CARTAGENA. Es posible que con este titular la mente evoque directamente la celebración del ‘Día de la Región de Murcia’ con el que cada 9 de junio conmemoramos en esta Comunidad Autónoma la aprobación en 1982 del Estatuto de Autonomía, día e hito que compartimos con La Rioja, autonomía que con no ser ‘Región de Logroño’ ya demostró más voluntad integradora que la nuestra en los 39 años de vida de este texto.
Un texto que será objeto de una amplia reforma cuando resulte aprobado tras su defensa, el próximo martes 8 de junio, en el Congreso de los Diputados. Allí lo harán valer Joaquín Segado (PP), Diego Conesa (PSOE) y María Marín (Podemos).
"Cartagena, que iban a convertir en capital legislativa, al estilo Mérida y Santiago, queda degradada a sede de la Asamblea Regional de Murcia"
Es precisamente esa reforma la que no se puede celebrar, al menos por aquellos que creemos en que esta Comunidad Autónoma, cuatro décadas después, puede aspirar a ser algo más que el desagüe de España -personificado en el Mar Menor- en torno a una Murcia grande y libre, pero no tanto como Madrid, claro.
Con algo más me refiero a un proyecto de vida en común, de desafíos compartidos, un reto ilusionante y sin rencores para 45 municipios y millón y medio de habitantes en este rincón del sureste. Justo lo contrario que consagra la propuesta de reforma, cuyas 216 menciones a Murcia lo dejan claro.
Sí, estoy convencido de que el nombre de la Comunidad Autónoma y la consiguiente vecindad civil de murciano que nos cae a todos supone una barrera insalvable para poder compartir otras metas. También lo estoy de que esa convicción es mayoritaria.
La reforma exprés, o la del expreso porque presumían de haberse puesto de acuerdo en la cafetería, guarda otras perversas y excluyentes sorpresas. La primera, la de complicar la creación de comarcas aumentando a 3/5 de los diputados la mayoría necesaria y cambiando el mandato de obligatoriedad aprobado en 1982 – y contumazmente incumplido por San Esteban -, por la posibilidad de hacerlo.
Y es que no hay mejor manera de mantener un reparto injusto del Presupuesto y de la acción de Gobierno que impedir que existan agrupaciones de municipios con intereses comunes que defiendan a sus habitantes. Así que, como ven, PP, PSOE, Cs y Podemos, muy distantes entre ellos, tuvieron y tienen claro que aquí no les conviene descentralizar. Salvo que salte la sorpresa en Las Gaunas – estadio de Logroño, otra vez- y no acepten esta regresión.
Si de solidaridad se trata ya saben que la herramienta más útil - para el millón y medio de habitantes- hacia dentro y, sobre todo, hacia fuera es la biprovincialidad. La única forma directa de aumentar el peso de la Región y sin contraindicaciones de ningún tipo. Aunque siempre les ha generado ‘reacción’ a los partidos nacionales que lo han vuelto a dejar para otra reforma, como hicieron en 2007 con las 50.000 firmas presentadas por MC, que hoy serían muchas más.
No puedo terminar sin hablar del municipio de Cartagena, al que decían que iban a convertir en capital legislativa, al estilo Mérida y Santiago de Compostela, y han degradado a sede de la Asamblea Regional de Murcia.
Otro ejemplo de la murcianización del texto, que les ha llevado a apellidar el Parlamento regional como ‘de Murcia’, algo que no hacía el Estatuto de Autonomía vigente, ni el Reglamento de la Asamblea. Se conoce que dejarlo estar o nombrarlo por su ubicación en Cartagena se les hacía muy cuesta arriba.
Menos mal que cuando vuelva de las Cortes sí que podremos celebrar el referéndum que establece el art. 98.3 para que democráticamente votemos esta reforma, porque no tendrán la tentación de eliminar este refrendo ciudadano, ¿verdad?
Jesús Giménez Gallo
Presidente de MC Cartagena