opciones políticas españolas a facilitar que una se imponga sobre la otra. Inaceptable. Mejor sería, para eso, que los eligieran los propios jueces.

Tampoco el método elegido para la reforma es aceptable. Ya hay jurisprudencia de que no vale meter enmiendas que no tengan conexión material alguna con lo regulado en una ley en trámite. Y no conviene ratificar el nefasto criterio de que las actuaciones previas mal hechas sirven de precedente para repetirlas. En este caso, que el PP haya aplicado alguna vez ese obsceno método de meter cuñas en leyes pensadas para otra cosa no sirve como atenuante para que el PSOE haga lo mismo. Más bien es un agravante, porque si la primera vez podía caber alguna duda de que ese procedimiento fuese adecuado, repetirlo roza la prevaricación tras los dictámenes judiciales de lo han rechazado. Lo identificado como erróneo es un precedente para evitar repetirlo, no para insistir en el mismo modo. Hasta el separatista Aragonés ha dado indicios de que ha comprendido que ningún referéndum de autodeterminación regional es viable sin modificar antes la Constitución, de modo que la actitud del PSOE y Podemos en este asunto es del todo inapropiada, pues cometen la ilegalidad a sabiendas.

Por último, el Aparecido reprueba por completo los exagerados reproches que se han cruzado los dos bandos. Ni el gobierno español es ilegítimo, aunque su presidente haya hecho en muchos asuntos justo lo contrario de lo que prometió y esté facilitando a los separatistas su labor desintegradora de la nación española, ni los jueces y magistrados son golpistas con togas, ni los que han planteado el recurso han tratado de acallar al Congreso, sino solo de evitar que se empleen métodos legislativos que ya se sabe que no son apropiados. Dada la supina ignorancia jurídica de varios miembros del gobierno, como los que tachan de machistas y fascistas a los jueces que reducen las penas a los agresores sexuales al aplicar su llamada ley del solo sí es sí, no extraña que piensen que un parlamento puede hacer lo que quiera si reúne la mayoría suficiente de votos para imponerlo, pero en el gobierno hay ministros con la suficiente formación para saber de sobra que también los parlamentos tienen que respetar las normas que rigen sus actuaciones. En efecto, pueden legislar sobre todo lo que sea de su competencia, pero no pueden hacerlo de cualquier forma, ni sobrepasarlas. Pretender que las mayorías parlamentarios carecen de límites a su voluntad legisladora es el camino más corto para transitar de una democracia representativa a una democracia populista, que no sería, en realidad, verdaderamente democrática. De hecho, es el argumento que dieron los ahora mimados separatistas catalanes cuando materializaron su sedición. Y fue precisamente el PSC el partido que solicitó el amparo de TC para que la Asamblea de Cataluña no siguiese adelante con proyectos de ley de desconexión manifiestamente inconstitucionales y también para evitar que el sedicioso Puigdemont fuese reelegido presidente de la Generalidad. En suma, ni es verdad que una mayoría del Congreso pueda hacer lo que le venga en gana, ni es verdad que solicitar la opinión del TC equivalga a un golpe de Estado. Igual que las mayorías tienen que atenerse a las normas preestablecidas incluso para modificarlas, los recursos a los tribunales nunca atentan contra la democracia, sino que la refuerzan.

Y tampoco es verdad que los recursos solo puedan presentarse una vez aprobadas las leyes, pues también cabe recurrir el modo de tratar de aprobarlas, que es lo que se ha recurrido en este caso.

Una vez criticados en profundidad las lamentables actuaciones de ambos bandos en este asunto, podría parecer que el Aparecido queda en absoluta soledad. No hay tal. Sigue en compañía de mejores amigos, cuales son la Justicia y España.

  1. JR Medina Precioso
  2. jrmedinaprecioso@gmail.com

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