Necromancia en la Región de Murcia del siglo XIX

MURCIA. Si buscamos el término necromancia en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española observaremos que se define como el "procedimiento adivinatorio que consiste en predecir el futuro por medio de la invocación a los espíritus de los muertos". Una práctica que tenemos documentada desde época clásica en las fuentes y obras como La Metamorfosis (El Asno de Oro) de Apuleyo, en donde la esposa de un infiel molinero contrata a una bruja para matar a su marido y la bruja envía a un espíritu a realizar este trabajo.

Etimológicamente es una palabra griega que podemos dividir en 'νεκρός' NEKROS (muerto) y 'μαντεία' MANTEIA (adivinación), por lo que se puede traducir perfectamente como “el predecir por los muertos”; en este sentido lo que se hacía es realizar un uso muy determinado de los espíritus en beneficio de una persona determinada.

En la Región

Aunque suene a leyenda y sin abrir debate de la realidad de esta práctica, en la Región de Murcia tenemos documentados grupos o logias destinadas a realizar el contacto con el más allá con fines pocos definidos, que iban desde la simple curiosidad hasta la creencia de poder apresar un ánima y someterla a la voluntad de los vivos.

Tal es el caso de la sociedad espiritista Ecos de Ultratumba, fundada en 1892 en la ciudad minera de La Unión, en donde eran conocidos por realizar prácticas esotéricas en base a "mesas parlantes", o, lo que es lo mismo, ouijas. Francisco Ródenas llega a seguir el rasto desde la década de 1870,. Así, en 1876 cierto espíritu ordena mediante escritura automática a través de un médium abofetear a uno de los allí reunidos. Este consulta con otra médium allí presente y la orden es confirmada provocando, por la gravedad de los golpes ejecutados, una gran reyerta. Esta sociedad espiritista llegó a colocar en sus anuncios que disponían de un "médium sonámbulo y de efectos físicos y varios de escritura" para realizar sus experimentos.

"Están locos"

Este podía ser uno de los muchos calificativos que recibirían los componentes de este tipo de sociedades por sus propios coetáneos. Siguiendo los trabajos de  José Sánchez Conesa, este nos ilustra con la recreación de una de esas sesiones, de forma satírica, realizada, a su vez, por el periodista Francisco Cervantes en 1876. Realizada en  misma sede de La Sociedad (Calle Morriones 13). varias personas entorno a una vela ponen sus manos encima sin apoyarlas mucho. Todos juntos invocan a un espíritu y esperan, escépticos a que algo suceda:

"Un movimiento (circular) del velador advierte a los reunidos que hay un espíritu que desea comunicarse:  Espíritu, ¿estás aquí? El velador levanta una de sus patas y da un golpe que se sobreentiende como afirmación. El espíritu está aquí. Dinos tu nombre…"

Seguidamente, en la recreación del testigo, la supuesta comunicación con el presunto espíritu presente se establece por medio de un tablero con el alfabeto pintado. Todos comienzan a gritar cuando  nuevos movimientos provocarán golpes de pata de la mesa al señalar determinadas letras que compondrían el mensaje:

"¡Se llama Ana!, dicen los circunstantes. ¿Ana de qué?, interrogan. ¡Es ella, ella misma la que nos está hablando!"

Un Murciano reconocido entre ellos

Una de las personas habituales en estos encuentros era Carlos Franceluis (1817-1899), médico dentista en Murcia, ruso de nacimiento, masón conocido en Cartagena como Frank en la Logia Antigua Sparta y Archivero en la Logia Caridad de Murcia. Dueño de parte de las minas de Mazarrón, llegando a adquirir el Castillo de los Vélez de esta población. Actualmente se encuentra enterrado en una pirámide (construida sólo la base) en el Cementerio de Nuestro Padre Jesús de Espinar (Murcia).

* Santi García es autor del libro 'Murcia, Región Sobrenatural'